Pablo d'Ors en Mallorca: «Pensábamos que los problemas estaban fuera y ahora nos damos cuenta de que los tenemos dentro»
Más de medio millar de personas asiste a la conversación entre el escritor y sacerdote y la neurocientífica Nazareth Castellanos
«Basta quedarse quietos para descubrir lo inquietos que estamos», afirma el autor de la exitosa 'Biografía del silencio'
El largamente esperado abrazo entre ciencia y conciencia, como dijo Pablo d’Ors, se produjo este miércoles con Nazareth Castellanos ante más de medio millar de asistentes al encuentro propiciado por Espai Buit. Bajo el título ‘Espiritualidad y ciencia de la contemplación’, la amena conversación del escritor y sacerdote y la neurocientífica tuvo como hilo conductor tres de los relatos de Los contemplativos, el último libro del autor conocido por Biografía del silencio.
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«Dentro de dos horas no recordaréis nada de esta charla, pero no es en vano. No quedan los contenidos, pero sí la transmisión energética», tal como afirmó después de que la científica afincada en Mallorca hablase de que «cuando estamos en contacto con una persona se produce una sincronización de cerebros y de corazones».
Castellanos destacó también que su ámbito de conocimiento necesita la contemplación, como hace la neurofenomenología, que aborda el estudio de la conciencia «viéndola desde el punto de vista de la primera persona». D’Ors añadió que «pensábamos que los problemas estaban fuera y ahora nos damos cuenta de que los tenemos dentro», de ahí el «gran descubrimiento y la importancia de la contemplación».
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Tres pasos
De forma sencilla explicó que se desarrolla en tres pasos: «Contemplar es no actuar, apretar pausa; la no acción externa permite la acción interna; y en tercer lugar, debemos mirar amorosamente el pensamiento oscuro. Si es de forma amorosa y breve, se va a disolver». Tras la matización de su interlocutora, que afirmó que «la no acción no significa no hacer nada, sino que lo que hagas sea de verdad»; el nieto de Eugeni d’Ors respondió: «primero hay que mirar y luego actuar. La palabra toca el corazón si antes hay silencio».
Bromeó con que «apagar el móvil 24 horas sería una fiesta» para explicar que plantea «una fuga mundi, es decir, huida del mundo, intermitente. Inspirar y espirar, subir la montaña y volver. Nuestra acción irradiará mucho más si antes hay contemplación». Hacia uno mismo y hacia fuera, porque el contemplativo también es quien escucha, que es «un acto de atención, de amor».
Y ¿qué es escuchar?, le preguntó Nazareth Castellanos. «Hacernos cargo de lo que dice el otro sin cargarlo con lo propio», le respondió. Para él «ha sido una revolución», como descubrir que «el cuerpo es la puerta del alma, del yo profundo», precisamente donde empieza la meditación. «Darse cuenta del propio cuerpo es el mejor anclaje para estar en el presente», según añadió la científica. Pero «basta quedarse quieto para descubrir lo inquietos que estamos», señaló D’Ors, que recomendó «lentitud» en cualquier acción a quienes les cuesta meditar: «Cinco minutos lavando un plato se convierte en objeto de revelación», bromeó.
«O abrimos puertas a lo contemplativo o nos destruiremos»
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