"Mi objetivo de esta semana es conseguir cien 'me gusta' con una foto mía en Instagram". Eso le dijo hace dos semanas una niña de 12 años a Silvestre del Río, policía tutor en Marratxí.

"¿Qué será capaz de hacer esta niña para conseguirlo?", preguntaba ayer a los padres que acudieron para escucharle al club de opinión de este diario [vea aquí las imágenes]. "Pues va a aceptar a cualquier seguidor, sea quien sea", respondió. ¿Y qué foto pondrá? "Pues seguramente no será una foto leyendo un libro", señaló.

Tras más de diez años trabajando con menores, Silvestre del Río sabe qué hacen los críos en internet, los problemas que eso les causa y los riesgos a los que se exponen. Lo ve cada día en su trabajo. Eso le animó a impulsar Educando Proteges, junto a Joan Sans.

Las Navidades pasadas impulsaron la campaña Únete a la resistencia: Yo tampoco se lo doy buscando concienciar al máximo de padres para que no den un smartphone a sus hijos antes de los 12 años, como mínimo. La idea es hacer tribu y evitar la presión filial del 'es que todos lo tienen', aunque de todas formas el policía fue muy claro ayer: "Prefiero que mi hijo sea un excluido social que un abusado".

¿Es alarmista esta frase? Del Río recordó que también le tacharon de exagerado cuando en una entrevista realizada por este diario en diciembreentrevista realizada por este diario en diciembre (y que acumula más de 600.000 visitas en la web, incluyendo muchas del extranjero) aseguró que "dar un móvil a un menor de 12 años es como dejarlo solo de noche en la calle".

Ayer argumentó su frase mostrando a unos padres deseos de información y pautas, lo fácil que es que un adulto desconocido contacte con sus hijos a través de redes sociales y consiga imágenes o vídeos suyos.

"Nadie quiere ser el malo"

Por falta de tiempo o conocimiento o "por no querer ser 'el malo' que pone límites", los adultos "dejamos a los niños indefensos ante multitud de riesgos que ni siquiera conocen". Ir por el mundo virtual "es como conducir", razonó: hay que esperar a determinada edad para hacerlo y alguien tiene que enseñarte a circular.

"Los chavales viven en la dictadura del like y todos quieren ser youtubers, influencers o gamers", explicó, "sus referentes son personajes como El Rubius o AuronPlay y toman como modelo el consumismo compulsivo y banalizan la exhibición de su vida íntima".

De la larga lista de riesgos existentes, Del Río analizó solo algunos, empezando por las apuestas online: "¿Cómo apuestan si son menores? Hacen un bote y se lo dan a algún repetidor, a un primo o hermano mayor", narró: "Les engancha la inmediatez y poder hacerlo desde cualquier lado".

Como todos los chavales de todas las épocas, los jóvenes de hoy quieren encajar. Y para lograrlo buscan seguidores y repercusión a cualquier precio. Incluyendo participar en muy peligrosos retos virales, que incluyen dar información a desconocidos, ponerse en riesgo y autolesionarse. Él ha visto varios ejemplos en su día a día.

Contó por ejemplo que se enteraron de que un grupo de niños se habían grabado rompiendo los retrovisores de toda una calle para así entrar en un grupo de WhatsApp que tiene como requisito grabarse cometiendo un delito. Eran de Primaria, de menos de 12 años.

Un tercio de los chavales de entre 11 y 16 años ha practicado sexting (enviar imágenes con contenido erótico), otra gran amenaza. No son conscientes de que una vez que algo corre por internet "nadie puede pararlo" y es habitual que vídeos y fotos eróticas acaben en más teléfonos que el del destinatario original. Y eso, al hablar de menores, "es tenencia y distribución de pornografía infantil", recordó el policía.

Otro peligro al alza es el grooming: cuando un adulto les contacta por internet y se hace pasar por menor de edad para establecer una relación, ganarse su confianza y lograr así que les manden fotos suyas comprometidas o incluso quedar con ellos. Tener vídeos o material de los pequeños les puede servir además para luego extorsionarles.

Las vías para que un desconocido contacte a un menor son casi infinitas y muchas redes sociales lo favorecen. Y no basta conocer Facebook e Instagram ni 'hacerse amig0' de nuestro hijo en estas redes: "Es normal que tengan varias cuentas", aseguró Del Río, "y en los chats privados y en los directos no sabemos qué hacen".

Mencionó redes que están en auge entre los jóvenes, empezando por Tik Tok, la preferida por niñas de 7 a 14 años, que suben vídeos bailando reaggeton y haciendo movimientos que simulan el acto sexual y que cualquiera puede descargarse en su ordenador. F3 es una extensión de Instragram por la que cualquier persona te puede hablar y hacerte preguntas personales de forma anónima. Chatroulette te pone en contacto con desconocidos y se ha convertido en un escaparate de imágenes de alto contenido sexual. Y Azar, contó Del Río, es un servicio de videollamadas para mantener relaciones sexuales con un desconocido aleatorio.

Algunos padres tomaban notas ayer, interrumpían al policía para preguntarle algo concreto o hacían fotos de las diapositivas que mostraba. Estaban dando el primer paso necesario para proteger a sus hijos en internet: formarse y conocer el entorno digital.

Hay que conocer y hay que educar, subrayó el ponente. "poner límites y acompañar". Y también, insistió: dar ejemplo. Y eso implica atajar nuestra dependencia del móvil aplicándonos restricciones. Silvestre del Río concluyó con un consejo final: "Sé el adulto que quieres que tu hijo sea mañana".

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Exposición

Los menores de 2 años no deberían estar expuestos a las pantallas; entre 2 y 5 años, máximo 30 minutos diarios supervisados; entre 5 y 12 años, máximo una hora y con control parental. Nunca dejarles solos con ellas en su cuarto.

Primer móvil

No darles un móvil hasta, como mínimo, los 12 años. Tratar de hacer piña con el resto de padres con esta misma idea ("Yo no se lo doy") y conformar "la resistencia" para evitar la presión del hijo y el "pero es que todos los demás tienen".

Contrato

Al entregar el móvil, firmar un contrato con claúsulas como "el móvil es mío, yo te lo presto"; "siempre conoceré las contraseñas"; "no enviarás imágenes de tus partes íntimas o de otra persona" o "los fines de semana me lo darás".

Informarse

Los padres deben conocer el entorno digital (qué aplicaciones usan los jóvenes, qué softwares de control parental existen, qué retos virales hay...) y ser conscientes de todos los riesgos que existen (sexting, juego online...).

Educar

Los adultos deben dar ejemplo, atajar su dependencia del móvil y prestar atención a sus hijos. Deben acompañar a los jóvenes en su aterrizaje virtual y supervisarlos. Crear confianza pero también poner límites.

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