CINE CRÍTICA | El fantástico caso del Golem

Poshumor expresionista

Brays Efe y Anna Castillo.

Brays Efe y Anna Castillo.

Quim Casas

La cuarta película de Burnin’ Percebes (Nando Martínez y Juan Fernández) es menos low coast que las anteriores, Searching for Meritxell, Ikea 2 y La reina de los lagartos, aunque la tercera ya tenía algo más de producción.

Tiene también un metraje más estándar, ya que las otras apenas llegan a los 60 minutos. Pero una mayor inversión económica y el concurso de intérpretes conocidos (Luis Tosar, Anna Castillo, Roberto Álamo y Bruna Cusí, esta ya presente en La reina de los lagartos) no han hecho variar ni un ápice su estilo: el punto de partida de El fantástico caso del Golem es que un joven cae desde la terraza de la casa de su amigo, en plena fiesta etílica, y se desintegra por completo, lo que no resulta extraño a nadie salvo para el amigo en cuestión.

La película mezcla géneros y juega con otros referentes, el principal de ellos el mito hebreo de Gólem, la figura de barro que cobra vida para proteger a los judíos según el folclore medieval, protagonista de varias cumbres del cine expresionista. Martínez y Fernández crean una liviana trama a partir de la cual construyen algo parecido a unas set pieces de humor absurdo —la protagonizada por Anna Castillo, por ejemplo— siguiendo un hilo argumental de thriller que desemboca en una estética particular y un jocoso estudio de la estupidez humana en los márgenes de poshumor.

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