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El escritor Pablo d'Ors: «La verdad no duele, duele el ego»

«El desprestigio de la religión ha contribuido al prestigio de una espiritualidad no religiosa»

Pablo d’Ors conversará este miércoles con Nazareth Castellanos invitado por Espai Buit

Pablo d’Ors conversará este miércoles con Nazareth Castellanos invitado por Espai Buit / Elisenda Pons

Raquel Galán

Raquel Galán

El escritor y sacerdote Pablo d'Ors, autor superventas por su ensayo Biografía del silencio, regresa este miércoles a Mallorca invitado por Espai Buit para hablar de 'Espiritualidad y ciencia de la contemplación' con la neurocientífica Nazareth Castellanos.

¿Este encuentro entre una neurocientífica y un sacerdote dará visiones contrapuestas de la espiritualidad?

No lo creo. Aunque yo no sea científico, la visión de Nazareth Castellanos es muy espiritual, de modo que «escenificaremos» un abrazo, largamente esperado, entre ciencia y conciencia. No en vano los físicos de hoy están diciendo lo que los místicos llevan siglos afirmando.

¿La espiritualidad ha dejado de estar asociada a la religión?

No, sigue vinculada en el sentido de que, sin espiritualidad, la religión queda reducida a folclore o, en el mejor de los casos, a cultura. Pero el desprestigio de la religión (particularmente de la cristiana y en Europa) ha contribuido al prestigio de una espiritualidad no religiosa. Para mí la religión es la poética de la mística. Lo importante es la mística, es decir, el fondo; aunque para ir al fondo necesitamos las formas, y a mí me parece que las cristianas continúan siendo muy válidas y hermosas.

Se conoce una mínima parte del cerebro y menos aún del alma. ¿Qué puede decir de ella?

Lo primero que hay que decir es que la cultura occidental cree más en la psicología que en el cristianismo. De hecho, los libros de psicología y de autoayuda siempre están en las listas de superventas. Casi cabría decir que la psicología es la religión de nuestro tiempo. Ahora bien, la palabra ‘psicología’ deriva de la palabra griega ‘psique’, que significa alma. De modo que la psique no es solo el territorio de la mente, también el del alma. ¿Y qué es el alma? La parte de nuestra mente, digámoslo así, que está conectada con la mente del universo. Alma significa ánima, lo que anima. Para clarificar yo diría que el dominio de la psicología es la mente y el de la espiritualidad, la conciencia; y el alma es lo que hace de puente entre uno y otro.

Ha titulado su último libro Los contemplativos. ¿Qué es ser contemplativo?

Un contemplativo es alguien que escucha y mira con amor.

Portada del libro de relatos 'Los contemplativos'

Portada del libro de relatos 'Los contemplativos' / Galaxia Gutenberg

¿Por qué se habla de ciencia de la contemplación?

Personalmente no necesito que etiqueten algo de científico para considerarlo útil o válido. Lo mismo que no necesito que me digan que mi amor es científico para entregarme a él, tampoco necesito que mi espiritualidad sea «científica» para cultivarla e intentar vivir desde ella.

A los personajes de varios de sus relatos no les gusta lo que contemplan en su interior. ¿Es necesario algo o alguien exterior para cambiar uno mismo?

Cuanta más luz tienes, más ves tus sombras. Es más, lo primero que ves cuando empiezas a tener lucidez son tus propias sombras. Ese contraste forma parte de la condición humana. Es natural y comprensible que veamos cosas que no nos gustan de nosotros si nos miramos dentro. Si no nos miramos es, precisamente, para no correr ese riesgo. Lo exterior es simplemente una proyección de lo interior. De modo que si quieres saber qué tienes dentro, mira bien cómo es tu relación con tu pareja, con tus hijos, con tus empleados, con el dinero, con la comida… Todo lo que nos sucede es el mensaje que se nos regala para conocernos. Absolutamente todo es un espejo.

Uno de ellos, Lois Carballedo, afirma que «el infierno es una elección». ¿Lo cree así?

Desde luego. Lo elegimos todo. No lo sabemos, pero eso no significa que no sea así. Nuestra alma sabe qué necesitamos para crecer y nos lo da porque se lo estamos pidiendo a gritos. Nadie vive nada que no necesite. Si no lo necesitase, no lo viviría. No creo en la casualidad, sino en el amor. Hay una gran diferencia.

¿Se hace preguntas teológicas irresolubles, a diferencia del cura de otro de los cuentos?

Hacerse preguntas es, en principio, un buen signo. No creceríamos sin preguntas. Pero digo en principio porque puedes sucumbir a la esterilidad de lo meramente especulativo, y eso es peligroso e infecundo. Yo todos los días me pregunto: ¿qué soy? Esta pregunta es una de las cosas que más me ha hecho crecer espiritualmente, lo confieso.

¿Qué respuesta da a la guerra en Palestina?

Palestina no está solo en un punto de la geografía de Medio Oriente, sino en nuestro corazón. Tenemos dentro una Palestina en llamas. Mi respuesta no es política ni social, puesto que no soy un diplomático ni un voluntario, sino un sacerdote y un escritor, por lo que mi respuesta debe ser cultural y, sobre todo, espiritual, lo que significa que debo implicarme en este asunto todavía más personalmente de lo que pueda hacerlo un político o un voluntario. Mi respuesta es que el único fundamento para la paz exterior es la paz interior. Es totalmente seguro que si todos estuviéramos en paz por dentro no habría guerras fuera. Mi mejor –cuando no única– respuesta a la guerra es estar en paz conmigo mismo. Contra lo que se piensa, esta no es una tarea pequeña, sino enorme. De hecho, no conozco a casi nadie que esté realmente en paz.

¿El diálogo transreligioso que usted promueve es la solución?

Es una solución, no la única. Si las grandes confesiones y tradiciones religiosas se pusieran de acuerdo, es seguro que buena parte del conflicto desaparecería.

¿Qué descubre al escribir?

Que soy mucho peor escritor (aunque también mucho mejor) de lo que pensaba. El escritor de verdad (hay muchos de mentira) trabaja con su inconsciente y eso siempre es un territorio peligroso, donde nos esperan muchas sorpresas, algunas nada agradables. Escribir es meter la cabeza en el alma y ver lo que hay ahí. Lo difícil no es contar lo que has visto, sino meter la cabeza, tener ese coraje, atreverse a mirar la verdad. La verdad no duele, duele el ego. El escritor debe decir la verdad de lo que ha visto. Muchísimas ficciones cuentan muchas más verdades que muchos libros de ciencia o de historia.

¿Qué nuevo proyecto tiene?

Estoy adaptando al teatro un clásico de la espiritualidad ortodoxa: Relatos de un peregrino ruso. Es una historia emocionante y estoy muy ilusionado.

También está inmerso en el estudio del hesicasmo. ¿Qué lo diferencia de la meditación que le dio a conocer?

Este es el nombre técnico de la meditación de cepa cristiana. El término hesyquía significa búsqueda de la paz por medio de la quietud. Yo practiqué zen hasta que descubrí que en mi propia tradición tenía los métodos para el silenciamiento. No es necesario emigrar espiritualmente, aunque pueda resultar muy hermoso y a menudo conveniente. La meditación es el camino más directo para el autoconocimiento, por eso la recomiendo siempre.

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