Pau Debon: «Nunca hemos dicho que sea la última gira de Antònia Font»

"Sin la música mi vida gana en anonimato y estabilidad"

"La sociedad mallorquina está muy estrangulada a causa de la explotación turística"

Pau Debon: "Nosotros nunca hemos dicho que esta sea la última gira de Antònia Font".

Bernardo Arzayus

El vocalista de Antònia Font reflexiona sobre la gira por teatros que les traerá a finales de mes al Auditorium de Palma, donde ofrecerán tres conciertos. «Este formato actual, pensado para espacios más íntimos, es brutal . El sonido es inmejorable y disfruto mucho de la relación con el público», confiesa

-De nuevo en la carretera, ¿ha costado mucho engrasar una máquina como la de Antònia Font?

-Sí, ha costado porque la máquina estaba oxidada, hacía mucho tiempo que no nos juntábamos. Volvimos con una gira de gran formato, algo que no teníamos muy controlado. Transformar ese espectáculo hecho para grandes escenarios y llevarlo ahora a teatros pequeños, a espacios más íntimos, ha requerido trabajo, un trabajo que hemos hecho muy a gusto. Hemos encontrado una fórmula bonita.

-¿Son amigos de los ensayos?

-No. Durante nuestra carrera hemos ensayado muy poco. También es porque hemos tocado mucho, y si tocas asiduamente haces ensayos generales antes de cada gira y cada disco. No somos de los que nos vemos cada semana para ensayar.  

-«Nos hemos quedado con ganas de seguir», publicaron en redes con motivo del anuncio de esta nueva gira. ¿Fue una decisión muy meditada?

-No. Antònia Font siempre nos hemos caracterizado por no pensarnos mucho las cosas. Cuando algo nos hace gracia o nos gusta, pues no le damos demasiado vueltas. Esa fue una decisión muy fácil de tomar: todos estábamos en la misma línea, coincidíamos en que no nos había bastado, las dinámicas entre nosotros eran muy buenas y entrábamos en este formato que nos gusta tanto.    

Pau Debon, cantante de Antònia Font

Pau Debon, cantante de Antònia Font / Bernardo Arzayus

Retirada o no

-Ni se les ocurra decir que esta es la última gira. Nadie les creerá.

-No, es que eso nosotros nunca lo hemos dicho. Es verdad que eso ha salido y hay gente que lo ha dicho, pero en realidad nosotros nunca hemos dicho «esta será nuestra última gira», «o este será nuestro último concierto en Mallorca». Y nunca lo hemos dicho porque no lo sabemos. Yo no sé que pasará a final de año, hay una gira muy intensa por en medio. A lo mejor paramos y a lo mejor no. 

-Usted tiene hijos, al igual que el resto de integrantes de Antònia Font. ¿Los pequeños les animan a seguir?

-Sí, a los niños les gusta y les interesa mucho ver el espectáculo, verlo desde dentro, cómo se montan… Se lo pasan pipa. También es verdad que cuando nos vamos mucho tiempo nos añoran, los niños necesitan contacto, estar con sus padres. Hasta ahora han viajado mucho con nosotros. En esta gira no será tanto así porque hay más conciertos.  

Pau Debon, en la sede de la Fundació Deixalles de Palma, donde trabaja

Pau Debon, en la sede de la Fundació Deixalles de Palma, donde trabaja / Bernardo Arzayus

-Sorprende que después de tantos años nunca hayan tocado en el Auditorium de Palma.

-Nunca hemos tocado en el Auditorium, siempre hemos ido al Principal, no sé por qué. El Auditorium también nos gusta, es un espacio emblemático de Palma, y creo que el formato que llevamos es cojonudo para estrenarnos allí.  

-De dos bolos pasaron a tres por petición de sus fans. Podrían haber programado un cuarto concierto.

-No, porque no había más fechas disponibles. Sabíamos que la gente respondería. Los conciertos en estos últimos años han ido súper bien. Las entradas se agotaron enseguida, no solo aquí, también en muchos otros sitios. 

-¿Qué sensaciones está viviendo en esta gira por teatros?

-Que estamos haciendo bien las cosas y gusta lo que hacemos. Las ganas que nosotros tenemos de seguir también las tiene la gente, lo cual es un combo completo. Con la gira de grandes escenarios me lo pasé muy bien pero también padecí mucho. Tuve un problema de rodilla y sufrí mucho a nivel de sonido, no acababa de sentirme cómodo. Sentía a la gente muy alejada, y a mí me gusta mucho la relación con el público. Este formato actual es brutal en este sentido. El sonido es inmejorable y disfruto mucho de la relación con el público. Me lo paso muy bien.

Madrid, posible concierto

-Sant Cugat, Granollers, Vilafranca del Penedès, Barcelona, Palma, Reus, Lleida, Manresa,Vic, Sabadell, València, Talarn, Roses, Sant Feliu de Guíxols, Sitges, Andorra, y Viladecans. Ni un solo concierto más allá de las tierras de habla catalana.

-Estamos mirando de ir a Madrid. Esta es una de las cosas en la que no quisimos entrar. Hace 10 años, cuando lo dejamos, esta sensación de conquistar territorio, de tocar fuera de los territorios de habla catalana y de romper esta barrera que se supone que hay... una barrera que nosotros rompimos hace ya mucho tiempo, y que la tiene más la gente de aquí que no la de afuera, pero es cierto que hay un componente que tienes que batallar y luchar para encontrar conciertos fuera. Pero en este retorno esa idea de que nos conozcan más y todo eso ha desaparecido. 

-En Madrid Antònia Font triunfaría, como otras veces.

-Sí, yo creo que irá bien el concierto de Madrid, si vamos. Y si ese concierto no sale, pues no pasa nada.

-¿En qué gana su vida sin la música?

-Gana en anonimato, que es algo que a mí me interesa, y también en estabilidad. Tener un trabajo como el que tengo, con un horario estable, y no tener extras de «ahora me voy a tocar, un fin de semana sí y otro no, tengo un ensayo ahora, una entrevista, una grabación…» Todo eso, claro, te desestabiliza la vida cotidiana. 

Integración y masificación

-¿Todos tienen un trabajo al margen de la música?

-Joan Miquel Oliver y Jaume Manresa son los únicos que viven de la música, el resto tenemos otros trabajos. 

-El suyo pasa por la Fundació Deixalles. ¿Qué le aporta este empleo? 

-Deixalles es una fundación sin ánimo de lucro que trabaja a favor de la inserción de personas en riesgo de exclusión social, aparte de la reutilización de residuos. Trabajar para esta gente, que necesita ayuda, y ver que diariamente obtienes resultados positivos para hacer crecer la sociedad hacia un camino más sostenible y cooperativo siempre es algo que a cualquiera trabajador de aquí nos llega y es agradable.    

-Hace unos meses le vimos en Cort, en el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, disparando contra la pobreza y la desigualdad en una isla de ricos. ¿Realmente cree que la pobreza y la desigualdad son evitables y reversibles?

-Desde Deixalles siempre hemos dicho que luchamos por la transformación social, y es una batalla muy complicada y larga. Pero si no luchamos por esto lo podemos dar todo por perdido. La sociedad tiene que transformarse y tiene que hacerlo hacia un bienestar social y ambiental de todos. Y más viviendo en una isla que es un territorio limitado en recursos, y por lo tanto hay mucha desigualdad. Una isla que fue un paraíso a nivel turístico y en la que la explotación turística ha llegado a límites que hace que la sociedad mallorquina esté muy estrangulada.

El cantante Pau Debon

El cantante Pau Debon / Bernardo Arzayus

-¿Se avergüenza de su isla?

-Sí, empiezo a tener pensamientos muy contrarios. Esta isla debería repensar un poquito cómo ha hecho las cosas hasta ahora. Últimamente empezamos a ver que estamos sobrepasando un límite de no retorno, lo que quiere decir que comenzamos a dar por perdido la cosa, incluso a veces tienes el sentimiento de decir: «me tendré que ir de aquí para vivir un poquito bien con mis convicciones». Y esto es muy triste. A mí no me ha pasado aun pero empiezo a ver que eso puede llegar a pasar, algo que hace 10 o 20 años ni te planteabas. Yo no estoy en contra de que vengan turistas, lo que pasa es que tiene que haber unas limitaciones, como tierra limitada que es Mallorca. De lo que me quejo es de que la gente que viene no se integra, no puede ser que venga gente a vivir aquí y quiera vivir como lo hace en su casa. Es una incongruencia total. Un alemán, un inglés, tiene que aprender las costumbres de aquí y se tiene que integrar en la tierra que lo ha acogido. En Mallorca, en Andalucía, en Turquía y donde sea. Pero eso no sucede aquí. Ese es el problema que tenemos, el de la integración y el de la masificación.  

-¿Tenemos que desempolvar ya la camiseta verde?

-Desgraciadamente. 

-¿Usted también cree, como Joan Miquel Oliver, que «en Balears vivimos un apartheid lingüístico»?

-No sé si es un apartheid lingüístico pero es una realidad que con el tema lingüístico cada vez vamos a menos. Si en este territorio limitado viene a vivir gente que no respeta la cultura, y nosotros no hacemos nada al respecto, al final nos comerán. Es una invasión.  

-¿La masificación turística también ha llegado a Bunyola?

-Ha llegado por todo. Es verdad que en los pueblos pequeños, de interior y de montaña, no se ve tan exagerado como en Palma pero se nota que cada vez hay más gente. En Bunyola hay mucha urbanización y también se nota. Basta ir a la plaça, donde siempre ha habido gente, pero es que últimamente hay muchos a los que no conoces. Y cuanto más gente hay más coches hay. En Bunyola no se puede aparcar, es un problema histórico y tiene difícil solución.  

-Los tractores tomaron Palma. ¿A usted también le tira el campo?  

-Sí, siempre me ha gustado. Yo soy de Palma, de Es Rafal, pero hace muchos años que vivo en Bunyola, y enseguida que pude quise tener un trocito de campo. Cultivo un huerto, tengo gallinas, he tenido cabras… Tocar la tierra siempre me ha gustado. Entiendo totalmente el enfado de la gente del campo. Es otra cosa incongruente. Si al payés no le salen los números… es el principio de todo, si a él no le salen todo caerá. No sé cómo se puede solucionar todo esto, corresponde a un sistema capitalista y global, pero si no se hace algo y se mira por ellos la agricultura quedará en nada.  

-¿Qué alimentos se pueden encontrar en un camerino de Antònia Font?

-En esta gira le hemos pegado al sushi. Te permite no comer mucho si no quieres y te da el punto de energía necesario para el concierto.   

-Usted también se ha rendido ante el talento del ‘bunyolí’ del momento: Xanguito.

-¡Colaboré con él en su primer disco! Hace muchos años que conozco a Joan [Muntaner]. Es un encanto de persona, y con su proyecto ha conseguido hacerse un nombre en la música de Mallorca. Trabaja mucho, siempre lleva esta curolla de creador dentro, para intentar mejorar, probar cosas nuevas, para sacar un repertorio propio y lo más personal posible. 

-¿Cuál es el último tesoro musical que ha descubierto?

-Miquel Serra. Nos teloneó en Inca, a propuesta de Joan Miquel Oliver. Yo no le conocía y me sorprendió, sobre todo por cómo escribe.  

Un nuevo disco

-¿Qué me puede adelantar del próximo disco de Antònia Font?

-(risas) No tengo ni idea de cómo será el próximo disco de Antònia Font, si llega a serlo. Ni lo sabemos ni lo queremos saber. Ahora bien, si hay disco me imagino que será un paso más. No está planteado, primero tiene que pasar esta gira, que será intensa, y pueden pasar muchísimas cosas. 

-Seguro que ya tienen alguna canción nueva.

-Puede ser, pero como eso lo lleva Joan Miquel. Él siempre tiene temas nuevos, ya lo sabes. Como Antònia Font no creo que haya pensado nada, me extrañaría mucho que dijera: «este tema que me ha salido ahora lo guardaré para Antònia Font». Como te he dicho no hemos hablado de hacer otro disco.

-Cantándole a los robots, astronautas y máquinas del futuro, seguro que aplaude la irrupción de la inteligencia artificial.

-Me costaría mucho trabajar con la inteligencia artificial. Me da miedo, me supera pensar hasta dónde puede llegar todo esto, estoy en alerta ante ella. Bien empleada es una herramienta brutal pero me cuesta mucho pensar en todo esto, igual que me costó mucho entrar en el tema de internet y las redes sociales en su momento, yo fui de los últimos. Soy muy reacio a perder el punto humano, personal.

-Algunos músicos, como Carles Grimalt, Noemí Garcias (Gran Sol), Miquel Cabot (del grupo Cabot) o Marcel Pich, se han probado en política. ¿Le seduce ese camino?

-No me han tentado para entrar en un partido pero sí para entrar en alguna asociación o grupo de trabajo. Pero nunca he querido entrar. Creo que no soy una persona para hacer política, no me veo, y si no me veo me cuesta mucho forzar estas cosas. Soy más de ir al huerto a cultivar mis verduras.