El empresario Bartolomé Cursach Bartolomé Cursach afronta desde esta mañana su primer juicio desde que fue detenido hace un año acusado de graves delitos. Esta vez se le acusa de un delito de tenencia ilícita de armas, por el que se le reclama una condena de un año y medio de cárcel. Se le juzga por el hallazgo de una arma carabina que el empresario tenía guardada debajo de la cama del dormitorio principal de su casa, ubicada en la zona de Puntiró. El arma, de fabricación americana, no tenía documentación y el empresario no tenía licencia en vigor para manejo de armas.

Cursach ha explicado que el arma era de un amigo suyo, ya fallecido, que usaba una propiedad suya para cazar. Cuando esta persona murió, su familia recogió sus pertenencias, pero no cogió el arma. Explicó que la localizó su sobrina y que en ese momento la escondió debajo de su cama. Cursach acalró que, si bien la escopeta estaba cargada, no tenía una varilla para poder dispararla. Sin embargo, aclaró que en ocho años nunca había disparado. "Soy animalista, yo no mato".

El empresario ha explicado que al registrar su casa, en el vestidor de su casa la Policía ha encontrado varias cajas de munición del calibre 22. Le preguntaron si tenía alguna arma y él mismo condujo a la Policía al escondite donde guardaba la carabina, que era debajo de su cama. Ha insistido varias veces que "jamás" había utilizado el arma e incluso había olvidado que la tenia guardada desde hacía años. Sobre los cartuchos que localizaron en su otra casa, donde no vivía, dijo que era una munición para atacar la procesionaria de los pinos de la finca, pero que nunca se usaron.

Los policías que realizaron el registro explicaron que el empresario les confesó que guardaba el arma porque su casa es muy grande y a veces cuando estaba solo tenía miedo. La inspectora detalló que Cursach le pidió ayuda al encontrar la carabina, si bien ella le indicó que ese era el menor de sus problemas, dado que estaba acusado de más de diez delitos.

La defensa intenta demostrar que el registro es nulo, puesto que en la detención no se avisó al abogado para que estuviera presente en el registro.