"Si me devuelves los restos de mis padres, te perdonaré", rogó hace unos años Francisca Alomar Jaume, la hija de un matrimonio de Manacor asesinado por el bando nacional en agosto del 36 a un excomisario de Policía de Palma supuestamente implicado en la desaparición de sus progenitores. Este mediodía Francisca Alomar está declarando como testigo en los juzgados de Vía Alemania de Palma sobre el asesinato de sus padres y dentro de una causa abierta por la jueza argentinaMaría Servini, titular del juzgado nacional en lo Criminal y Correccional Federal 1 de Buenos Aires, por los crímenes franquistas.

Servini envió una comisión rogatoria a España para que se interrogara a Francisca Alomar y a la nieta de ésta, que cuentan con el apoyo de Women,s Link y Trial International, impulsora de la querella en Argentina y de la Asociación de la Memoria Histórica de Mallorca.

La declaración de Alomar no tendrá ningún efecto legal en España, donde los crímenes de la Guerra Civil y de la Dictadura están prescritos y son imperseguibles por la Ley de Anmistía de la Transición. También los supuestos asesinos de los padres de la testigo se supone que están muertos, lo que extinguiría su responsabilidad penal.

Alomar tiene 90 años y durante toda su vida ha vivido angustiada por la detención y desaparición de su padre, Antoni Alomar, un relojero de Manacor con simpatías republicanas y su madre, Margalida Jaume, que estaba embaraza de siete meses cuando fue arrestada y después asesinada. "Mi padre sufrió mucho con la detención de mi madre y decía: a mí hacedme lo que queráis, pero a ella liberarla".

La testigo ha señalado en anteriores ocasiones que los verdugos de sus padres eran gente del pueblo y que "muchos tuvieron relojes gratis" tras la desaparición del matrimonio.

La mujer tenía 7 años y un mes cuando ocurrieron los hechos y su hermana mayor 9. Las dos huérfanas fueron recogidas por unos familiares y pasaron muchas penurias en la postguerra.

Francisca Alomar llegó a preguntar sobre los restos de sus padres a un comisario de Policía, apodado Pep la resta, que era comisario de noche en agosto del 36. El anciano le pidió perdón, pero no quiso darle pistas sobre el paradero de los restos. Según Pep, él no participó en la muerte del relojero y su esposa embarazada, pero tampoco hizo de valedor del matrimonio.

El policía se presentó en el bar de la mujer y le dijo que le perdonara, pero Francisca le contestó que "no te puedo perdonar si no aparecen mis padres".

Lágrimas al recordar

Francisca Alomar acudió al juzgado en silla de ruedas y arropada por varias mujeres de Memòria de Mallorca, entre ellas Maria Antònia Oliver, su presidenta.

La testigo, antes de comparecer, explicó que "me voy a echar a llorar ante el juez porque siempre me pasa cada vez que recuerdo lo ocurrido".

Oliver le explicó que su comparecencia era algo bueno porque se estaba haciendo justicia con sus familiares y le regaló un pañuelo rojo que simboliza la búsqueda de los desaparecidos por la represión franquista.

"En Mallorca mataron a muy pocos matrimonios en la Guerra Civil, mis padres son de los pocos que desaparecieron", comentó la anciana a Oliver. La presidenta de Memòria de Mallorca ratificó esa afirmación y señaló que las principales víctimas fueron hombres, "aunque también hubo mujeres".

Tolita Riera explicó que las gestiones que desde hace años está haciendo la familia para localizar los restos de sus abuelos han sido infructuosas.

"Pensamos que si mi abuelo estuvo detenido, su arresto debió figurar en algún registro oficial, pero nadie nos ha sabido dar una pista al respecto", señaló Riera. que pidió al juez Lope Sola ayuda para localizar los restos.

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