La patronal de salas de fiestas y discotecas de Balears denuncia la existencia en Mallorca de más de 150 establecimientos que practican una competencia ilegal al actuar como locales de baile o de café-concierto sin la autorización necesaria para desarrollar esta actividad, según subraya el presidente de esta asociación, Jesús Sánchez, que además pone de relieve el crecimiento que durante este verano se está detectando respecto a este intrusismo. Al mismo tiempo, se cuestiona muy especialmente la pasividad con la que los Ayuntamientos actúan ante este problema y el desconocimiento de sus responsables respecto a la normativa que debe de aplicarse en esta materia.

El primer punto señalado por el presidente de la asociación de ocio nocturno y entretenimiento de Balears (ABONE) es el fuerte incremento detectado en esa competencia desleal, pese a que se llevan años advirtiendo de ese fenómeno, consistente en restaurantes o bares que, sin contar con la pertinente licencia y sin disponer de las medidas de seguridad o insonorización necesarias, ofrecen salas de baile o actuaciones musicales.

Esta patronal cifra en más de 150 los establecimientos de Mallorca que realizan estas prácticas, y sitúa a algo más de 60 en Palma, en una lista que incluye a municipios como Calvià, Alcúdia, Pollença o Sóller.

Jesús Sánchez subraya que en este listado no se incluyen aquellos domicilios particulares (habitualmente chalés) en los que se organizan fiestas con actuación de disc jockeys y se cobran entradas, que proliferan durante el verano y contra los que resulta muy difícil actuar por su carácter de propiedades privadas pese a las denuncias presentadas ante la Delegación del Gobierno.

El presidente de ABONE destaca que esta actividad ilegal, desarrollada en muchas ocasiones por establecimientos de restauración, resulta notoriamente pública, y destaca el caso de bares de zonas turísticas que mantienen la puerta abierta, con un volumen de decibelios en el exterior que supera ampliamente el autorizado (las salas de fiestas y discotecas están obligadas a tener una doble puerta de acceso para evitar la salida del sonido) y con baile en su interior, mientras la policía local pasa a pocos metros sin tomar ninguna medida. En relación a este punto, se señala el caso de Punta Ballena como uno de los más evidentes.

Incluso lamenta la utilización de espacios públicos para la celebración de eventos que incluyen fiestas con la actuación de disc jockeys, cuando este tipo de actividades debe limitarse a los establecimientos con la pertinente autorización.

Pero un aspecto que indigna especialmente a las empresas del sector del ocio nocturno es la pasividad de los ayuntamientos ante las denuncias que se presentan, e incluso el desconocimiento de sus responsables en relación a la legislación existente en esta materia, lo que explica que el problema de la competencia desleal, lejos de menguar, no deje de crecer en cada verano.

El presidente de esta patronal no duda en calificar de "insultante" la actitud de los representantes de algunos ayuntamientos en esta materia, que creen que esta oferta musical puede ofrecerse sin limitaciones.

Ante esta situación, la citada asociación empresarial ha decidido enviar cartas a todos los consistorios de las islas, a la Federación de Entidades Locales de Balears (FELIB) y a los Consells Insulars, en las que se recuerda su obligación de aplicar y de garantizar el cumplimiento de la normativa existente, y en las que se recuerdan los artículos que regulan los requisitos y licencias que son necesarias para que en un establecimiento se puedan ejecutar artes escénicas, música en vivo, actuaciones de artistas y de DJ's, y baile público.

Además, se incluyen extractos de las sentencias condenatorias que ya se han registrado en relación a la ejecución de actividades de ocio y entretenimiento sin la licencia correspondiente.

A ello hay que sumar el proceso de denuncia por parte de ABONE ante "la abusiva presencia de actividades clandestinas que se realizan al margen de la legalidad", según se señala.

Los golpes del intrusismo

Jesús Sánchez recuerda que este incremento del intrusismo se produce en el seno de un sector que ha registrado un duro ajuste durante los últimos años y en el que "hemos sufrido mucho". Al respecto, hay que recordar que estos establecimientos de ocio han soportado durante años un IVA del 21% por el consumo de bebidas en su interior, muy superior al que soportan los establecimientos de restauración del 10%, aunque esta situación se ha corregido.

Además, hace ya dos años que desde esta organización empresarial se dio la voz de alarma sobre el 'boom' que se registraba en la competencia desleal en la doble vertiente antes señalada, como es la protagonizada por establecimientos de restauración que no tienen licencia para ofertar actuaciones musicales o de baile, una práctica especialmente habitual durante los fines de semana, y la celebración de fiestas con pago de entrada en viviendas particulares.