Entrevista

Paul B. Preciado: "La revolución contra lo binario es tan profunda como la Revolución Francesa"

"Agarrarse al discurso heteropatriarcal es hacerlo a algo que se desmorona, a unas ruinas. Y, por tanto, los fascistas están completamente desconectados del mundo"

El filósofo Paul B. Preciado.

El filósofo Paul B. Preciado. / Lea Crespi

Nando Salvà

Paul B. Preciado, el pensador más importante de la actualidad en el campo de lo ‘queer’ lleva meses inmerso en pleno proceso de transición, de filósofo a cineasta aclamado; su primera película como director, ‘Orlando, mi biografía política’, se estrena finalmente en España (el viernes 11 de octubre) después de darse un paseo triunfal por festivales de medio mundo. En ella, el autor de ‘Manifiesto contrasexual’ (2000), ‘Testo Yonqui’ (2008) y ‘Dysphoria Mundi’ (2022) se inspira en la novela que Virginia Woolf publicó en 1928 -sobre un personaje que vive a través de los siglos y entretanto pasa de ser hombre a ser mujer- para ofrecer un ensayo sobre la naturaleza de la vida trans contemporánea, una celebración de lo ‘queer’ y una crítica a la dictadura de lo normativo, y para circular en ambos sentidos entre el documental, la fábula, el manifiesto y la autobiografía. Cine que atraviesa y trasciende géneros o, dicho de otro modo, cine no binario.

¿Cuándo decidió convertirse en cineasta?

Todo empezó cuando se pusieron en contacto conmigo desde canal francés ARTE para expresar su deseo de hacer una película biográfica sobre mí. Mi reacción inmediata fue rechazar amablemente la propuesta; en mi opinión no hay nada más normativo que ese relato biográfico según el que la vida empieza con el nacimiento y luego vienen la escuela, el matrimonio, el trabajo y finalmente la tumba. No quería ser definido de esa manera. Les dije: “si queréis hacer una película sobre mí, hagámosla sobre ‘Orlando’”, y aceptaron.

Una escena de ‘Orlando, mi biografía política’.

Una escena de ‘Orlando, mi biografía política’. / EPC

¿Cómo fue el proceso?

Aunque yo no tenía ni idea de hacer una película como director, me atrajo inmediatamente la posibilidad de hacer una película como filósofo y trazar un camino entre la palabra escrita y el rodaje mediado por los cuerpos a través de algo que no es una adaptación o una traducción, sino una transición. Además, hacer la película me dio la posibilidad de volver al espacio colectivo de la política, pero no a través del activismo, sino de una especie de filosofía filmada.

‘Psicosis’, de Alfred Hitchcock, fue una película pionera por su construcción del miedo en torno a lo trans

¿De dónde proviene su conexión con el libro de Virginia Woolf?

Lo descubrí en la adolescencia, y tuve la inquietante sensación de que Virginia Woolf había escrito mi biografía 50 años antes de que yo naciera. Era la primera vez que leía o incluso escuchaba una historia en la que el personaje principal cambia de género a mitad de la historia. Sentí un ‘shock’, porque en aquel momento la existencia política de una persona trans me era completamente desconocida. Por eso fue crucial para mí: mi existencia futura se hizo posible. Y años después el libro volvió a mí, cuando empecé a darme cuenta de hasta qué punto quedaba fuera de la narrativa tradicional sobre la transexualidad, según la que la persona trans es considerada como alguien antisocial, alguien criminal, un peligro frente a lo natural. 

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Esa narrativa ha imperado también en los relatos cinematográficos sobre lo trans.

Por supuesto. ‘Psicosis’, de Alfred Hitchcock, fue una película pionera por cuanto tuvo de construcción del miedo en torno a lo trans, y desde entonces muchísimos otros títulos han contribuido a ello, ‘Vestida para matar’, de Brian de Palma, ‘El silencio de los corderos’, de Jonathan Demme, y hasta una película tan reciente y tan aclamada como ‘Titane’, de Julia Ducournau; esta representación necropolítica de las personas trans, apoyada en una estética oscura y violenta o deudora del porno, sigue siendo dominante en el cine a pesar de nuestra creciente visibilidad y reconocimiento legal. Hablamos mucho de la mirada masculina, pero también deberíamos hablar de la mirada binaria dominante en el cine.

Una escena de ‘Orlando, mi biografía política’.

Una escena de ‘Orlando, mi biografía política’. / EPC

¿Cómo se define una película como ‘Orlando, mi biografía política? Es ficción y documental, es biografía y poesía, es activismo y filosofía.

La frase que más veces oí mientras hacía la película fue: “Paul, las cosas no se hacen así”, y eso me convenció de que iba en el buen camino. Me resistí a encerrarla dentro de los confines de un género específico, así que decidí convertirla en un objeto cinematográfico no binario. Porque realmente creo que Virginia Woolf es una autora no binaria. Estoy convencido de que nunca se sintió a gusto encerrada en la categoría de mujer, de mujer heterosexual.

En menos de 50 años las distinciones entre masculino y femenino o heterosexual y homosexual habrán quedado obsoletas

¿Qué opinó cuando se aprobó en España la Ley Trans?

Obviamente me encanta pueda determinar su propio estatuto de género. Pero me pareció que la ley llegaba tarde, como había llegado tarde la ley sobre el matrimonio homosexual, y sobre todo que se queda corta. Para mí el avance más radical y democráticamente interesante sería eliminar la información sobre el género en todos los documentos administrativos, que me parece una discriminación inscrita en la ley. Nadie toleraría, por ejemplo, que en su DNI se le identificara como musulmán o judío, o como blanco o negro. Sin embargo, continuamos empeñados en aceptar un régimen de organización visual de los cuerpos.

Paul B. Preciado se estrena como director de cine.

Paul B. Preciado se estrena como director de cine. / Pierre et Giles

Si se produce un cambio de gobierno en España, la ley peligrará. ¿Cuánto le preocupa?

Ciertamente me sorprende y me alarma que la sociedad española, o la sociedad del Estado español o las múltiples sociedades del Estado español, sigan estando tan seducidas por la herencia fascista; es como si no fuéramos capaces de lidiar con la destrucción, la muerte y la violencia que generó todo ese proceso. Pero esta revolución contra lo binario es tan profunda como la Revolución Francesa, y no depende de cambios de gobierno. Es una revolución epistémica, que va a cambiar los lenguajes, nuestra aproximación cognitiva al mundo. Vamos a cambiar de piel. 

Cuando leí 'Orlando' tuve la sensación de que Virginia Woolf había escrito mi biografía 50 años antes de que yo naciera

¿A pesar de que el proceso de superación de lo no binario llame a un discurso cada vez más reaccionario y heteropatriarcal?

Agarrarse al discurso heteropatriarcal es hacerlo a algo que se desmorona, a unas ruinas. Y, por tanto, los fascistas están completamente desconectados del mundo. Yo soy mucho más realista ellos. Mi película no habla solo de lo trans sino de un cambio de paradigma; es un delirio que sigamos definiendo nuestra propia sexualidad y nuestro deseo según categorías médicas, psicológicas y legales de finales del siglo XIX, según las que lo no binario se considera patológico o una amenaza social. Estoy seguro que en menos de 50 años haremos una transición colectiva a un régimen no binario, y distinciones como masculino y femenino o heterosexual y homosexual habrán quedado obsoletas.

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