Xenofobia en los Juegos Olímpicos

La cantante Aya Nakamura, nueva diana de la bilis de la ultraderecha francesa

Partidos y grupúsculos xenófobos ponen el grito en el cielo por la posible actuación de la franco-maliense en la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos

La cantante franco-maliense Aya Nakamura.

La cantante franco-maliense Aya Nakamura. / SHUTTERSTOCK

Enric Bonet

Pese a tratarse de una estrella mundial, se ha convertido en el nuevo vertedero de la bilis de la ultraderecha en Francia. La cantante Aya Nakamura sufre desde hace unos días una oleada de comentarios e insultos racistas. Su posible actuación en la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos ha ulcerado a partidos y grupúsculos de extrema derecha. No aceptan que una artista franco-maliense, de 28 años, —la intérprete francófona más escuchada en el mundo gracias a sus hits “Djadja” o “Pookie”— se convierta en uno de los rostros del país en el acto del 26 de julio, con una repercusión planetaria.

El presidente Emmanuel Macron propuso a Nakamura que participe en la ceremonia de los Juegos cantando una canción de Edith Piaf, según la revista L’Express —un hecho que no ha sido confirmada ni desmentido por ninguno de los dos—. Después de que se revelara esta información a mediados de la semana pasada, la ultraderecha inició una campaña contra la franco-maliense, al considerarla indigna para versionar a la mítica cantante francesa.

“No canta en francés”

“Nakamura no canta en francés”, ha insistido este martes Marion Maréchal, sobrina de Marine Le Pen, en una entrevista en la cadena BFM TV. La cabeza de lista del partido Reconquista en las elecciones europeas ha cuestionado los juegos de palabras y libertades ortográficas de la cantante, algo que según los ultras refleja un supuesto declive de la lengua y la cultura francesas. También ha comparado esta “polémica” con otra que tuvo lugar en los últimos días por la no presencia de la cruz de la cúpula de los Inválidos en el cartel de los Juegos, desvelado la semana pasada. 

Rezagado en los sondeos debido al auge de la Reagrupación Nacional (la principal formación ultra), el partido de Éric Zemmour intenta atraer los focos mediáticos —y en cierta manera lo logra— con controversias de este tipo, por muy burdas que sean. Durante su primer mitin el pasado domingo, sus simpatizantes abuchearon el nombre de Nakamura. El grupúsculo xenófobo Les Natifs (Los Nativos) había desplegado un día antes una pancarta en que decía “Aquí estamos en París, no en el mercado de Bamako”.

Apoyo del comité de los Juegos

“Podéis ser racistas, pero no sordos. Esto es lo que os duele”, reaccionó Nakamura en un mensaje en la red social X, en que se refería al enorme éxito de sus canciones. Por ejemplo, “Djadja” ha sido vista y escuchada más de 950 millones de veces en Youtube. El comité de organización de los Juegos de París salió el lunes en defensa de la intérprete. “Estamos muy sorprendidos por los ataques racistas sufridos por Aya Nakamura estos últimos días”, lamentó. 

Tanto miembros del gobierno de Emmanuel Macron como representantes de la oposición de izquierdas se han solidarizado con ella. El mismo respaldo ha recibido por parte de múltiples actores del mundo de la música, quienes han condenado la absurdidad de esta polémica. “Es alucinante e imperdonable que los racistas puedan atacar a una artista por sus orígenes y color de piel, y eso que los Juegos Olímpicos transcienden nuestras fronteras”, criticó Angelo Gopee, empresario de Live Nation France (una de las mayores productoras de espectáculos en el mundo), en declaraciones a la AFP.