Mallorca se consolida como un importante centro de distribución y venta de mercancía controlada por ciudadanos chinos. Un negocio lucrativo y que va asociado a un fraude masivo.

El dinero fluye y se suceden las aperturas de naves en toda la isla, con especial incidencia en el Polígono de Son Castelló. Una quincena de estos establecimientos se concentran en solo 350 metros de la calle Gremi de Sabaters. Todos se dedican a la venta de ropa, complementos y bisutería.

Este diario visitó el martes cuatro de estos establecimientos al azar en compañía de un profesional del sector del comercio con décadas de experiencia a sus espaldas aparentando interés por comprar mercancía para una tienda de ropa. En los cuatro locales se ofreció, con más o menos reservas, la posibilidad de comprar mercancía sin IVA ni factura.

Grandes carteles advierten en la puerta de que solo se atiende a mayoristas, pero en ninguno de ellos se piden documentos que lo acrediten. Cualquiera puede entrar, examinar la mercancía e interesarse por las condiciones de una hipotética compra. Pero sobre todo hay facilidades para pagar: en las cuatro naves se brindó la posibilidad de comprar con o sin factura.

Todos los locales visitados estaban atendidos por ciudadanos chinos. Y solo en uno de ellos el encargado puso algún reparo al ser preguntado por la posibilidad de pagar sin IVA. "Es pronto para hablar de eso. Seguid mirando y si queréis comprar hablamos", indicó el responsable del local, una gran nave en la que se exponían miles de prendas para mujer.

Al repetir la pregunta minutos después el encargado desconfió y se desdijo: "El pago es con IVA, llevo aquí muchos años y no necesito complicarme la vida". Sin embargo, sí mostró mejor disposición cuando se le mencionó que las etiquetas de 'Made in China' que sobresalían de muchas prendas hacen desconfiar a los compradores. "Eso no es problema, podéis quitarlas y cambiarlas. Muchos lo hacen. Como si queréis poner 'Made in Mallorca', a mí me da igual", sentenció.

En la siguiente nave se vendían bolsos, cinturones, carteras y otros complementos. Atendía un chino que tampoco mostró ningún interés por saber si los dos supuestos clientes que entraban en el local eran mayoristas o no. Informó de que los precios de cada artículo eran con IVA, pero eso no es un problema. "El primer pedido tiene que ser de 150 euros mínimo y hay que hacerlo con factura porque queda registrado", dijo señalando un ordenador encima del mostrador. "A partir del segundo pagan como quieran", afirmó.

Hay una cuestión sobre la que ninguno de los encargados consultados vaciló: todos negaron categóricamente vender falsificaciones. El ojo experto del profesional del comercio no detectó ninguna réplica en las naves visitadas, pero solo pudo examinar la mercancía que estaba a la vista del público y no la que se almacenaba en la trastienda.

Demanda creciente

El tercer local estaba enfocado en la venta de productos de moda joven. Prendas de precio y calidad superior destinadas a nutrir los estantes de establecimientos de un nivel medio-alto. En la nave el importe de cada artículo aparecía sin IVA, según informó el encargado. "El pedido mínimo es de cien euros. Podéis pagar con o sin IVA, me da igual", indicó con naturalidad.

La última nave es un gran bazar en el que se mezclan bolsos, mochilas, bisutería, complementos de hogar y juguetes. "Con el primer pedido me enseñas el CIF de la empresa y hago factura. A partir del segundo pedido pagas como quieras", explicó el encargado.

Este fraude económico en el que participan ciudadanos chinos y españoles se produce a muy pocos metros de la dirección provincial del Servicio de Empleo Público Estatal (SEPE), ubicado en la misma calle Gremi de Sabaters.

Estos negocios han crecido al calor de una demanda que va en aumento. Son muchos los minoristas que optan por abastecer sus establecimientos con mercancía que obtienen a buen precio y, además, con la posibilidad de ahorrarse el IVA.