Moisés López nació en Barcelona en 1958 y de muy joven, cuando finalizó la carrera, se fue a vivir a América Central, donde trabajó como ingeniero agrónomo. Hace unos cuatro años decidió volver, cuando nació su hija, y se fue a vivir a Alcúdia, donde junto a su pareja puso en marcha una cooperativa agraria. López asegura que "todo iba bien". Había aprendido mucho en aquellos 22 años en el extranjero y estaba animado con el nuevo proyecto personal y familiar. A pesar de que sufría cierto estrés, reconoce que seguía buenos hábitos en cuanto a alimentación y ejercicio físico. "Lo malo es que fumaba muchísimo", reconoce.

El pasado mes de febrero, de forma totalmente inesperada, empezó a sufrir unos síntomas desagradables: le costaba tragarse la comida y se atragantaba. "Al principio pensé que se me pasaría, que debía de ser alguna inflamación y no fui al médico". Al cabo de unas semanas hubo un momento en que ya no podía tragar alimentos sólidos y fue a urgencias, al hospital comarcal de Inca. A través de una gastroscopia le diagnosticaron lo que más se temía: cáncer de esófago.

"Yo ya había leído algo por internet y sospechaba que lo tenía, pero enfrentarse a la realidad fue como si te cayera una jarra de agua fría, como si te pusieran fecha de caducidad; las posibilidades de supervivencia dependían de tantos factores que ni ellos lo sabían".

Según López, los médicos no veían metástasis, pero el grado del tumor era entre dos y tres, y por lo tanto requería quimioterapia y cirugía. La recomendación que le hicieron desde el hospital fue una cirugía "muy radical", puesto que le dijeron que habría que extraer todo el esófago y el estómago. López asegura que recibir esta noticia fue peor que saber que tenía cáncer porque le esperaba una calidad de vida "pésima". El choque fue "tan grande" que decidió abandonar el tratamiento e iniciar una terapia alternativa para superar el cáncer, "al menos durante un mes". López matiza que su familia y los médicos le apoyaron si cumplía el plazo establecido.

Desgraciadamente, al cabo de unas semanas se dio cuenta de que no mejoraba y regresó a la medicina tradicional, pero con una condición: "Fui a ver al médico de cabecera y le pedí si conocía otros métodos menos agresivos para combatir el cáncer". El doctor me habló de un caso exitoso en el hospital Trueta de Girona, donde usaban "una técnica pionera en toda España y muy poco agresiva". Me puso en contacto con el doctor Roig -actual director del hospital transfronterizo de la Cerdaña-, quien introdujo la cirugía por laparoscopia y toracoscopia cuando ejercía en el Trueta. "Hablé por teléfono con él y enseguida me convenció".

"Buenas sensaciones"

"Con este tipo de cirugía, la complejidad de la operación se reduciría mucho, puesto que solo habría que hacer unas pocas incisiones en el estómago y en el esófago y la recuperación sería mucho más rápida, nada que ver con la severa intervención que me tenían que hacer en Mallorca", recuerda López. El doctor Roig le explicó "maravillas" de la actual unidad esofagogástrica del Trueta, con el doctor Marcel Pujadas como referente.

Después de someterse a cuatro ciclos de quimioterapia, Andrés López se operó en Girona el 1 de octubre. La intervención fue todo un éxito y la recuperación fue "muy rápida". De hecho, López asegura que enseguida tuvo "buenas sensaciones" y, por eso, "siempre" estará agradecido a todo el personal del Trueta por su "trato humano excepcional". "Me hicieron reflexionar sobre el hecho de que no hay que ir muy lejos para encontrar una buena sanidad pública, puesto que la tenemos cerca de casa y lo tenemos que aprender a valorar más", explica.

Las doctoras García y Codony, y el doctor Pujadas. A. RESCLOSA

El doctor Roig es especialista en cirugía general y digestiva, y fue jefe de esta sección del Trueta durante muchos años. Actualmente dirige el hospital transfronterizo de la Cerdaña. Roig confirma que la cirugía mínimamente invasiva para tratar el cáncer de esófago fue pionera en el Trueta, tal como dice López. A finales de los años 90 se empezó a trabajar por laparoscopia y toracoscopia. Los hospitales de Bellvitge y el Clínic fueron algunos de los pioneros con intervenciones de poca complejidad y muchos médicos catalanes se fueron a formar a Europa y los Estados Unidos para importar esta nueva técnica, uno de ellos es el doctor Roig.

Las primeras cirugías que utilizaban esta técnica en Cataluña fueron de estómago y se hicieron en el hospital de Bellvitge. El Trueta de Girona, junto con el de San Sebastián, fueron los primeros en operar el cáncer de esófago por cirugía mínimamente invasiva en todas sus fases, en 2007. "La complejidad de la operación y el hecho de que no se hiciera en ninguna otra parte fue un riesgo, pero a la vez un aliciente para introducirla en Girona", explica Roig. Al cabo de doce años, la técnica ya se ha extendido prácticamente al resto de España.

El equipo actual de la unidad esófago-gástrica está formado por el doctor Marcel Pujadas, como referente, y Clara Codony y Elisabet García como cirujanas adjuntas, además de todo el equipo de enfermería y anestesia especializado en este ámbito. Pujadas coincide con Roig, puesto que recuerda que este tipo de cirugía se fue introduciendo "lentamente" a finales de los años 90 y que supuso un "cambio necesario" para "dejar atrás" la cirugía "abierta".

Un impacto mayor

"Cuando llegué solo se operaban vejigas con esta técnica, hizo falta mucha formación y cada cual fue encontrando su camino" para poder adaptarse a "una nueva manera de hacer". Marcel Pujades admite, también, que introducirla en este tipo de cáncer "es difícil" porque se opera una media de 12 o 14 pacientes el año. "No es un tumor como los otros puesto que es poco frecuente, por eso requiere más complejidad y el impacto de cara afuera es más grande", matiza.

En el caso de las doctoras Codony y García, cuando eran residentes ya estaban acostumbradas a ver esta técnica. "Para nosotras era más extraño ver operaciones en abierto que no por laparoscopia o toracoscopia", admiten. De hecho, la técnica ha ido mejorando a lo largo de los años con la introducción del 3D, entre otros avances.

La novedad más reciente es la introducción de la robótica en la cirugía de cáncer de esófago, metodología que todavía no se había usado nunca en esta tipología de tumor. Pujadas, Codony y García admiten que la tecnología se irá introduciendo cada vez más en la cirugía. En este nuevo contexto, si hay profesionales que se muestran reticentes o "ponen palos en las ruedas", tendrán que admitir que los beneficios que supone para la medicina son incuestionables.

Innovación

La laparoscopia es una técnica quirúrgica que permite observar el interior del abdomen. Por eso se realizan pequeños cortes en la pared abdominal y, a través de estos, se introducen cámaras, pinzas, hojas y otros aparatos muy pequeños que permiten manipular las vísceras internas sin tener que abrirlo del todo. Es una técnica mínimamente invasiva, como la toracoscopia, que se centra en el tórax. Las principales ventajas son: recuperación más rápida, menos tiempo de hospitalización, menos cicatrices, menos dolor y menos anestesia. En el caso del cáncer de esófago, las secuelas no son muy considerables; hay que mantener una buena dieta concentrada con muchas comidas y poca cantidad.

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