Un año después de que comenzase el conflicto por el trilingüismo educativo impuesto por el Govern Bauzá, ayer se produjo el primer encuentro entre un portavoz de la Assemblea de Docents y el propio president. Aunque la cita no estaba programada, sino que la forzó Guillem Barceló, uno de los portavoces del colectivo, que se topó por la mañana con el líder del PP y el Govern en el aeropuerto de Maó. Y a hablar con él se fue. "Le pregunté si tenía un minuto y me dijo que sí. Le pregunté si está dispuesto a coger el timón en la negociación del conflicto para resolverlo, pero se remitió a su consellera de Educación, aseguró que el TIL es una promesa electoral y me dijo que no se moverá ni un milímetro. Luego hablamos durante diez minutos, pero fue frustrante, porque Bauzá no tiene un diálogo racional, se mueve solo por consignas.

Le recordé que con su proyecto la libre elección de lengua que el prometió no está garantizada", relata Barceló, que se declara "sorprendido" de que "un president del Govern te diga que conoce padres que sacaron a los hijos del colegio aquí porque no sabían hablar castellano, algo que no se puede creer nadie que pise la calle". "He visto al president muy poca empatía y mucha incapacidad para ponerse en lugar de la gente.

Hay padres radicalizados con el catalán y con el castellano, pero acabamos de ver cómo el 77% de las familias escogen el catalán como opción para sus hijos. No creo que sean todos radicales. Él no lo asume, se siente tocado por una mano divina porque si no no actuaría así", lamenta el profesor.