CÓMIC

El dibujante mallorquín Pau publica en Francia, Bélgica y Suiza su cómic ‘Las cinco banderas’

Pau Rodríguez Jiménez-Bravo, conocido simplemente como Pau y colaborador de este diario, acaba de publicar ‘Les cinq drapeaux’, la versión en francés de la historieta en la que recrea la peripecia de su abuelo materno en la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial. 

El dibujante tiene por delante la promoción internacional de su cómic. | CATI CLADERA/EFE

El dibujante tiene por delante la promoción internacional de su cómic. | CATI CLADERA/EFE / efe. palma

El dibujante mallorquín Pau Rodríguez Jiménez-Bravo, conocido simplemente como Pau, acaba de publicar en Francia, Bélgica y Suiza la versión en francés de Las cinco banderas, el cómic en el que recrea la peripecia de su abuelo materno en la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial.

La editorial Paquet ha publicado para la Europa francófona, el mayor mercado de cómic del continente, el primer tomo de la ambiciosa historieta en la que Pau comenzó a trabajar en 2018, un proyecto lanzado en castellano en noviembre de 2023 y que el narrador quiere culminar en 2027.

De 1936 a 1945, el manchego Vicente Jiménez-Bravo fue combatiente republicano en la Guerra Civil, trabajador forzado en Francia, soldado con los británicos en Dunkerque, esclavo de los nazis y preso del franquismo, y esquivó la muerte bajo cinco banderas.

Para contar su historia, su nieto ha transformado al protagonista en un perro valeroso y al resto de personajes en distintos animales, una licencia fantástica con la que persigue hacer más atractiva para los adolescentes una narración que, por lo demás, se aferra al rigor histórico más minucioso para no defraudar a los lectores adultos.

Tras la buena acogida de Las cinco banderas en español, autoeditada por el dibujante con una tirada inicial de 4.000 ejemplares, la editorial suiza que tiene los derechos de la traducción francesa ha puesto en las librerías 10.000 ejemplares de Les cinq drapeaux.

En enero, Pau presentó su trabajo a los libreros especializados en Angulema, sede de la principal feria del cómic de Europa, y la semana pasada estuvo en el Salón del Libro de Ginebra, en ambos casos «con muchas expectativas», explica.

Portada del cómic: Les cinq drapeaux

Portada del cómic: Les cinq drapeaux / Archivo

Segundo volumen

Sus planes pasan por continuar la promoción internacional en Semana Santa y verano en Francia, en mayo irá a Cómic Barcelona y quiere atender algunas de las invitaciones que ha recibido de diferentes lugares de España. «Pero tengo que seguir dibujando», subraya el creador, que proyecta publicar en castellano en diciembre el segundo volumen de una serie, dividida en cinco partes.

Vicente, su protagonista, sirvió a la bandera tricolor republicana durante la Guerra Civil, en la que luchó dentro de la XII Brigada Internacional, y con la caída de Cataluña en febrero de 1939 pasó a Francia, donde estuvo en algunos de los campos de concentración en que cientos de miles de derrotados fueron encerrados bajo bandera francesa.

Pasó por varios destinos de trabajos forzados, desde una mina a una explotación maderera, y al enterarse de que los británicos reclutaban hombres para reforzar sus unidades en la guerra contra la Alemania nazi, se puso bajo los auspicios de la Union Jack.

«Pensaba que la guerra duraría dos días, y que ya no sería un prisionero de Francia, sino un soldado inglés, y resulta que lo mandaron para Dunkerque y empezó la batalla», cuenta el dibujante.

Pero ya había guerreado bastante. Robó un tanque para escapar de la batalla e inició una larga huida en la que acabó cayendo en manos alemanas dentro de la Francia no ocupada. De nuevo le integraron en la red de trabajos forzados francesa, ahora para contribuir al esfuerzo bélico nazi. Estuvo desmontando municiones y después construyendo una base de submarinos donde ondeaba la bandera con esvástica.

Se fugó otra vez y acabó llegando a París, donde se presentó en la embajada de España y pidió documentos para volver a su país. Los consiguió, pero a su regreso fue enviado a un campo de concentración en Miranda de Ebro, encuadrado más tarde en una compañía de trabajadores que construyó carreteras en Mallorca y, desde 1942, obligado a hacer tres años más de mili bajo la bandera del águila en Palma, donde se instaló y acabó formando su familia.