­Las Águilas y Sant Joan Pelós volvieron a ser el centro de todas las miradas durante la tradicional procesión del Corpus de Pollença, una de las más singulares y vistosas de la isla.

Se cree que data del siglo XIV y pese al incuestionable paso de los años es una de las tradiciones religiosas más arraigadas y singulares que se conservan. Cada año tiene lugar sesenta días después del Domingo de Resurrección. La procesión se realizó una vez que finalizó la misa solemne en la iglesia de la Mare de Déu del Àngels, tiempo durante el cual las calles del municipio se llenaron de vecinos y curiosos.

Como marca la tradición abrió la procesión Sant Joan Pelós, este año representado por el joven Cristòfol Llompart, quien iba vestido con una túnica roja y portaba la cara tapada, una cruz en una mano y un pequeño cordero en la otra. Le siguieron de cerca las Águilas, principal reclamo de la procesión debido a la espectacularidad de sus trajes y a la gran cantidad de joyas que las adornan. Las gemelas Joana Aina y Antònia Pérez se metieron este año en la piel de las Águilas y son las primeras de su familia que participan activamente en la celebración. Cada una iba vestida de blanco y en la cintura llevaba una armazón de cartón que reproducía la imagen de un águila. Posiblemente el año que viene los armazones serán restaurado ante el delicado estados en el que se encuentran.

La gran cantidad de joyas que lucieron las jóvenes fueron prestadas por diferentes familias. Antes de la procesión, las joyas estuvieron custodiadas en una entidad bancaria para evitar su robo.