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Economía

La recuperación del turismo español propicia la mejor Pascua en diez años

Los restaurantes hablan de un aumento de facturación cercano al 15%, gracias a la mayor confianza de la clientela mallorquina y a la llegada de viajeros nacionales

Turistas en la Plaça Major de Palma durante la recién concluida Semana Santa. B. ramon

El turismo está de fiesta. Y ya no es solo el mallorquín. En Galicia, Andalucía, casi todo el Levante, Euskadi, Cantabria y ciudades históricas como Salamanca o Toledo presumen abiertamente de que han vivido la mejor Semana Santa en diez años. Los españoles vuelven a moverse, dicen. Y a gastar moviéndose, celebran. Lo confirman la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos y patronales como la de las agencias de viajes o las que agrupan a restaurantes y negocios hosteleros. La Semana Santa 2015 se cierra para todos ellos con más platos servidos, más habitaciones reservadas y más vinos y cañas en el coleto viajero. Y Mallorca no ha escapado a esta tendencia. Esta vez, ni los precios recrecidos de las compañías aéreas han disuadido al viajero nacional. Resultado: en los restaurantes celebran la Pascua más rumbosa desde que empezó la crisis que no cesa (al menos en la cola del paro), mientras negocios como museos, parques temáticos o comercios de zonas clave se felicitan tras una semana de buenas ventas, en las que hablan de subidas de facturación del 15%.

"Estamos empezando a ver restaurantes emblemáticos de la isla en los que si no reservas, no comes. Y eso no pasaba desde hace años", resume Alfonso Robledo, presidente de la patronal de los restaurantes de las islas, que apunta abiertamente a ese 15% de incremento de la actividad durante esta Semana Santa. Que es mucho aumento, añade, sobre todo porque se produce tras años de depresión colectiva. La clave de la mejora, dice, es justo la citada: la recuperación del cliente español y la vuelta a la confianza de los propios mallorquines. "Son dos tipos de cliente muy buenos, porque son de salir, de gusto por la gastronomía", abunda Robledo.

Aunque no todos los restaurantes se han beneficiado de esta mejoría. El centro de Palma y las zonas turísticas con más actividad hotelera han sido las afortunadas, como toca en puentes largos. Así que la mejoría ha ido por barrios. Hay otro hecho clave que lo explica: aunque la patronal hotelera habla una y otra vez de que el 80% de los hoteles están abiertos, lo cierto es que ese porcentaje solo se alcanza en Palma y Platja de Palma. En el resto de la isla casi ninguna zona supera el 50% de aperturas. La razón es sencilla, como coinciden en señalar tanto hoteleros como restauradores: la Semana Santa está bien, pero tampoco tiene demasiado impacto en las cuentas del turismo mallorquín, que ahora afrontará un mes y medio en el que toca apretar los dientes con ventas bajas. A eso apuntan tanto el presidente de los hoteleros de la Platja de Palma, Francisco Marín, como el líder patronal de los restaurantes. Aunque ambos coinciden en que los que han abierto ya han acertado. "A los que han apostado por empezar les ha valido la pena, porque las perspectivas son mejores que el año anterior, hay más confianza. Tendremos un mes de abril de ocupación normal para abril, es decir, la justa para no perder dinero. Si hasta el puente del 1 de mayo no pierdes, pues ya te va bien. Pero compensa haber abierto porque la Semana Santa ha sido buena y puede haber reservas de último minuto", analiza Francisco Marín.

Lo tienen especialmente claro en los hoteles de Palma. Todos abiertos y todos casi llenos, con una ocupación del 80%, cuatro puntos superior a la de un año antes y con una mayor oferta de camas y establecimientos, gracias a la incorporación de hoteles boutique y alojamiento de lujo. Lo mismo pueden decir en los apartamentos turísticos, cuentan en la federación del sector. Aunque bastaría observar el trasiego de viajeros con maletas por zonas céntricas sin hoteles cerca para corroborar que el apartamento sigue creciendo a velocidad de vértigo, pese a la persecución emprendida contra esta modalidad de alojamiento por el Govern Bauzá y los hoteleros.

Pocos negocios abiertos

La buena marcha del negocio también ha inyectado alegría en las cajas registradoras del comercio, la hostelería y las atracciones turísticas, que coinciden en hablar de mejoría. Aunque durante la mayor parte del puente museos clave de Palma permanecieron cerrados (no vaya a ser que entre un turista), en puntos emblemáticos como el Palma Aquárium dan cuenta de un fuerte repunte de la actividad. "Ha sido una buena Semana santa. Estamos cerrando cifras, pero crecimos cerca del 10%. Es cierto que se viene de años malos, pero se va en buena dirección", resume Antonio González, director del Palma Aquárium y presidente de la patronal de atracciones turísticas, que insiste en una idea que considera fundamental: "En otros puntos de España es inconcebible que se cierren servicios como un gimnasio durante un puente como este, por poner un ejemplo. Y aquí se hace. Es algo cultural, y debemos corregirlo. Vivimos del turismo y tenemos que estar disponibles cuando el turista lo necesite, no cuando nos convenga", dice. Así que nada de museos cerrados en puente.

Algo parecido le pasa al comercio, que tuvo una buena Semana Santa, pero solo para quien abrió. La perogrullada tiene sentido, porque pocos fueron los que abrieron. Apenas hubo actividad comercial en cinco calles del centro y en zonas de sol y playa para turistas. "La verdad es que han sido pocos días de venta porque hemos tenido muchas fiestas, así que el comercio tradicional no nota tanto la Semana Santa, se prefiere descansar. En el centro en cambio, en esas cinco calles comerciales del centro que todos conocemos, se ha notado una afluencia muy importante de clientes y lo cierto es que los comerciantes de esas zonas no se quejan de las ventas", apunta Pau Bellinfante, presidente de la Confederación Balear de Comercio.

Hacia un buen verano

Mejor le fue a bares y cafeterías. También a las discotecas y pubs. Más que nada porque en su caso sí que abrieron casi todos. Y llenaron las terrazas, las barras y las pistas de baile, desde Deiá al Marítimo, pasando por sa Llotja o Santa Catalina. Aunque en el sector apuntan lo mismo que los dueños de restaurantes: ahora vienen cuatro semanas duras. Se han ido los españoles, los rusos siguen desaparecidos, y el negocio hay que asentarlo en clientes locales, mercados tradicionales que por suerte funcionan como el alemán y el británico, y viajeros cada vez más apasionados por la isla como los suecos, franceses y suizos.

La combinación para resistir con solvencia hasta que la temporada empiece de verdad a mediados de mayo se completa con los cruceros, que dejarán decenas de miles de pasajeros, muchos rebotados de las escalas del norte de África por el miedo al terrorismo integrista. "Después se espera un verano muy bueno", augura el presidente de la patronal balear de restaurantes. Mientras tanto, toca saborear, el que ha sido, según el secretario general de la Federación Española de Restauración, Emilio Gallego, "la mejor Semana Santa en diez años". Dicen.

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