Día del Padre

Padres escritores y músicos guían a sus hijos: Papá, quiero ser artista

Gabriel Janer Manila, Luis Alberto Segura, Francisco Fullana y Francesc Blanco explican su papel en la educación artística de sus hijos con motivo de la celebración del Día del Padre

Luis Alberto Segura, con sus hijas June (guitarra) y Moira Mae (batería)

Luis Alberto Segura, con sus hijas June (guitarra) y Moira Mae (batería)

Redacción

¿Qué papel deben jugar los padres en el desarrollo artístico de sus hijos?, ¿hay que dejar a un lado el impulso obsesivo por la perfección?, ¿la de artista es una profesión tan digna y protegida como para entregársela a los hijos? Cuatro padres que han inculcado a los suyos su amor por la literatura o la música revisan su experiencia al respecto y aportan algunas respuestas.

Gabriel Janer Manila: "Las mejores cosas las aprendemos por contagio"

Escritor, maestro y catedrático, Gabriel Janer Manila también es padre, de dos hijas, la también escritora Maria de la Pau Janer y la bióloga y topógrafa Maria del Mar, y de otros dos hijos, ambos músicos, Tomeu y Pere, todos fruto de su matrimonio con Alícia Mulet Alomar. «No es casualidad que tengan trabajos relacionados con el arte pero tampoco fue algo intencionado», afirma el autor algaidí. «Las mejores cosas de la vida —añade—, aquellas que aprendemos y nos hacen felices, las aprendemos por contagio. En este sentido sí creo que yo les he contagiado algo. En su juventud les llevaba a ver exposiciones de arte, al teatro, a un concierto… Como me gustaba a mí pensaba que a ellos también les gustaría. Veían que yo me entusiasmaba, que me seducía aquello que les mostraba, que lo vivía intensamente. Y ocurrió que después se contagiaron bastante, lo suficiente para tener inquietudes artísticas y querer hacer algo creativo».

Pere Janer, el más pequeño de sus cuatro hijos, formado como músico en La Fosca y a punto de publicar un nuevo disco como solista, le dijo un día a su padre, «nos has enseñado una forma de mirar», a lo que el profesor responde: «Yo no he enseñado nada con intención, si acaso lo he hecho sin quererlo hacer». Maria de la Pau, que siempre ha considerado a su padre como su primer maestro, heredó una vocación literaria que le ha permitido desplegar una amplia producción. «Me pedía consejo y me enseñaba las cosas que escribía, sí, porque hacía algo muy parecido a lo mío, o semejante. Intenté evitar, todo lo que pude, que fuera escritora, porque en aquel momento yo pensaba más con las zonas oscuras que tiene la creación literaria, porque la literatura no solo es crear, imaginar, inventar, también es trabajar. Y ese trabajo es duro, no es fácil, es pesado, te cansas de verdad y en algún momento quisieras no haberlo hecho. Y luego la envidia, gente que no te soporta, o que pone palos en tu vida. Pensaba: mejor que no tenga que pasar por todo esto que yo pasé. Pero basta que intentes evitarlo para que se aferre más a ese deseo».

Gabriel Janer Manila y Alícia Mulet Alomar, con sus hijos Maria de la Pau, Maria del Mar, Tomeu y Pere

Gabriel Janer Manila y Alícia Mulet Alomar, con sus hijos Maria de la Pau, Maria del Mar, Tomeu y Pere / GJM

Los hijos no son parte del patrimonio de los padres

El violinista Francisco Fullana, cuyo último hito pasa por el nombramiento de artista en residencia para 2022-23 de la orquesta barroca Apollo’s Fire, ganadores del Grammy en 2020, siempre ha estado apoyado por su padre, desde que empezó sus estudios a los cuatro años de la mano de Bernat Pomar. «Lo único que he hecho es lo que hacen a diario millones de padres con sus hijos, disfrutar de ellos y con ellos y recorrer el camino juntos. Desde siempre hemos tenido muy presente que los hijos no son parte de nuestro patrimonio. El papel de los padres es ayudar a los hijos a crecer, pero son ellos los que crecen y llegado un momento tienen que dejar el nido y aprender a volar por sí solos», sostiene su progenitor, Francisco.

Cuenta su padre que el hoy premiado intérprete sintió ya «desde pequeño curiosidad, amor por el violín y por la música, y lo que empezó como un juego, terminó convirtiéndose primero en pasión y después en profesión. Ser músico, en la mayoría de los casos, es más una carrera de fondo que un sprint. La música es una actividad que requiere no sólo aptitudes, necesita una dedicación progresiva, pero constante y sistemática. Y tiene que salir de ti. No recuerdo nunca haberle dicho a Francisco que estudiara o que ensayara». 

En opinión de Francisco padre, «uno siempre es fruto de sus circunstancias, de sus aptitudes, de su constancia, pero también de su suerte y de sus oportunidades. Y eso es lo que tenemos que hacer los padres y todos como personas, intentar ofrecer a nuestros hijos, a los niños y jóvenes oportunidades. En esta vida hay que disfrutar con lo que uno hace y se propone, lo cual no quiere decir que vaya a ser algo fácil, pero también hay que tener suerte de que nuestros caminos se crucen con los de otras muchas personas que, de una manera o de otra, nos van a ayudar a recorrer nuestro camino vital, a paliar las dificultades y los momentos difíciles y a disfrutar de lo que hacemos y de lo que queremos hacer».

El violinista Francisco Fullana con Midori y sus padres (Mª Ángeles y Francisco) en el “backstage” del Auditorium de Palma, con motivo del concierto monográfico con obras de Bach que Midori y Francisco realizaron con la OSIB, bajo la dirección de Pablo Mielgo

El violinista Francisco Fullana con Midori y sus padres (Mª Ángeles y Francisco) en el “backstage” del Auditorium de Palma, con motivo del concierto monográfico con obras de Bach que Midori y Francisco realizaron con la OSIB, bajo la dirección de Pablo Mielgo

Papás rockeros, hijo rockero, nietas rockeras

A Luis Alberto Segura, el líder de L.A., también fueron sus padres quienes le abrieron las puertas de un mundo, el de la música, en el que decidió quedarse para siempre. Hoy es padre de dos niñas, June y Moira Mae, y un niño, Elliot. «Me gustaría que se convirtieran en un trío musical maravilloso. Así tendría yo trabajo como productor», dice entre risas. Ya en tono serio, aclara que lo único que quiere es que «respiren libres», al tiempo que recuerda cómo se enganchó al bello ejercicio de escuchar canciones. «Descubrí el amor la música a través de la colección de discos y singles de mis padres, adolescentes en los 60, y por tanto, oyentes de los Beatles, los Kinks, los Hollies, Led Zeppelin, Jimi Hendrix... Yo aprendí antes a limpiar un vinilo y ponerlo bien en el tocadiscos, con la aguja encima sin rallarlo, que a ir en bici. Mis padres tenían un interés especial en que cuidara su colección de discos y transmitirme el amor por ese medio, la música grabada, los artistas internacionales de calidad... Crecí con eso, esos eran mis superhéroes. Yo quería ser Ringo o Paul McCartney antes que Spiderman o Superman. Cuando empecé a demostrar que me interesaba la batería hicieron todo lo posible por facilitarme ese camino, ese aprendizaje. Vieron que había un interés más allá de la pajarada temporal. Tengo fotos de cuando tenía 4 años con una batería de juguete. Como buenos oyentes vieron que tenía ritmo, entonaba, tenía oído… Me aprendía las lecciones de memoria. Siempre me apoyaron en todas mis decisiones, desde el minuto cero», subraya.

Luis Alberto Segura, con sus hijas June, a la guitarra, y Moira Mae a la batería

Luis Alberto Segura, con sus hijas June, a la guitarra, y Moira Mae a la batería

La motivación de Francesc Blanco

El pianista Francesc Blanco no recuerda con exactitud cuándo y cómo su hija, Helena, le comunicó su pasión por la música. «Ella ya escuchaba música antes de nacer y siempre ha seguido y escuchado los ensayos y músicos con los que he trabajado. Incluso desde que tenía unos pocos meses de vida ya veía las producciones de ópera para niños que ensayábamos en casa». Para el promotor de Euroclàssics, un padre debe motivar a su hijos para que «aprendan a amar y disfrutar del arte» porque éste en general y la música en particular, «son un medio para expresar emociones», una herramienta siempre beneficiosa en el desarrollo personal.

"Me gustaría ser artista en general, porque todavía no sé lo que el futuro me depara, pero sé que quisiera ir hacia la industria de los musicales", comenta Helena, intérprete que no entiende el arte sin disfrute y que tiene una cosa bien clara: Antes sí que mis padres eran un modelo a seguir. Ahora ya no, no quiero ser como ellos porque tengo a otros artistas como modelo y aunque no los conozca, veo lo que yo quiero ser, no lo que mis padres quieren. No quiero convertirme en ellos", sino ser ella misma.

Francesc Blanco, al piano, acompañando a su hija Helena, violinista

Francesc Blanco, al piano, acompañando a su hija Helena, violinista

Reflexiones en torno a lo que le urge a la profesión de músico

Francisco, el padre del violinista Francisco Fullana, sabe de música, de la profesión de músico, un oficio que no acaba de estar protegido en un país, España, donde la cultura se escribe aun en minúscula. "Los niños, los jóvenes, necesitan contar con la mejor formación posible en cada momento. Y es evidente que la formación de las nuevas generaciones de músicos españoles hace muchos años que cuenta con grandes profesores, con grandes pedagogos, que son la esencia sobre la que van creciendo poco a poco los músicos de las nuevas generaciones, que a su vez, con su trayectoria y su dedicación se convierten en referentes y en profesores de los que vienen a continuación. Contamos con grandes profesores, muy comprometidos con su quehacer diario, contamos cada día con más medios, con mejores infraestructuras, y lo que necesitamos es una inversión pública y privada sostenida en el tiempo y buenos gestores de los intereses públicos", reclama.

"Si miramos a nuestro alrededor y más allá vemos que cada vez hay más intérpretes, compositores y directores jóvenes de Balears que están desarrollando sus trayectorias en el mundo musical europeo y americano. Todos esos jóvenes fueron niños y niñas que aprendieron a coger un instrumento, a disfrutar de su música, en nuestro caso en Mallorca, primero con profesores, en academias, después continuaron su formación en conservatorios de las Islas. En ellos aprendieron a ser músicos y adquirieron la formación necesaria para continuar su trayectoria, primero formativa y después profesional en cualquier parte del mundo", reflexiona.

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