El hombre más rico de Arabia es también el hombre más rico de Mallorca. El príncipe Alwaleed bin Talal Al Saud es nieto del fundador de la dinastía saudí, y veranea desde niño en su mansión de Son Vida. Su tío es el actual rey Salman, y su primo el heredero de la corona, Mohamed bin Salman. Ha sido precisamente este último, el treintañero apodado MBS, quien ha detenido al magnate con vínculos mallorquines y a otros diez príncipes saudíes. Todos ellos se encuentran confinados en el lujoso Ritz-Carlton de Riad, un ambiente hotelero familiar para el propietario del Georges V parisino, del Savoy londinense, del Plaza neoyorquino o del Maricel palmesano.

En la terminal de reactores privados de Son Sant Joan identifican a Alwaleed por el número siete de su Boeing 747 personalizado, a bordo del cual se desplaza a Mallorca y por el que pagó 200 millones de euros. En sus vacaciones en la isla le acompaña un séquito de unas treinta personas, que incluyen peluquera, cocinero y masajista. En el hotel Son Vida, que un día fuera propiedad de la familia egipcia de Gamal Abdel Nasser, lo conocen genéricamente como "el príncipe" y alquila una planta entera. La mansión familiar se halla más cerca del hotel Arabella. Produce la lógica impresión, aunque a distancia del castillo del clan en Niza o del complejo del propio Alwaleed en el desierto a las afueras de Riad, con solo trescientas habitaciones y más de un centenar de televisores gigantes.

La vinculación de Alwaleed con Mallorca se remonta a su infancia. La casa palmesana fue comprada por su padre, Talal bin Abdulaziz al Saud, hijo del fundador del reino y hermano del actual monarca. Le aportó a su hijo los primeros treinta mil euros para invertir, y otros trescientos mil tras la quiebra inicial. La seguridad siempre ha sido una preocupación esencial de una familia con centenares de vehículos en propiedad, y que se desplaza en comitiva con coches de lujo idénticos para prevenir cualquier contingencia. Los noctámbulos recuerdan la media docena de Mercedes de máxima gama aparcados junto a Tito's, donde Talal y sus acompañantes habían cerrado la sala VIP para sus fiestas particulares. Tanto el príncipe ahora detenido como su progenitor paseaban por la isla con una decena de guardaespaldas. En principio eran estadounidenses, aunque en fecha más reciente han contratado la seguridad de empresas mallorquinas.

Alwaleed figura consistentemente entre las treinta mayores fortunas del planeta. A diferencia de multimillonarios locales como los hoteleros o los March, el príncipe árabe corrige al alza cualquier estimación conservadora de su patrimonio, que puede cifrarse en 30 mil millones de euros. Su conexión con Mallorca funciona por tierra, mar y aire. La relación marítima se establece a través del primer superyate con base en Palma, el Nabila del traficante de armas saudí Adnan Kashoggui. La nave pasó a Donald Trump, que la vendió a su actual propietario. Los Reyes españoles fueron invitados habituales en un barco que también acogió a Michael Jackson.

El yate de Alwaleed frecuenta aguas ibicencas, y allí se convirtió en el escenario del mayor contratiempo en la carrera del príncipe, que también lo vincula con Mallorca. La prensa mundial se hizo eco en 2008 de la denuncia de una modelo española, que aseguraba haberse despertado de una fiesta discotequera ibicenca en uno de los regios camarotes de la nave, con el magnate encima de ella. Tras una accidentada singladura judicial, la misma Audiencia de Palma cerró el caso que había ordenado reabrir a un juzgado de Eivissa. Un auto firmado por el magistrado Eduardo Calderón señalaba que las numerosas contradicciones de la denunciante impedían un relato a ciencia cierta de lo ocurrido. Alwaleed alegó que en la fecha indicada no se encontraba en Balears sino en París, acompañado además por su cuarta esposa e hijos. Por si esta coartada resultara insuficiente, logró el respaldo explícito del entonces rey Juan Carlos de Borbón, siempre pendiente de Arabia.

Inversión en Mallorca

Firmas como el grupo Murdoch, Citigroup, Apple, Twitter o Eurodisney tienen a Alwaleed como importante accionista, habiendo salvado a alguna de ellas de la ruina. También en Mallorca efectuó una inversión no tan significativa aunque no menos simbólica que las anteriores. La adquisición del hotel Maricel en Illetes sirve para comprobar el músculo financiero del magnateLa adquisición del hotel Maricel en Illetes. El príncipe circulaba con su familia por la carretera litoral, cuando su primogénito se encariñó del establecimiento cerrado. El padre se lo compró de inmediato, a través de la sociedad ginebrina Jabalí S.A. Sobrepujó a los barones Thyssen, encariñados con el complejo del arquitecto Casas porque Tita Cervera suspiraba por un inmueble situado frente a Marivent y que compite en envergadura con el palacio. La imagen que recoge a ambos edificios en avanzada, explica la disputa por lograr una réplica de la residencia estival de los Reyes.

Alwaleed pretendía convertir el Maricel en su residencia privada, anticipándose al Amancio Ortega que diseñó un plan similar para el hotel Bendinat. Ambos vieron frustrada su ambición. Tras la decepción, el príncipe saudí puso el inmueble a la venta por unos quince millones de euros, pero la ambición de otro descendiente de magnate cambiaría la suerte del edificio. El hijo de Alicia Koplowitz quería incorporar el emblemático establecimiento mallorquín a su cadena Hospes Hoteles. La también veraneante mallorquina tuvo que desplazarse a Arabia para cerrar un trato al cincuenta por ciento bajo las estrellas del desierto.

El pujante heredero saudí MBS aspira hoy a que Alwaleed renuncie a una cuota sustancial de su imperio, una exigencia que puede afectar a sus posesiones mallorquinas. Se dice que los celos del mayor terrateniente del país han influido en la detención, ahora que los precios desfallecientes del petróleo han colocado a Arabia en números rojos. A buen seguro que Juan Carlos de Borbón ya ha intercedido por su amigo, un obseso de las dietas de adelgazamiento que solo ingiere mil calorías diarias. Por desgracia, el Felipe de Borbón que siendo niño salió del maletero del Mercedes de su padres, para una jornada de navegación en aguas baleares a bordo del Nabila de Kashoggui/Trump/Alwaleed, no comparte el ascendiente paterno ante la corte saudí.

Sin duda, la conexión más rocambolesca de Alwaleed con Mallorca se produce cuando su motor de inversiones Rotana colisiona con Iñaki Urdangarin, viéndose inmerso en el engranaje judicial del caso Nóos. La asociación tuvo lugar a través de la sociedad Mixta África, en los años en que el matrimonio de Cristina de Borbón y esposo rentabilizaba a gran escala su papel en la Familia Real. El contubernio llegó a los tribunales con escaso fuelle, mientras Mallorca puede presumir de albergar simultáneamente a los príncipes árabes y al emir de Catar, ahora que ambas familias reales están enemistadas por la supremacía en su entorno.