Nunca un delegado del Gobierno había copado tanta atención. Sin embargo, el recurso del Estado a las ayudas al catalán y las protestas por la suspensión del complemento salarial de la carrera profesional a los funcionarios la han convertido esta semana en la gran protagonista de la actualidad balear. A la voz de Mariano Rajoy en las islas, María Salom, se le multiplican los frentes. A sus continuos enfrentamientos públicos con la presidenta del Govern, Francina Armengol, en lo que lleva en el cargo, ahora se le suma estar en el punto de mira de los sindicatos de las islas e incluso sus propios correligionarios del Partido Popular se desmarcan de sus decisiones contra la política lingüística en las islas como contra los funcionarios.

Tras una dilatada trayectoria política iniciada en los 90 y salpicada desde un inicio en el caso Túnel de Sóller del que su mentor, Biel Cañellas, se libró de la condena por prescripción de los delitos, María Salom (Inca, 1967) llegó a la delegación del Gobierno a finales de 2016 sustituyendo al interino Evelio Antich después de que la popular Teresa Palmer abandonara el cargo para encabezar la lista en Baleares del PP al Congreso. Tomó posesión arropada por la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaríaarropada por la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, su amiga personal, valedora y contacto directo con Madrid.

Con Sáenz de Santamaría, Salom tejío una excelente relación desde sus tiempos de diputada en Madrid. Una etapa que la convirtieron primero en objeto de crítica por la polémica fotografía junto a Eduarzo Zaplana, Martínez Pujalte y Jorge Moragas a carcajada limpia en la comisión de investigación de los atentados del 11-M, pero que luego le valió para ganarse la confianza de Génova. De hecho, María Salom, ha llegado a declinar ofertas para ser ministra en Madrid.

Presidenta del Consell entre 2011 y 2015, siempre ha sonado también como la mujer de confianza de Mariano Rajoy y la cúpula del PP nacional para ser la candidata de los populares en las islas, por encima de Biel Company. La semana pasada, la delegada del Gobierno tenía que salir a digitar al presidente del PP en las islas como candidato en 2019. "No seré la candidata del PP", zanjó los rumores surgidos desde el propio partido. Un encargo que ahora se envenena con su entrada de lleno en esta precampaña a un año de las elecciones autonómicas y con un PP en permanente caída en las encuestas a nivel nacional y ya cerca de ser la cuarta fuerza en intención de voto según el último barómetro del CIS, que no obstante mantiene tras la cocina primeros a los populares.

Recursos a la carrera profesional y a las ayudas al catalán

El lunes trascendía el recurso de la Abogacía del Estado contra subvenciones municipales del ayuntamiento de Pollença o Capdepera para el fomento del catalán. Mientras el PP, que apoyó la línea de subvención y que llegó a concederla en los mismos términos la pasada legislatura trataba de establecer un discurso, Salom salía a defender el recurso de la Abogacía. Un hecho que ha generado malestar en el seno de los populares que ayer se tuvieron que reunir de urgencia sumidos en una crisis y de la que salieron sin una postura clara.

Sin embargo, las nuevas protestas de los sindicatos por la supresión de la carrera profesional han supuesto un nuevo motivo de grieta en las relaciones entre Salom y los suyos. Desde la Delegación del Gobierno se han recurrido los acuerdos alcanzados sobre el complemento salarial de los trabajadores públicos de Consell, incluídos bomberos y servicios sociales del IMAS, y del Ayuntamiento de Palma. Todo esto a la vez que el Gobierno amenaza al Govern con recurrir la carrera de sanitarios y sexenios de docentes. El PP se desmarca de Delegación del Gobierno instando directamente a Salom a retirar los recursos que han provocado la suspensión del plus, que los populares se esfuerzan en defender.

A un año de las elecciones, María Salom se pone en la diana y arrastra con ella a Biel Company al que permite ser candidato. En el PP balear quieren pararle los pies a la Delegada del Gobierno. Sin embargo, con el apadrinamiento de Génova y de Rajoy la cosa está difícil.