OPINIÓN

Cartulina Morada: Ya en posiciones

A muchos hombres todavía les cuesta horrores aceptar que una mujer pueda opinar sobre fútbol o se valore su talento por encima de la talla de sus tetas

La grada de Son Moix en uno de los partidos de esta pasada temporada.

La grada de Son Moix en uno de los partidos de esta pasada temporada. / Pere Joan Oliver Orell

Elena García

Elena García

El 2 de septiembre de 2019 arranqué con este pequeño espacio en las páginas de Diario de Mallorca cargada de muchísimas dudas y una única certeza, el título que iba a presidir cada uno de estos artículos de opinión. 134 Cartulinas Moradas después me despido de ellas disipando la mayoría de las desconfianzas que me salpicaban en su momento y con el gran temor de que esta pueda ser la última que escriba. Abandono este barco para enrolarme en otro [sic], aparco este sueño para probarme en nuevos retos profesionales. La de hoy es una Cartulina especial porque cuando una etapa se cierra es momento de hacer balance y cuenta nueva. He disfrutado cada uno de los minutos que he vivido en esta redacción, acompañada por los mejores compañeros que jamás podría haber imaginado, pero me marcho con la pena de dejar demasiadas asignaturas pendientes en un mundo, el del deporte, impregnado todavía de un machismo repugnante.

Periodismo deportivo femenino: En los últimos años se han alcanzado cotas nunca antes imaginadas

A muchos hombres todavía les cuesta horrores aceptar que una mujer pueda opinar sobre fútbol, sea capaz de narrar partidos o se valore su talento por encima de la talla de sus tetas. En los últimos años he tenido la suerte de ver cómo decenas de compañeras se han hecho un hueco en los medios de la isla gracias a su capacidad de trabajo, actitud crítica y competencia profesional. He escuchado en la radio pública un partido de Primera División narrado por una voz femenina, mujeres en las redes que han defendido contra viento y marea su opinión ante manadas de machirulos cuyo mayor mérito en la vida es sumar un dígito al nombre de su perfil cada vez que le cierran una cuenta o como una compañera capitaneaba la redacción de Deportes de IB3 Televisió. Vuestros logros, hermanas, han sido celebrados por casi todas, porque esos son los pasos que viene demandando esta sociedad.

La desilusión del fútbol: Idealizamos al deportista erróneo y premiamos la altivez sobre el sacrificio

Durante años idealicé la figura del futbolista profesional, pero por suerte mi trayectoria me ha llevado a humanizarlos. El día a día me ha dado un bagaje para saber de lo que hablo, por mucho que a unos cuantos les cueste entenderlo. He conocido a grandes personas dentro de este mundo, pero curiosamente la mayoría de ellas coincidieron con la etapa en la que el Real Mallorca vivió sus horas más bajas en Segunda B. Algunos dirán que es casualidad, yo, la verdad, no lo creo. Me voy enamorada de disciplinas y deportistas que jamás pensé que amaría. Gente cercana, luchadora y con los pies en el suelo que sacrifica tiempo y dinero por una vocación que, en la mayoría de ocasiones, va a ser muy injusta con ellos. Me marcho agradecida a la vida por haberme puesto a las órdenes de los mejores maestros, profesionales de los medios que han despertado en mí una actitud crítica e inconformista. Me voy con muchos deberes por hacer, pero también me voy con unos cuantos hechos. Me marcho con la pena de dejar atrás todos aquellos ‘Oídos en redacción’ que ya nunca escucharé y todos esos ‘Ya en posiciones’ que ya nunca grabaré. A partir de ahora me toca disfrutar del deporte de una manera muy diferente, ni mejor ni peor, solo diferente. 

Suscríbete para seguir leyendo