Entrevista |

Mercè Gambús hace balance al jubilarse: «El proyecto de Barceló en la Seu hoy no sería posible y la primera que se opondría sería yo»

La historiadora del arte se retiró el pasado curso de la docencia en la Universitat y hace unos días presentó su dimisión como directora de la Cátedra Seu de Mallorca

Continuará como investigadora-colaboradora de la UIB dos años más

Mercè Gambús.

Mercè Gambús. / B. Ramon

Montse Terrasa

Montse Terrasa

La historiadora del arte Mercè Gambús se ha jubilado. Cumplidos los 70 años, la experta en patrimonio religioso y hasta ahora coordinadora científico-técnica de la Seu ha ido «desmantelando» sus numerosas obligaciones y cargos para continuar solo como investigadora-colaboradora de la UIB durante dos años más.

¿Cómo se está habituando a la vida de jubilada?

Básicamente intentándola gestionar, porque es un cambio de la idea del tiempo y las actividades que tengo que hacer. Reconozco que tengo a la familia, por una parte, los nietos, en primer lugar, y después tengo todavía muchas cosas pendientes que voy cubriendo. Y me mantengo como investigadora-colaboradora de la Universitat, vinculada a un proyecto.

Y ese proyecto ¿cuál es?

Es un estudio comparado entre la Catedral de Mallorca y la Catedral de Menorca, desde el punto de vista de la tradición de la pintura mural, de lo que son las intervenciones contemporáneas, desde Gaudí en Mallorca a lo que será el obispo Pascual en Menorca. Y hay otra línea que está vinculada al patrimonio inmaterial y, por lo tanto, a las tradiciones culturales de la liturgia, que se utilizan en las dos catedrales. Tenemos pendiente una estancia en México, para trabajar la relación entre la pintura americana y las grisallas conventuales que se hacen en Menorca y Mallorca. La gestión me ha absorbido mucho tiempo y, ahora, de lo que tengo ganas es de retornar no a mis orígenes, sino a lo que siempre me ha gustado en primer lugar de mi profesión, que es la investigación.

"Yo he ido muy a mi aire. Y esto de ir a la mía, también me ha supuesto muchas veces algún que otro golpe...

Es una mujer con carácter e impulsiva ¿Cómo ha podido trabajar en ámbitos tan formales como la Universitat y la Catedral?

Es una buena pregunta, yo creo que porque soy una gran tímida y, en ciertos momentos, me refugio en mí misma. Porque lo pesado que es el ámbito administrativo, la gestión vinculada a cualquiera de las instituciones que ha mencionado, en general en todas las que he tenido que trabajar, realmente es una lentitud que te supera. Cuando te jubilas, haces recuento de las cosas y de los errores cometidos, por supuesto, y yo he ido muy a mi aire. Y esto de ir a la mía, también me ha supuesto muchas veces algún que otro golpe...

Aún así, yendo a su aire, consiguió ser vicerrectora de diferentes áreas en la UIB.

Sí, pero si tengo que ser sincera, siempre he pensado que en parte lo fui porque era mujer y porque en el momento en que me eligieron era una de las pocas personas del ámbito de las Humanidades a la que habían dado un proyecto científico financiado por el Ministerio. Y, además, era un proyecto interdisciplinario.

¿Se vieron obligados?

No, era algo simbólico. También era una persona que no estaba demasiado marcada en aquel momento, veníamos del post Nadal Batle y, por supuesto, el hecho de ser mujer en un momento en el que en aquel consejo de dirección de la Universitat solo estaba Joana Maria Petrus, profesora de Geografía... Siempre he pensado que estos dos elementos fueron determinantes. Tanto con el rector Huguet como con Blasco me sentí bastante libre para poder articular muchas propuestas. Y después, hay un tema que biográficamente fue clave en mi vida universitaria y es la oportunidad de estar al frente, representando a la institución, de todo el proyecto de Miquel Barceló en la capilla del Santíssim.

Impulsó el doctorado honoris causa para Barceló que fue ligado a esa intervención en la Seu.

Exacto, y esto posiblemente explica ya la trayectoria posterior. Porque se daba la casualidad que yo representaba a la Universitat en los contactos con Miquel Barceló desde los inicios, estoy hablando de 1999 y todo concluye en 2007. Mientras, se crea la Fundació Art a la Seu, que viviré también en primera línea, algo que fue muy novedoso e insólito dentro del patrimonio cultural de Mallorca. También fue una etapa muy interesante desde el punto de vista político, social, institucional... Es el momento en que del Govern conservador pasamos al Pacte de Progrés, del Pacte otra vez al PP... Todo esto hace que sean situaciones que van cambiando, pero en la que confluyen muchos intereses, muchos representantes institucionales, públicos y privados. Creo que esta es la gran experiencia, sin duda, ya que coincidían aspectos de la gestión universitaria con los míos particulares, que era la conservación del patrimonio religioso, porque yo ya había creado en 1997 el grupo de investigación de conservación del patrimonio artístico religioso, y todo empezaba a encajar como un puzle, hasta la semana pasada, que presenté la dimisión de la Cátedra Seu de Mallorca.

El de Barceló fue un proyecto cuestionado desde un principio. ¿Cómo lo vivió?

Posiblemente sea políticamente incorrecto decir que he defendido muchas veces cosas en las que yo no acababa de creer. No lo digo por este proyecto. Pero, para mí, la gestión era como una especie de investigación aplicada en el ámbito del patrimonio. En el caso de Miquel Barceló, todas y cada una de las instituciones y todos y cada uno de los representantes que se daban cita en la Fundació Art a la Seu tenían claro sus intereses. Coincidían en algunas cosas y por eso se impulsó un proyecto que hoy por hoy hubiera sido imposible, porque no se dan las circunstancias de ninguna manera. Para mí, personalmente, era una experiencia de investigación, para ver cómo se hacía la transferencia del conocimiento a la gestión, cómo se impulsaba que un espacio medieval, gótico, la antigua capilla de Sant Pere, se transformara en un espacio actual a partir de la intervención de un artista reconocido internacionalmente y que dio como resultado lo que es hoy. Y en la actualidad, ver el impacto que la obra ha tenido, desde el punto de vista del público, pero también por sus usos. La Universitat ha sido una experiencia, la Catedral ha sido un laboratorio para estas experiencias.

"Trabajar con Miquel Barceló fue muy incómodo, lo tengo que reconocer

¿Cómo fue trabajar con Barceló, con el artista?

Muy incómodo. Suerte que estaba Biel Mesquida, que hacía de intermediario a diario y era amigo y lo aguantaba todo. Para mí fue muy incómodo, lo tengo que reconocer. Como se dice, valgo más por lo que callo que por lo que digo.

Pero valió la pena...

Totalmente. No me interesa tanto como obra de Miquel Barceló, que es la diferencia respecto a otras personas, sino como la capacidad de que la Catedral, un Bien de Interés Cultural, con categoría de Monumento Histórico, fuera capaz de aceptar este tipo de intervención. Y todas las administraciones alrededor e instituciones, como Fundatur, que económicamente se implicaban.

¿Dice que hoy no sería posible este proyecto?

Hoy no sería posible y la primera que se opondría sería yo, así de claro.

¿Por qué?

Básicamente porque la Catedral tiene unos problemas de conservación, unas necesidades y tiene, sobre todo, una sensibilización en su modelo de gestión por la que ni siquiera seríamos capaces de solicitar esto a la dirección insular de Patrimonio. Las cosas, en la actualidad, no se hacen como entonces. Si quieres una contradicción máxima en mi persona, yo impulsé esto en un momento en el que quizás no conocía demasiado las entrañas de la gestión de la Seu. En la actualidad, yo asesoraría que lo primero es tener un plan director, lo siguiente es tener un plan de conservación preventiva y las intervenciones se tienen que hacer de una manera planificada y, sobre todo, seguir la normativa legal. La Catedral no tiene necesidad de obras nuevas.

"Se podría hacer una obra nueva en la Catedral siempre y cuando estuviera contenida en un plan director

Yo que le iba a pedir a qué artista encargaría una nueva intervención...

A nadie, absolutamente a nadie. Yo lo que pediría es que las administraciones se activen, tanto la estatal como locales, para agilizar todos los procesos que están en marcha. Hay un plan director que se tiene que redefinir, actualizar. La respuesta correcta sería que se podría hacer una obra nueva en la Catedral siempre y cuando estuviera contenida en un plan director. Hay que pensar que cuando se hace la intervención de Barceló, la Ley de Patrimonio de Balears es muy reciente y prácticamente no tienen estructura de personal ni normativa propia en el Consell para hacer un seguimiento escrupuloso del proceso. Hay hechos como fue localizar unas pinturas del siglo XIV , cuando se iban a colocar fragmentos de muros de cerámica y se había retirado el retablo anterior, de lo que yo me enteré cuando ya se habían hecho cuatro fotografías y ya estaba... Fue inaudita esta desaparición visual de las pinturas, porque estas continúan detrás de la cerámica de Barceló. Este es un asunto que en otro momento no se hubiera permitido, se habría parado todo.

¿Cuál es el estado de conservación del edificio?

La Catedral está muy controlada documentalmente, está en procesos de mantenimiento permanente en los que hay un arquitecto y una arquitecta técnica que hacen un seguimiento. Hay un área de conservación del patrimonio con restaurador y documentalista, hay un seguimiento constante. Pero llama la atención cómo están los portales de la Seu. Están restaurados hace relativamente poco, lo que pasa que el nivel de deterioro es extraordinario, entre otras cosas por cuestiones ambientales. Esto está sometido al plan de conservación preventiva y al plan director, estamos pendientes de plazos administrativos. En la Catedral no se puede poner ni un clavo y antes, sí, se hacía lo que se quería.

De toda su carrera, ¿de qué se siente más satisfecha?

De haber impulsado la reivindicación del arte del Renacimiento y del Barroco en Mallorca y de haber estado al frente de experiencias como la recuperación de las pinturas murales y toda la recuperación del claustro de Llucmajor, la experiencia de Miquel Barceló y los estudios que después se han impulsado. Y sin duda, la más potente ha sido la restauración de la obra de Gaudí en la Catedral y la coordinación de los estudios que se llegaron a hacer y la participación en unas jornadas de estudios históricos sobre la actualización historiográfica de la Seu. He disfrutado mucho, francamente, por eso quiero continuar disfrutando, pero desde una atalaya diferente.

"Echo de menos mucho tener una voz crítica de la Universitat ante tantas cosas

¿No cree que la UIB debería tener un papel más activo socialmente?

Sí, clarísimamente. La Universitat tiene la responsabilidad de estar permanentemente presente, no basta con tener una web, ni mucho menos. Es verdad que se hacen muchas cosas a nivel cultural, pero echo de menos mucho tener una voz crítica ante tantas cosas. Soy muy crítica con la Universitat, con la burbuja a veces aislada, con ese menfotisme, ese individualismo, competitividad... La Universitat no se implica, ni para bien ni para mal. Yo misma he tenido que soportar que los medios de comunicación se me hayan tirado en contra y eso lo padeces, pero al menos has dicho lo que piensas.

El decreto de vivienda aprobado por el Govern permite ganar alturas en edificios catalogados. ¿Qué le parece?

Mi opinión esta contenida en parte de lo que hemos hablado hasta ahora. Actuar por impulsos, no lo entiendo. Entiendo las planificaciones, entiendo el diálogo de todos los agentes implicados y entiendo que estamos en una situación muy límite en cuestión de vivienda, del espacio, de la densidad... Pido responsabilidad a los políticos y respeto a los ciudadanos. Me preocupa muchísimo lo que ocurre aquí, y ya no digamos internacionalmente, porque este es un hecho que me quita el sueño, quizás porque estoy a punto de ser abuela otra vez, me preocupa especialmente por estas generaciones que están a punto de llegar.

Y sa Feixina será Bien Catalogado...

Es un tema complejo y aquí, obviamente, por una parte tengo muy claro que es una memoria que no quisiera recordar, y por otro, si no sa Feixina, creo que alguien debería recordar que hubo un Franco. Creo que es una etapa que en algún momento tendremos que recuperar, como mínimo para hacer un análisis crítico y un recuerdo de aquella situación, porque hay generaciones como la mía totalmente marcadas. Me cuesta pronunciarme, no es cobardía, es simplemente que de un punto de vista lo tengo muy claro, ojalá no existiera, pero por otro lado, tenemos que saber transmitir que hubo franquismo. Hay algún partido que nos lo está recordando.

¿Cuál es su proyecto más inmediato?

Acabar un estudio sobre la fachada principal de la Catedral, anotando que hemos incurrido en errores durante un siglo y medio, errores que podíamos haber subsanado, incluida yo. Errores historiográficos. Datos que se habían dicho a finales del siglo XVII, en el XIX se fueron modificando poco a poco, nos hemos ido repitiendo todos unos a los otros y a este momento han llegado cosas tan alucinantes como decir que en un portal hay una inscripción que no está. Y que hay una fecha en un portal que no está y que no ha estado nunca. Y atribuimos la finalización de la Catedral a una fecha que no existe. Lo que me alucina es que bastaba mirar. Y curiosamente a la primera que le tocaba haber hablado de esto era a mí. Por lo tanto, cumplo una penitencia.

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