Ni la salvación del Mallorca con entradas gratis para todos, ni la amenaza de chaparrón de un cielo empedrado en gris con cara de llorar por cantaros impidieron ayer que los defensores del catalán anegasen con su marea de lazos cuatribarrados el centro de Palma. Y eso que la convocatoria empezó tibia. Y tibia siguió, durante una manifestación de pocas consignas pero mucho ambiente festivo, que arrancó a las 18.30 de plaza de España con poco más de 2.500 personas y desembocó en la plaça Major pasadas las 19.15 horas con más de 4.000 almas, vestidas ya con los lazos que regalaba la organización.

Por el camino mucha música y pocos gritos. Más risas que pancartas, fuera de la principal, la que encabezaba la marcha y resume el sentir colectivo: "Tothom per la llengua". Y casi todos estaban. Los sindicalistas y políticos de la izquierda que respaldaron la convocatoria, de la socialista Armengol al nacionalista Barceló y el ecologista Abril. También se apuntaron algunas de las caras habituales de las asambleas de esa convulsión política arrolladora llamada Podemos, todos arropados y arropando a algunos de los protagonistas de la marea de camisetas verdes liderada por la Assemblea de Docents que planta cara al TIL.

Que el día estaba verderón también. No podía ser de otra manera, tras un año de pelea contra el trilingüismo, en el que Balears ha vivido la mayor manifestación de su historia. Ayer no eran 100.000 indignados, pero sí 4.000 bien mezclados, porque justo eso suele ser una lengua: el arma de cohesión más poderosa. Por eso allí había muchos jóvenes y casi los mismos mayores. Mallorquines llegados de los pueblos para manifestarse con clases medias del centro de Palma y los trabajadores de los barrios más obreros. Profesores con camareros, y parados con autónomos. Y muchachada de ideas claras, como Pere Ramis y un sus amigos. Quince años él, muchos menos que un Bauzá al que le desmonta la campaña de mallorquinización del PP con una respuesta al cronista. ¿A qué habéis venido? "A defender lo nostro". Y no hablan de "lo nostro" entre sobrasadas, como Bauzá, sino precisamente definen "lo nostro" como "todo lo que se está intentando cargar Bauzá, empezando por la lengua".

Así que Bauzá es el antinostro. Para ellos y para los organizadores de la marea de lazos, la Obra Cultural Balear, que dejaba claro en su manifiesto que el president es blanco de todas sus iras: la mitad del discurso estuvo dedicada al líder del PP y muñidor del TIL y la Ley de Símbolos, al que advirtieron que no consentirán "ni un solo ataque más a nuestra lengua, la catalana". "Responderemos con contundencia, responsabilidad, seny y pacíficamente a cualquier agresión a nuestro derecho de expresarnos en catalán", añadía Jaume Mateu, responsable de leer un discurso en el que se le exige a Bauzá "que deje de ir en contra de nuestra lengua y nuestra cultura", que "deje de legislar contra su conocimiento, uso y prestigio", y abandone "la torre de marfil de su soberbia" para "dialogar con todos los colectivos a los que ha ofendido o menospreciado". Ayer lo habría tenido fácil el president: estaban todos allí. Y tan decididos y enlazados que parece claro que la marea volverá.