Transgresión e improvisación, una voluntad dadaísta, punk y al mismo tiempo íntima, poesía, teclados analógicos y programaciones se conjugan en Apoptosi Apoptosi(Ona Edicions), una obra musical y gráfica que aborda las problemáticas ambientales y sociales de Mallorca y que lanza, ya desde la primera página, una pregunta: creus que en aquesta illa de la calma les coses d'un temps se compondran? El álbum, resultado de cuatro años de trabajo, lleva la firma de Miquel Brunet (Bunyola, 1961), Marcel Pich (Es Molinar, 1986) y Guillem Simó (Son Espanyolet, 1964), contiene dieciséis pistas, en las que se alternan las canciones y los paisajes instrumentales, con el piano como protagonista, y se mueve entre el pop alternativo, la canción de autor y la new age, fruto del deseo de "jugar con el concepto de atemporalidad", apuntan sus autores. Disponible en formato libro-disco en Xocolat, Quart Creixent, Embat, Drac Màgic, Apoptosi se presentará en directo el próximo 15 de febrero en uno de los festivales de canción de autor más importantes de Europa, el Barnasants.

"No aspiramos a los primeros puestos de las listas de ninguna radiofórmula. Somos conscientes de que el lenguaje que empleamos los tres participantes en esta propuesta conceptual no es ni de radiofórmula, ni de mainstream conciliador, ni de best-seller de moda. La convencionalidad lúdica no nos motiva", aclara Miquel Brunet.

"Tinc un ventall de cançons" fue la hermosa sentencia con la que Marcel Pich, siempre inquieto, se presentó en los estudios de Brunet. "Eran cuatro borradores de canciones, unas letras y unas músicas por encima, pero me cogió con toquera", confiesa el músico bunyolí, que aprovechó el potencial de su estudio para desempolvar viejas máquinas, como un sintetizador minimoog o un theremin, que alternó con su piano Steinway. "Hacía muchos años, ya en mi época de Taverners, que hablábamos sobre el deseo de hacer algo juntos", apunta Pich. Brunet "mordió el cebo" y ambos se entregaron a una grabación que en ningún momento fue "un camino de rosas", al contrario. La concepción conllevó dosis ingentes de cerveza y café, "nos costó mucho definir lo que queríamos hacer", reconoce Brunet; la gestación fue larga; "y el parto, además de doloroso, ha sido de todo menos coherente", añade.

Las letras de Pich responden a un ejercicio vital, el que supone vivir "en una tierra cada vez más hostil, saqueada desde el punto de vista ecológico", señala su colega pianista. "Desde la poesía y un espíritu dadá, hablo de esta Mallorca apocalíptica", afirma el autor, que ofrece, a través de sus textos, y de otros ajenos, como los de Josep Maria Llompart y Màrius Torres, un paseo por esta Mallorca "siempre agonizante y compulsiva" para lograr una obra "atemporal en la que pasado, presente y futuro se conjugan como paradigma del desastre".

Al tándem Brunet-Pich se sumó, en la última fase del proyecto, el diseñador gráfico, ilustrador y actor diletante Guillem R. Simó. "Toda esta inquietud, este malestar, se refleja en los dibujos" que salpican esta obra conceptual, reconoce, unos dibujos "hostiles" que casan con el sonido "áspero" de Apoptosi, disco que toma su título del término científico que define "el mecanismo de muerte celular programada genéticamente que permite la eliminación de células envejecidas, dañadas o sobrantes".

La escucha de Apoptosi no es sencilla. "No es un disco de canciones, es una obra integral, para escuchar toda seguida, mirando los dibujos. Que no la escuchen en el móvil", ruegan tanto Brunet como Pich.

El libro-disco está estructurado en seis fases o capítulos: Gènesi mortinata, Sobredimensió del terreny, Inici del caos unicel·lular, Patrimoni d'un sol ús, Rituals (de conservació) y Darrer avís. A pesar de que contenga frases como "aspaviento al Borbón y una cabeza ya cortada" (correspondiente al tema Cavallet), los responsables de Apoptosi advierten: "No creemos que nadie interprete este trabajo como una reivindicación panfletaria".