Una legislatura, tres consellers de Educación (y sus correspondientes 'consellers encubiertos'), cuatro expedientes, miles de camisetas verdes, innumerables bofetadas judiciales, y un total de 26 días de huelga en el sector educativo (21 en el marco de la huelga indefinida).

La última protesta de la marea verde, que ayer valoró las cifras de participación conseguidas "a estas alturas", culminó con una asamblea en las puertas mismas de la conselleria de Educación, en Alfons el Magnànim 29. Al mismo tiempo, Antoni Vera, que hasta las elecciones intenta apagar fuegos encendidos por sus predecesores y mantener el chiringuito (en apariencia en solitario: la consellera se prodiga poco últimamente), daba una rueda de prensa en la misma sala en la que tantas horas pasaron negociando los comités de huelga y el equipo de la Conselleria durante la huelga indefinida de hace dos cursos. Vera acabó su intervención mientras de fondo se escuchaban perfectamente los gritos de la calle pidiendo su dimisión.

La asamblea de ayer es la primera en mucho tiempo que no estuvo vetada a los periodistas. Ante la primera propuesta de Aicart y la falta de manos alzadas para intervenir, el portavoz tuvo que instarles: "Venga, que están aquí las cámaras". El comentario tuvo cierto efecto y la gente se soltó y empezó a solicitar el micrófono para dar su opinión.

La plazoleta de Alfons el Magnànim se volvió verde y el local abandonado en los bajos del edificio de Educación quedó forrado con las pancartas que los docentes han ido exhibiendo durante estos años, incluso aquellas que ya cumplieron su objetivo como la que rezaba Camps dimissió , que causó un susto a una mujer que pasaba por allí: "Pero Camps ya no está, ¿no?", preguntó a Jaume Ribas, presidente de COAPA.

La protesta transcurrió sin ninguna incidencia bajo la atenta mirada de unos cuantos policías nacionales (solo uno tuvo que intervenir cuando al hijo de una manifestante se le caían los mocos y le dio un pañuelo de papel). La protesta de ayer cierra la legislatura del nacimiento de la Assemblea y no estuvo exenta de cierto tono emotivo para los participantes, que con L'Estaca de fondo (una vez más), dedicó una larga ovación a Aicart y Guillem Barceló, que se quitaron mérito y agradecieron la implicación a todos aquellos que "decidieron no agachar la cabeza".

Aparte de miembros de UOB y Alternativa, no se vio a ninguno de los representantes sindicales en la protesta. En primera línea, no faltó Manel Carmona, candidato de Guanyem que se enfunda la camiseta verde siempre que hay ocasión. Podemos expresó su apoyo a la causa, mientras Ciudadanos calificó de "bochornosa" la protesta y de "aún más grave" la reacción de la Conselleria, cuya actitud creen floja ante las reivindicaciones.