La del domingo en Mallorca no fue una puesta de sol cualquiera, sino que su espectacular presencia disparó cientos de imágenes que en cuestión de segundos subieron a las redes y todos quisieron compartir en Twitter, Facebook o Instagram.

Paracía un concurso de fotografía que se hubiera convocado de forma espontánea, entre aficionados a la meteorología, la fotografía y cientos de ciudadanos que se encontraron de pronto a la hora del ocaso con el espectacular paisaje en variados puntos de la bahía de Palma y muchos pueblos de Mallorca, desde Campos a Algaida, desde Sant Elm a Inca, de Andratx al Cap Blanc (en Llucmajor).

Fue una puesta de sol sin la presencia directa del sol sobre el horizonte: una espesa capa de altocúmulos cubría el cielo y solo dejaba filtrar a través de su espesa volumen los rayos del sol, pintando mar y montañas de varias gamas de tonos rojizos.

Los altocúmulos son nuebes de niveles medios, entre 2.400 y 6.100 metros de altura, con capas blancas y grises que recuerdan las ondas en el agua. Los elementos ondulatorios son generalmente más oscuros. Aparecen como parches o cubriendo todo el cielo, como sucedió el domingo.

Se forman en todas las estaciones y resultan de vientos con diferentes cambios de velocidad. El alineamiento entre sus bandas suele indicar la dirección del viento de corte