Entrevista

Patty Bonet: "Quiero optar a personajes a los que mi albinismo no los defina"

La valenciana Bonet se ha convertido en el rostro del sorteo de la ONCE, que se emite en TVE, y que ha marcado un antes y un después

Patty Bonet.

Patty Bonet.

Saray Fajardo

Empecemos por el principio, ¿cómo le explicaría al lector qué es ser albina y qué problemas comporta?

El albinismo es una condición genética. Hay diferentes tipos de albinismo, que pueden afectar a la piel, a los ojos o a los dos. En mi caso, es a los dos, es oculocutáneo. Eso significa que tenemos falta de melanina, pero lo que no todo el mundo sabe es que conlleva una gran discapacidad visual porque nuestros ojos no enfocan. Hay un movimiento continuo en los ojos porque están intentando enfocar y tenemos fotofobia porque entra toda la luz. Llevo una vida completamente normal, pero, por la discapacidad visual, hay cosas que son más complicadas. Yo siempre pienso que lo importante es la actitud que pone cada uno frente a la vida.

En 2016 escribió el cortometraje '¿Lo ves?' para mostrar las situaciones cotidianas a las que se enfrentan las personas albinas. ¿Cómo es su día a día?

En el cortometraje cuento que, cuando vas a hacer la compra, en el supermercado tú ya sabes como están colocadas las cosas. Pero, cuando remodelan el supermercado, estás más tiempo para encontrar el producto que has ido a buscar. A lo mejor quedas con alguien que te va a recoger en coche y subes al que no toca. Cuando quedas con un amigo en una cafetería, te hace un refuerzo sonoro porque, si es un sitio con mucha gente, te va a encontrar antes él.

Aún así ha estudiado periodismo y es actriz.

Quien quiere algo lucha por ello, tengas o no tengas discapacidad. Los sueños te mueven mucho. Desde pequeña siempre he querido ser actriz. Hace diez años me vine a Madrid para dedicarme profesionalmente a ello y lo compagino con el periodismo. Soy muy feliz encima del escenario o en un set de rodaje y eso puede con todo.

Participó en la representación 'Cáscaras vacías' en Madrid para contar la situación que vivían las personas con discapacidad en la Alemania nazi. ¿Fue ahí cuando se dio cuenta de que todavía hay mucho por cambiar en la sociedad?

Me vine a Madrid para hacer un curso de interpretación para personas con discapacidad. Ahí conocí a personas que son muy amigas. En el Centro Dramático Nacional había un festival, que se llamaba 'Una mirada diferente', donde hacían talleres. Hice un taller y surgió 'Cáscaras vacías'. Fue una obra pionera porque fue la primera con actores con discapacidad y que hablaba sobre discapacidad en la programación regular. Fue un antes y un después en la escena española. Ser parte de ese cambio fue un privilegio. Queda muchísimo por hacer, pero ese fue un primer pasito que se dio. Igual ahora es el momento de que las cosas empiecen a cambiar.

¿Ha notado que le han tratado de manera diferente?

Sí. Por ejemplo, en una escuela me dijeron que no podía estudiar ahí porque no veía bien. En cástines, me decían que se me mueven mucho los ojos. Hace años que eso ya no lo oigo. Eso ha cambiado. Aunque lo piensen, ven que ya no es políticamente correcto decirlo. Las cosas van cambiando. Pasan cosas malas, pero también buenas. Ahora ya se plantean hacer cástines a gente albina. Anteriormente ni por asomo. Si querían a una persona albina, le ponían una peluca blanca y ya está. Ahora los personajes a los que opto son, como digo yo, albina que da yuyu, pero es un nicho de mercado que, al menos, ahora se plantea. Ese camino se va haciendo, queda muchísimo, pero, al menos, se van abriendo puertas poco a poco.

¿Sólo os buscan cuando el papel encaja con vuestro perfil?

Exacto. Yo lucho por la normalización para que yo pueda optar a personajes en los que mi albinismo sea una característica más, pero que no sea lo que los define ni su conflicto principal. Está claro que si me dijeran que van a escribir una película en la que el personaje es una mujer albina con sus conflictos, lo haría porque España aún tiene que pasar por ahí para visibilizar el albinismo. Pero sería el pasito anterior para poder optar a personajes que tienen millones de conflictos y el albinismo fuera una característica más.

Sí que vemos a gente en silla de ruedas o con algún tipo de discapacidad, pero no a actores o actrices albinas.

No buscan. Cuando tienen hacer un papel de alguien que va en silla de ruedas, cogen a un actor que no va en silla de ruedas porque creen que no hay actores en silla de ruedas y sí que los hay. También hay albinos, pero hay un desconocimiento brutal. Necesitamos que el gremio abra la mirada: los directores, los guionistas, los productores… Tienen que abrir todos la mirada. Si un productor quiere un personaje que no le importa que sea diverso, pero el guion no está escrito, estamos cerrando puertas. Hay que mirar el talento de las personas. Si te gusta como lo hace, pues sólo hay que incluir esa diversidad en el guion. Tenemos que poner todos de nuestra parte.

¿Cree que las productoras intentan rellenar esa cuota de inclusión?

Tengo entendido que a las productoras pequeñas les dan más puntos si certifican que cuentan con diversidad en el equipo. Es una discriminación positiva que es necesaria, aunque sea por cubrir una cuota, igual eso nos da trabajo y es la manera de que ellos descubran a esa persona con diversidad para que llegue un momento en el que la cuota no sea necesaria y les nazca incluir a personas con diversidad. Para llegar a ese punto es necesario que se les premie. Puedes pensar que hay una cuota, pero, al menos, tengo trabajo.

Entiendo que todo esto tendrá su repercusión a nivel psicológico.

Como todo el mundo, tenemos días buenos y menos buenos. Cada uno lidiamos con nuestras inseguridades. Se tiene el típico conflicto sobre si estoy en la producción porque cumplo una cuota o porque realmente quieren que esté. Al final voy a hacer bien mi trabajo, que ellos acaben contentos y yo esté satisfecha. A mí me puede que soy muy feliz trabajando. Es donde mejor me lo paso. Tenemos días buenos y malos como todo el mundo, pero prima que voy a hacer lo que me gusta y es una oportunidad de conocer a gente nueva y de ahí puede salir un nuevo trabajo.

¿Se siente más presionada o que debe demostrar más que el resto?

Es una presión que me he impuesto yo. De pequeña no tenía referentes de actrices con albinismo. No tenía a nadie en quien reflejarme. Al principio, cuando te dicen es que si no ves, no puedes o si te molesta la luz, no puedes estar en un escenario, te planteas que igual no puedes, pero es lo que quiero y lo que me hace feliz. De alguna manera, me he autoimpuesto esa presión porque sí que quiero ser un referente para las personas que vengan después y vean que se puede, aunque queda mucho por hacer. Si quieres, lo puedes intentar. A veces, me pregunto por qué me pongo estas presiones. Igual algún día tendré que parar porque estoy sufriendo. Sí que tengo la fuerza necesaria para impulsar ese ánimo a las generaciones que vienen y se quieren dedicar a esto.

Presenta el sorteo de la ONCE. ¿Cómo cree que estos proyectos pueden visibilizar vuestra situación?

Ha sido un antes y un después. Me dijeron que fui la primera presentadora con discapacidad en la televisión pública. Para mí es algo muy importante. Me parece maravilloso que visibilicen la inclusión porque mi compañera no tiene discapacidad. Las dos trabajamos en lo mismo, las personas ven que hacemos lo mismo y en igualdad de condiciones. Ella puede leer el texto y yo me lo tengo que aprender, pero el resultado es el mismo.

Suscríbete para seguir leyendo