Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Bauzá es un error colectivo del PP

OpiniónPor Matías Vallés¿Cuántas personas habrían votado al PP si hubieran podido eliminar el nombre de Bauzá en unas listas abiertas?, ¿o si hubieran podido incluir el nombre de Isern?

Bauzá es un error colectivo del PP

Cuántas personas habrían votado al PP si hubieran podido eliminar el nombre de Bauzá en unas listas abiertas?, ¿o si hubieran podido incluir el nombre de Mateo Isern, por el mismo método? Los conservadores también hubieran perdido la mayoría absoluta, pero habrían podido aspirar a Cort con Ciutadans, y el entonces alcalde de Palma impulsaría la candidatura autonómica. Lo veía todo el mundo, salvo los jerarcas populares. Gabriel Company declaraba el pasado marzo a este periódico que sus desavenencias con Bauzá eran una invención de los periodistas. Ayer se desplazó al Consolat en su papel de correo del zar Cañellas, para desalojar al president en defunciones por su propio pie. El conseller de casi todo se comportaba como el asustadizo Biel Barceló de Més. Mientras tanto, al otro lado del océano, el alcalde de Santander y presidente de la Federación Española de Municipios, Íñigo de la Serna, expresaba antes de las elecciones su malestar por el destierro de Mateo Isern. El nuevo sex symbol y tertuliano oficial del PP junto a Pablo Casado se lamentaba de no haber insistido lo suficiente para que el alcalde de Palma conservara sus aspiraciones. Demasiados síntomas desatendidos.

La pérdida del poder absoluto es el mayor trauma que puede experimentar un ser humano. No, no sirve como comparación su experiencia cuando su pareja le dejó por su mejor amigo, porque a Bauzá le han dejado los votantes por su peor enemigo. Ni los legionarios de Málaga protegen ya al president agónico, pese a que se desplazó a contemplar su desfile porque de Mallorca odia hasta la Semana Santa. El presidente cuartelero debe contemplar con estupefacción el amotinamiento de sus huestes. Se llamaba a sí mismo "general" y les reservaba el rango de "sargentos". Los suboficiales quieren desahuciarlo de su búnker, por no pagar las deudas electorales. El farmacéutico y president ocasional tendría serios problemas para justificar su sueldo del último mes de hibernación, salvo que contabilicemos su cacicada postrera de nombrar a otro Camps desafortunado en un puesto clave. Genio y figura. Acorralado por sus huestes, conviene recordar tímidamente que Bauzá es un error colectivo del PP, que hoy le dispensa un trato más inmisericorde que el pacto de izquierdas.

El desquiciamiento de Bauzá le lleva a dar por bien empleado el desembarco de Armengol, si ha conseguido que Isern no sea alcalde de Palma. Un político que prescinde de su mayor activo electoral por celos personales, y que desoye a cien mil manifestantes contra su persona, es un peligro público. Las denuncias de la oposición al respecto son estériles, porque se confunden con la cacofonía del debate político. Por tanto, los dirigentes del PP tenían la responsabilidad de confrontar al president y apearlo de una soberbia fatídica para los intereses de los populares. Su proclamación venía viciada por el pecado original, cuando Rosa Estarás se plantea el dilema entre Pere Rotger y Bauzá, para optar por el peor de ambos. En una entrevista con la eurodiputada durante la campaña autonómica, no pronunciaba ni en una sola ocasión el nombre de su líder y candidato. El farmacéutico la había engañado sobre aspectos singulares de su biografía como los pisos millonarios o las vinotecas, pero la ignorancia solo es un atenuante para las Infantas.

Detallar las mentiras de Bauzá no dejaría espacio para más. Sus excitadas críticas contra los políticos profesionales también eran falsas, a juzgar por la vehemencia con la que se aferra a sillones que ha perdido. Con la derrota más estrepitosa del PP balear a sus espaldas, la despótica mediocridad del president ha quedado al desnudo. Sin embargo, es comprensible la sorna de Jaume Font cuando se refiere a las limitadas entendederas o a las holgadas tragaderas de "mis excompañeros del PP". Propinarle el empujón definitivo a Bauzá solo resuelve la mitad del problema. Al igual que ocurrió con Estarás, su sucesor puede asumir un papel transicional a la espera del líder definitivo. Cañellas digitó o aprobó a Soler, Matas, Estarás y Bauzá, con un olfato más fino que a sus 74 años actuales. Tal vez el PP debería cambiar de headhunter en los próximos siglos.

Compartir el artículo

stats