Un juez de Palma condenó ayer a los dos empresarios que dirigían la empresa de servicios que durante seis ejercicios, desde 2007 a 2012, se encargaba de las tareas de limpieza y mantenimiento del palacio de Marivent, la residencia de la Familia Real.

Los dos acusados alcanzaron un acuerdo con la fiscalía Anticorrupción, representada por Nicolás Pérez Serrano, y se confesaron culpables de los delitos de estafa y falsedad en documento mercantil. Aceptaron una pena de un año y siete meses, si bien esta condena se sustituirá por una multa individual de 22.800 euros. Los dos directivos de la empresa Lireba Serveis Integrats alcanzaron este acuerdo con la acusación porque previamente habían indemnizado al Govern balear, que es la administración que asume el gasto del mantenimiento de Marivent, con 636.123 euros. Se trata del dinero que los dos acusados facturaron de más a la administración balear, al cobrar el coste de la nómina de una serie de empleados que jamás acudieron a trabajar a la residencia real. Este dinero se obtuvo, según se señala en el escrito de acusación, que han aceptado los dos directivos, a través de la presentación de facturas falsas.

Esta empresa de servicios se adjudicó su primer contrato en el año 2007. Fue una contratación directa, es decir, sin concurso, para encargarse de la limpieza de estas instalaciones. Se justificó esta adjudicación directa por el carácter reservado del trabajo que se tenía que desarrollar en Marivent. El contrato inicial, de un periodo de dos años, se fue prorrogando en dos ocasiones.

La empresa tenía la obligación de mantener un servicio permanente de siete personas (cuatro para mantenimiento y tres de limpieza) durante todo el año, en una jornada de acuerdo con el convenio colectivo. Pero es que, además, el contrato también preveía un servicio de refuerzo, de carácter variable. La empresa debía cubrir con los empleados suficientes las necesidades que se solicitaban desde la Casa Real, sobre todo durante los días de Semana Santa y la época de verano. Sin embargo, a pesar de que las condiciones del contrato eran claras, la empresa solo enviaba a Marivent, en los meses que no estaba la Familia Real, a tres trabajadores, pero después facturaba al Govern el trabajo de siete empleados.