A la búsqueda de las mujeres más vulnerables: víctimas de violencia machista y sin hogar

El IBDona patrocina un estudio para identificar y auxiliar a los perfiles que escapan del circuito de detección y ayuda al no tener una red social ni familiar

Una pareja duerme en una calle de Palma.

Una pareja duerme en una calle de Palma. / Guillem Bosch

Jaume Bauzà

Jaume Bauzà

El Govern, a través del Institut Balear de la Dona (IBDona), patrocina una iniciativa para llegar a mujeres víctimas de violencia de género que escapan al circuito de detección y atención porque además están en situación de sinhogarismo. Esa doble condición las hace invisibles, también para las administraciones, y más expuestas a sufrir todo tipo de violencias. 

Un estudio realizado conjuntamente entre el Observatorio Social de Balears y la Fundació IRES pone las cifras, establece perfiles y describe la problemática. Un segunda fase incluirá entrevistas con las mujeres. 

"Queríamos saber a qué nos enfrentamos y cómo podemos adaptar los recursos que tenemos para que puedan ser atendidas dándoles vivienda, protección contra sus agresores y el apoyo necesario para que se recuperen físicamente y psicológicamente. Tenemos que poder llegar a ellas si ellas no pueden llegar a nosotras porque no disponen de una red social o familiar", ha explicado esta mañana durante la presentación del estudio Aina Capellà, de la Fundació IRES.

El documento identifica la "interseccionalidad" que atraviesa a estos perfiles al sumar su condición de mujer, no tener hogar, ser migrante, víctima de violencia machista y madre. "Han sufrido un proceso migratorio, con episodios de violencia de género en algún momento de sus vidas y ahora no tienen una red de apoyo familiar. Todo ello son variables que vulnerabilizan todavía más", ha destacado Nanda Caro, del Observatorio Social de Balears. 

El último censo nocturno de personas sin techo realizado en 2019 localizó un total de 535 personas en esta situación, de las que un 40,2% eran mujeres (215).

Los hombres en situación de sinhogarismo utilizan con normalidad los refugios y centros de acogida de la red pública. En cambio, las promotoras del estudio han concluido que habitualmente las mujeres siguen "estrategias" diferentes. "Continúan viviendo con el agresor al no tener otra salida. O se dan situaciones que tienen que ver con la venta sexual como convivir en un hogar a cambio de relaciones sexuales", ha señalado Caro.

Los albergues públicos disuaden a las mujeres porque "no tienen perspectiva de género y allí están expuestas a sufrir más violencia", ha explicado Capellà. 

Una vez identificadas, es clave poder ofrecerles un hogar. "Abordar su integración social si después no tienen una vivienda digna que les permita hacer un proyecto vital servirá de poca cosa", ha advertido Caro, que se ha mostrado favorable a que esas alternativas habitacionales sean los pisos-contenedor que propone instalar el Ayuntamiento de Palma: "Cualquier respuesta es mejor que vivir en la calle, no creo que sea la peor solución".

Asimismo, el estudio señala la necesidad de que la perspectiva de género se aplique también en la visión general sobre el sinhogarismo, que hasta el momento se ha analizado "desde un punto de vista androcéntrico" que ha desdibujado la realidad de las mujeres dentro de este colectivo. 

"Tenemos que buscar respuestas. Todas las mujeres víctimas de violencia machista, estén donde estén, y sea cual sea su estatus, tienen derecho a recuperarse psicológicamente, físicamente y reencontrar un proyecto de vida. No podemos mirar hacia otro lado", ha señalado Maria Duran, directora del IBDona. 

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