En contra

Juan Manuel de Prada: «La derecha necesitará una gran crisis para ganar»

Juan Manuel de Prada (Baracaldo, 1973), periodista y escritor con una producción prodigiosa, ha desenterrado en ‘Raros como yo’ la figura del «caradura» Fortunio Bonanova, nombre artístico del barítono mallorquín José Luis Moll, que conquistó Hollywood con un papel en ‘Ciudadano Kane’

Juan Manuel de Prada

Juan Manuel de Prada / Jaime Galindo

Matías Vallés

Matías Vallés

Para que se haga cargo del tipo de entrevista: «¿No se siente reconocido?».

Me siento reconocido por quienes deben reconocerme, y aspiro al rechazo de muchos. No hay que caer en la degradante esclavitud de ser hijo de tu tiempo.

El mallorquín Fortunio Bonanova sí que era raro de narices.

Raro hasta decir basta. Lo inverosímil es que firme el manifiesto ultraísta de la vanguardia autóctona, desde un nombre italianizante que le pega por desmesurado.

¿Soñó usted alguna vez con un alias?

Alguna vez he escrito con seudónimo, como un guiño al lector. También me he inventado escritores, aunque no en Raros como yo. La literatura es un juego de espejos.

Un españolito de los años veinte acaba con papeles en ‘Ciudadano Kane’, ‘Perdición’, ‘Sangre y arena’ o ‘Por quién doblan las campanas’.

Fortunio Bonanova tiene una componente de talento natural, pero también de caradura o de jeta. Embaucó al Hollywood de la época con su componente teatrero y latino. Interpreta papelitos, pero son películas tan inmortales.

¿Bonanova era un actor?

Sin duda, con algo de impostor, de charlatán de feria y de vendedor de sí mismo. Firmó el manifiesto ultraísta como si hubiera sido a favor de la Adoración Eucarística.

El declive de Bonanova es rodar en España con Jesús Franco.

No es un declive, quiere volver a su tierra porque está cansado de Estados Unidos. Con Franco rueda una película de poca monta. Muchos actores no vuelven a alcanzar el estrellato de su época dorada. Encaja en la trayectoria natural y barroca de Bonanova, por eso me gusta tanto.

Usted no es un raro, es un ‘contrarian’.

El escritor tiene que mantenerse en guardia, revolverse para que no te la metan doblada.

Dijo que Pablo Iglesias era el político más brillante desde Felipe González.

Iglesias provocó una convulsión de la izquierda, pero estuvo mal asesorado y se dejó arrastrar por el lado más oscuro de la fuerza. Un político muy dotado, sin necesidad de compartir sus ideas.

González llega a La Moncloa, Iglesias no.

A Iglesias le faltó prudencia y mesura, también un poco de simpatía y bondad. Pero como le dice el ingeniero de la Tyrell Corporation al replicante Rutger Hauer en Blade Runner, «las estrellas más brillantes duran menos, y tú has brillado mucho».

¿Trump volverá a casa por Navidad?

Trump es un cantamañanas, y Biden lo ha hecho bueno con una presidencia que ha provocado un daño incalculable. Es un disparate que la política esté en manos de dos hombres tan provectos.

¿Quiere ser el Chesterton español?

Quiero ser distintivo, que mis lectores digan que «este artículo o libro es de Juan Manuel de Prada, no puede ser de otra persona».

¿Escribe para ‘ABC’?

Honra a ABC haberme acogido todos estos años, pero escribo para las personas que no piensan igual que yo, porque con ellas puedo entablar un diálogo.

Usted solo critica a Sánchez racionalmente.

Porque el gran error de la derecha es la pasión desnortada y grandilocuente, con un exceso de testosterona y de vociferación.

¿Sería más efectiva una derecha en calma?

No, porque entonces se queda en nada al faltarle sustancia, la atonía le impide ser persuasiva de forma tranquila. Por eso la derecha no va a ganar las elecciones en condiciones normales, necesitará una gran crisis para lograrlo porque no sabe moverse en el sosiego.

¿Fue duro mantener el tipo crítico en pandemia?

Procuro vivir al margen de la repercusión de mis opiniones, no tengo redes sociales. Muchos se quejan de lo perseguidos que están, pero el escritor no ha de caer bien a sus contemporáneos. En la pandemia se cometieron excesos, como incitar al odio a los no vacunados, y no me arrepiento de haber sido la voz que clamaba en el desierto.

¿Cómo se vería de fijo en televisión?

La he dejado totalmente. Los medios han entrado en un túnel muy oscuro, pero la televisión les lleva ventaja. No permite lanzar mensajes complejos, busca el trazo grueso.

¿Fortunio Bonanova nos enseña a ser descarados?

Nos enseña a no tomarnos demasiado en serio, él se aplicó siempre este lema.

Tal vez pague usted el precio de que lo conocimos muy joven.

Pero siempre he dicho lo mismo, participo en una carrera de fondo. Salí muy pronto, pero espero terminar muy tarde, seguir dando la tabarra.

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