Quedaban pocas cosas que decidirse en el último Gran Premio de una temporada, que, pocos minutos antes de iniciarse, de que se apagase el último semáforo del Mundial exprés, del Mundial de la pandemia, homenajeó a Carmelo Ezpeleta, CEO de Dorna, organizadora del campeonato, por haber logrado que, pese a todas las dificultades, se celebrasen las 15 carreras programadas, todo un éxito, con muy pocos positivos.

Mientras el portugués Miguel Oliveira (KTM), de 25 años, protagonizaba una de las exhibiciones más grandes de esta temporada, al ponerse líder de principio a fin del Gran Premio de Portugal, de su casa, del circuito que conoce mejor que nadie, el precioso Portimao. Mientras, el italobrasileño Franco Morbidelli (Yamaha), otra de las sorpresas del año, conseguía el subcampeonato al acabar tercero, tras Oliveira y el australiano Jack Miller (Ducati).

Mir, Bastianini y Arenas toman el Mundial

Miller, que, la próxima temporada, estará en el equipo oficial de Ducati, en sustitución del italiano Andrea Dovizioso, le regaló el importantísimo título de constructores a la firma italiana de Borgo Panigale, que podrá vender sus motos con el sello de campeona del mundo, ya que ni Alex Rins (15º) ni el mallorquín Joan Mir, que llegó a abandonar a falta de 10 vueltas por problemas mecánicos, pudieron echarle una mano a Suzuki, en su pelea final con los italianos por el cetro de fabricantes.

Por su parte, Albert Arenas se convirtió en el quinto campeón del mundo español en la más pequeña y la más moderna de las categorías del nuevo campeonato de motores de cuatro tiempo, mientras que el italiano Enea Bastianini logró su primer título mundial al proclamarse campeón del mundo de Moto2 antes de dar el salto a MotoGP. El mallorquín Augusto Fernández finaliza el curso en la décimo tercera posición.

Mir, Bastianini y Arenas toman el Mundial