­Desde finales del siglo XVIII, el primer domingo después de Pascua se celebra la Feria de Sant Francesc de Muro, una feria dedicada a la agricultura, la artesanía y la ganadería que llena los alrededores del convento dels Mínims de fiesta y alboroto. La artesanía fue ayer la principal protagonista pues la mayoría de puestos de venta fueron de artesanos de los más diversos oficios.

La calle de Santa Ana albergó en toda su extensa longitud infinidad de paradas, así como las atracciones de feria que fueron uno de los puntos más visitados por los niños.

El interior del convento estuvo tomado estrictamente por maestros artesanos y allí se vieron artículos de gran calidad. Bordados, cuchillería, alpargatería e incluso los tradicionales dimonis mallorquines en forma de marioneta que elabora Pep ´Caragol´.

El centro del claustro recreaba una típica era y allí se mostraba como se trillaba antaño con una caballería. No faltaron las tonades des batre de los populares Biel ´Collut´ y Antònia ´Mussola´.

La avenida de Santa Catalina Tomàs albergó la muestra animal. Allí también se vio como funcionaba una vieja noria que instalaron Joan Pujades y Tomeu Llabrés, de Inca.

La calle Joan Carles I fue el espacio del motor; coches antiguos y modernos la coparon. También albergó una muestra de industria.