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Tragedia aérea

El aeródromo de Binissalem concentra 5 de los 8 últimos accidentes de ultraligeros

En la última década, los siniestros aéreos con presencia de este tipo de aeronaves han dejado 11 muertos en Mallorca

El aeródromo de Binissalem concentra 5 de los 8 últimos accidentes de ultraligeros

Mallorca ha registrado ocho accidentes protagonizados por aeronaves ultraligeras motorizadas en la última década, en los que fallecieron 11 personas (incluidas las siete víctimas del pasado domingo). En cinco de esos siniestros, fueron aparatos que operaban desde el aeródromo de Binissalem. En otros dos casos, el campo de vuelo de Petra era la base de operaciones, mientras que el otro incidente se registró en las instalaciones de Son Albertí (Llucmajor).

El pasado domingo, el ultraligero AeropraktL2 con matrícula EC-GU1 y que había salido desde Binissalem, chocó con un helicóptero modelo Bell 206 LongRanger con matrícula DHOTT, que había despegado de Son Bonet. Los siete fallecidos en ese accidente son los protagonistas de la peor catástrofe aérea que se recuerda en la isla desde el siniestro en Alfàbia en 1959, cuando murieron cinco personas.

Además del siniestro de ayer, que aún se está investigando, los otros siete accidentes aéreos se incluyen en los informes anuales realizados por la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil (CIAIAC), organismo adscrito al ministerio de Fomento que se encarga de investigar los accidentes e incidentes de aviación civil que se producen en territorio español.

El antecedente más inmediato a la catástrofe del domingo ocurrió el 8 de octubre de 2017, cuando una aeronave ultraligera motorizada que había partido de Binissalem chocó contra una zona rocosa en el municipio de Escorca. La investigación dictaminó que el aparato volaba a una altura muy baja dentro de un valle demasiado estrecho. El piloto falleció. Se da la coincidencia de que la marca de la aeronave también era Aeroprakt, como la accidentada este domingo (en este caso, modelo A22 L80).

En marzo de 2015, se registró otro accidente mortal. Una aeronave que había despegado de Son Albertí impactó junto a los hangares que hay en el campo de vuelo. La CIAIAC atribuyó el accidente a la "escasa experiencia del piloto", con el agravante de que no llevaba casco.

Más fortuna tuvo el piloto que sufrió un percance en enero de 2014 en la maniobra de aterrizaje en el campo de vuelo de Binissalem. Perdió el control de su aeronave y el aparato se incendió. El piloto salió ileso y logró sacar al pasajero, que sufrió lesiones en las piernas y en la cara.

En julio de ese mismo año una Ultralair WeedHopper protagonizó un incidente al tratar de despegar de Petra. Detectó en ese momento falta de potencia en el motor, pese a lo cual decidió despegar para realizar un aterrizaje de emergencia con posterioridad.

Otros accidentes

Otra aeronave perdió el control al intentar aterrizar en el aeródromo de Binissalem en julio de 2013. Iban el piloto y un acompañante. En un día de mucho viento, el aparato sufrió una salida de pista e impactó contra la pared de un hangar. Ninguno de los dos tripulantes salió herido.

El 31 de octubre de 2012 durante un vuelo de instrucción un alumno realizaba un examen para obtener la licencia de piloto de ultraligeros. En el momento de aterrizar en el campo de vuelo de Binissalem, el aparato se descontroló y acabó chocando contra el suelo, pese a lo cual no tuvieron que lamentarse daños personales.

En cambio el desenlace fue fatal un año antes, en noviembre de 2011. Un instructor y su alumno murieron mientras sobrevolaban el campo de vuelo de Petra. La aeronave impactó contra el terreno y se encendió. El informe de la CIAIAC concluyó que el accidente se produjo por la "realización de una maniobra en condiciones comprometidas de gran ángulo de picado y giro fuerte sobre el propio eje de la aeronave".

El último informe anual realizado por esta comisión estatal de investigación sobre los accidentes de las aeronaves ultraligeras motorizadas, correspondiente a 2017, analizó la tipología de los 18 accidentes de este tipo de aeronaves en todo el espacio aéreo español.

Analizando los motivos de los siniestros, llegó a la conclusión de que, en el 33% de los casos, fueron consecuencia de un fallo en un sistema o en un componente de la aeronave. En un 28% de los casos, se debió a una pérdida de control en vuelo.

En 5 de los 18 accidentes ocurridos, esas aeronaves ultraligeras motorizadas eran de construcción amateur. De esos siniestros, 15 se produjeron en vuelos privados, dos en vuelos de instrucción y uno en un ejercicio de prueba.

Respecto a la fase del vuelo en que se produjeron esos siniestros, cinco de ellos resultaron accidentados en el proceso de aterrizaje; otros cinco, en ruta; cinco, en fase de despegue; y tres durante maniobras o entrenamiento.

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