El alma de Diabéticas Aceleradas, Pep Noguera, trasplanta su monólogo vital a Madrid

Pedro Almodóvar, Bibiana Fernández y Alaska tienen entradas para asistir a la obra del artista mallorquín. Su objetivo es animar a donar órganos, que a él le salvaron la vida

El artista Pep Noguera, transplantado de riñón y páncreas

El artista Pep Noguera, transplantado de riñón y páncreas / Biel de la Mel

Raquel Galán

Raquel Galán

Hay un riñón en Campanet que se llama Pep Noguera. El alma de Diabéticas Aceleradas relata la bonita anécdota: «La última vez que representé Trans-Plantar en Mallorca fue en ese pueblo y yo siempre cuento en la obra que mis trasplantes tienen nombre. Mi riñón se llama Jordi porque me lo pusieron el día de Sant Jordi en el hospital Clínic de Barcelona y mi páncreas es Isidra en homenaje a Madrid, ya que he vivido allí 15 años y tengo familia. Pregunté al público si había alguna persona trasplantada y un señor levantó la mano y me dijo que estaba en lista de espera por segunda vez para un riñón. Otro espectador gritó: «¡Ponle Pep!» Me dio mucha vergüenza pero al cabo de medio año recibí una llamada telefónica de la alcaldesa de Campanet para decirme que aquel señor quería hablar conmigo. Me explicó que la operación fue bien y le había puesto mi nombre. Me emocioné muchísimo. Solo por esto vale la pena haber hecho el monólogo», destaca el autor, que da el salto a Madrid con Trans-Plantar todos los sábados de este mes.

Pep Noguera representará su Monólogo vital, según añade el subtítulo, en la sala AZarte, y ya tienen entradas para verle artistas como Pedro Almodóvar, Carmen Machi, Alaska, Mario Vaquerizo, Bibiana Fernández y más amigos del mallorquín residentes en la capital. «Estoy un poco nervioso, aunque es de los nervios sanos. Me hace mucha ilusión que Diabéticas regrese a Madrid, pese a que no es exactamente Diabéticas Aceleradas, sino un espectáculo muy personal».

Lejos quedan los años de la Movida en los que la compañía de cómicos isleña se inició allí «con muy buen pie», recuerda Noguera. «En la adaptación al castellano del monólogo incido en nuestras vivencias por los escenarios de Madrid en aquella época, como cuando Pedro vino a vernos por primera vez y nos invitó a actuar en la fiesta de presentación de la película Átame o cuando Alaska organizó el primer Halloween que se celebró en España, en el que participamos. Y también muestro retratos del conocido fotógrafo de la Movida Pablo Pérez-Mínguez», enumera en relación a los guiños a la capital y los transgresores años de eclosión cultural.

Experiencia como diabético y trasplantado

No obstante, el hilo conductor de la representación teatral es su experiencia como diabético que ha sido trasplantado dos veces después de dos intentos frustrados. Por ello, irán a verla componentes de la Organización Nacional de Trasplantes, ya que la intención de Noguera es «realizar la obra con charlas posteriores en asociaciones y colegios para concienciar sobre lo importante que es donar órganos, imprescindibles para la supervivencia de numerosas personas».

Pep Noguera transplanta  su monólogo vital a Madrid

Pep Noguera transplanta su monólogo vital a Madrid / raquel galán. palma

«El mejor regalo»

Quiere animar al público a que se haga donante y en una de las escenas del monólogo homenajea a quienes le otorgaron su nuevo riñón y páncreas. «Es el mejor regalo del mundo, me dieron vida para continuar viviendo. Imagina lo que significa. Pero no hay manera de que te cuenten nada de ellos, y eso que utilicé mis armas de seducción, por lo que decidí rendirles este pequeño homenaje en el escenario», afirma el protagonista. Estaba tan feliz que su deseo era agradecérselo a la familia de aquellas personas ya fallecidas, pese a que es «completamente lógico y necesario preservar el anonimato», añade.

Trans-Plantar cuenta también con humor sus dos intentos frustrados. «Mucha gente rechaza los órganos, como me pasó a mí en la primera ocasión. Aquí lo explico de forma cómica, aunque fue surrealista y brutal. Lo pasé muy mal física y anímicamente». Ahora todo aquello queda atrás y solo recuerda con gran emoción el día que volvió al Clínic no para acudir a una revisión, sino para representar el monólogo en una jornada dedicada a los trasplantados. «Allí estaban mis médicos y enfermeras, en el lugar donde nací de nuevo, y además en la parte antigua, que es una joya arquitectónica. Fue mágico», concluye Noguera.

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