Entrevista

Elvira Lindo: "Trabajar tres horas en una historia y tener tres páginas, con eso me doy por satisfecha"

"Todavía hay hombres con prejuicios que prefieren leer a varones; deberían acercarse a nosotras con curiosidad, ya es hora"

La escritora Elvira Lindo.

La escritora Elvira Lindo. / ALBA VIGARAY

Chus Neira

Elvira Lindo (Cádiz, 1962), una de las autoras más reconocidas y reconocibles en las letras castellanas, con una larga obra de ficción detrás y otra muy relevante de crónica periodística, será hoy la invitada en las charlas de la Cátedra Emilio Alarcos. Bajo el título "Inspiración y disciplina", Lindo hablará hoy en el Aula Magna del edificio histórico de la Universidad de Oviedo a partir de las 19.30 horas (calle San Francisco, entrada libre hasta completar el aforo).

Este título, "Inspiración y disciplina", ¿es una variante del clásico "que las musas te pillen trabajando"?

No es exactamente que las musas te pillen trabajando porque yo sí creo que hay un principio de inspiración, una idea poderosa que te parece el principio de algo, de una historia. Surge de una imagen, una conversación o una situación. Luego hay que sentarse a trabajar y saber que si quieres escribir un libro, si de verdad deseas llegar hasta el final, adquieres un compromiso contigo mismo. La rutina consiste en trabajar tres horas al día en una historia. Tener unas tres páginas. Con eso me doy por satisfecha.

Como escritora y periodista ¿Qué le ha aportado el oficio al arte de la ficción?

Cuando entré en la radio quería ser periodista, pero enseguida me di cuenta de que la radio era tan evocadora que me permitía contar historias, no solo noticias. Nunca fui una periodista en el más puro sentido de la palabra. Me tentaba mucho usar el medio para escribir, montar historias, narrarlas, hablar con personajes curiosos... Esa fue mi base literaria, mi entrenamiento. Mi literatura trata de entender la aventura humana, de seguir los pasos de personajes que me interesan, que suelen tener vidas comunes, pero se vuelven interesantes en cuantos las observas de cerca: unas barrenderas, un niño de barrio, una adolescente que esconde un secreto...

¿Y el oficio le aporta disciplina a la hora de sentarse a escribir?

El periodismo o publicar en los periódicos me ordena la vida y me obliga a estar atenta a la actualidad. Y eso me viene muy bien para no dispersarme.

La crítica ha destacado, en su último libro, "En la boca del lobo", su dominio de los resortes que operan en la literatura tradicionalmente considerada como “infantil”. ¿Cómo lleva la herencia que le supuso su contacto con el género al inicio de la carrera?

Esta novela, "En la boca del lobo", no tiene nada que ver con mis libros juveniles. Creo que los críticos se referían a los resortes de la fábula, de la narración clásica, de los personajes de los cuentos que se pierden y se encuentran con seres que los amenazan o los ayudan a superar el miedo. Es una novela de misterio, algo fantasmagórica, muy distinta a todo lo que yo había escrito. Fue un desafío para mí.

¿Contar una historia es siempre contar una historia, esté uno ante una novela, una crónica, un artículo, un cuento?

Así es. Aunque escriba una columna trato de usar las herramientas de la literatura. Soy una escritora que escribe en los periódicos y eso significa tener un punto de vista, un estilo, una voz que es tuya y solo tuya.

¿Y cuál fue su entrenamiento, sus pasos previos para querer contar y conocer las mejores formas de contar historias?

Mi entrenamiento para escribir ha sido escribir siempre, desde niña, y aprender leyendo. Quiero sentir que cada día aprendo, que en cada libro amplío las posibilidades del lenguaje, y sé valerme tanto de lo que expreso como de lo que me reservo. Algo que se aprende con el tiempo es a no contarlo todo. La elipsis es un arte.

¿Qué tal se lleva con el mundo académico del estudio de la lengua?

Con el mundo académico me llevo estupendamente. Mis textos se usan mucho tanto en el instituto como en la Universidad, y aún más en el extranjero. Mis textos han enseñado español hasta en Japón. Me debo estar haciendo mayor porque ya tengo muchas tesis dedicadas a mi obra e incluso algún intento de escribir mi biografía, cosa casi imposible porque he sido una persona muy inquieta.

¿Y la cuestión del género? ¿Es importante la orientación sexual de las personas que escriben los textos para juzgar su obra? ¿Qué hay de la literatura de mujeres desde su punto de vista?

Yo no juzgo una obra literaria por la condición, del tipo que sea, de quien la escribió, pero está claro que soy una mujer que escribe y eso se aprecia en mis novelas. Creo que algunos hombres siguen teniendo prejuicios a la hora de elegir sus lecturas y muchos suelen decantarse por literatura escrita por varones. Deberían acercarse a nosotras con curiosidad, ya es hora. Hay hoy muchas y muy buenas escritoras, pero no quiero una literatura segregada. Leo de todo y me gusta que lectoras y lectores se acerquen a mis libros. Es una de las mejores maneras de encuentro. Me gustaría que los hombres se aficionaran más a los clubes de lectura. Ahora ganan las mujeres en todas las actividades culturales por goleada.

Suscríbete para seguir leyendo