Una marea humana para contrarrestar los devastadores efectos de la tormenta mortal del martes en el Llevant de Mallorca. Una riada de voluntarios inundó ayer Sant Llorenç des Cardassar. Fueron 1.300 personas, la gran mayoría jóvenes, quienes se volcaron en cuerpo y alma en las tareas de limpieza del municipio. El alud de solidaridad sorprendió a las autoridades. La jornada de ayer sirvió para despejar y adecentar las calles más golpeadas por la catástrofe natural del martes. De hecho, se han suspendido los grupos de voluntarios para hoy y mañana, exceptuando los profesionales más técnicos como fontaneros, electricistas y albañiles, que sí que podrán intervenir para solucionar incidencias en casas y calles.

Junto a la tromba de muchachos, más de 750 especialistas, entre militares, guardias civiles, policías y bomberos, siguieron al pie del cañón en las zonas devastadas del Llevant: Sant Llorenç, Son Carrió y s'Illot. Además, otros cien voluntarios estuvieron trabajando en Canyamel, en Son Carriós'IllotCanyamelCapdepera, otro de los núcleos perjudicados por la riada mortal.

Desde primeras horas de la mañana, cuadrillas de vecinos llegados de todos los puntos de la isla se organizaron y se desplegaron por Sant Llorenç. Equipados con katiuskas, cubos y palas achicaron el agua y el barro que se acumulaban todavía en domicilios y la vía pública. Formaron un auténtico ejército, una avalancha de solidaridad.

Durante horas, en el pueblo solo retronaban los cepillos y las escobas de los voluntarios que fregaban el pavimento. El buen ambiente entre los jóvenes hizo más llevadera la soleada mañana.

Guillem Díaz, de 29 años, fue uno de los casi 120 voluntarios de Santanyí que se movilizaron en dos autocares. "Esto que ha ocurrido es fatídico. Me ha impactado más verlo aquí en realidad que en la televisión. Por la tele no parece tanto, pero aquí es peor. Cuando ya estás en el pueblo se hace un silencio", reconoce impresionado. "Lo primero que hicimos fue ir a la plaza del pueblo. Había descoordinación, mucha cola. Hemos ido a trabajar por nuestra cuenta tres o cuatro voluntarios por las casas y las calles", añade.

Otras dos jóvenes de Manacor también ayudaron en la limpieza de las casas. "Hemos sacado el agua y el barro. Hasta que no estás aquí y no lo vives, no eres consciente de lo que ha pasado. Lo que más me ha impactado es la potencia del agua y la solidaridad de la gente. Los llorencins nos han recibido muy bien", explica una de ellas sonriendo.

Constanza Vidal, de Palma, se movilizó con un grupo de diez compañeras. "Hemos salido de Palma a las siete y media de la mañana. El jueves ya vinimos y colaboramos en una cadena humana de comida, ropa y utensilios de limpieza. Hoy llevamos ropa para trabajar, cepillos y cubos. Esto parece tercermundista, como si fuera Filipinas. Nunca esperas que esto pueda pasar aquí. Me ha impresionado la cantidad de gente involucrada, haces las cosas sin esfuerzo, te sale una energía de dentro. También me ha impactado el alcance de la destrucción. Unos lo han perdido todo y otros, a dos calles, nada", subraya.

A pocos metros de allí, la Policía Local precinta una enorme vivienda al haber quedado afectada la estructura. Magda, de Bunyola, comenta que con un grupo de amigas han movido escombros y han limpiado el barro. "En una casa hemos vaciado la despensa, todo para tirar. Me ha impactado la movilización de la gente, la solidaridad y que los llorencins no se hunden", apunta.

Maleni Martínez, de Palma, se apuntó con la peña barcelonista es Tamarells de Felanitx para venir a Sant Llorenç a ayudar. "Un grupo ha limpiado dentro de las casas y otro ha buscado al niño desaparecido. Me ha impactado que lo han perdido todo y la gente mayor que ya ha vivido tres riadas. También tantísima gente joven ayudando", indica.

Marta Aguilà, de Sineu, ayudó a limpiar la casa de unos amigos en la plaza del Ayuntamiento: "Aquí se concentró la riada, había mucho barro. Lo más impresionante son los camiones particulares que se han movilizado. Si la catástrofe ocurre de noche, hubiera sido peor con la gente durmiendo en las plantas bajas".

Edu Morey y Llorenç Salvà, dos abogados de Palma, indicaron: "Ayudamos en lo que pudimos, hay muy buena organización y los llorencins muy agradecidos".