Lletra menuda: Doble pinza demográfica y patrimonial

Un inversor alemán adquiere un casal histórico de sa Pobla, Cas Murero

Un inversor alemán adquiere un casal histórico de sa Pobla, Cas Murero / DM

Llorenç Riera

Llorenç Riera

Si los inversores extranjeros, mayoritariamente, son los únicos con interés y capacidad para adquirir las possessions inviables y los grandes casales inhabitables, pero con esplendor candente y, por otro lado, la población autóctona es incapaz de atender la demanda laboral, significa que estamos atrapados en una doble pinza, la patrimonial y la demográfica. Es un vuelco social y estructural absoluto que se infiltra en todos los comportamientos y costumbres de la isla.

Al hilo de la actualidad, podemos fijarnos en el ejemplo de sa Pobla para corroborarlo. Ya no hay marjal posible sin sus trabajadores migrantes y, como en tantos otros municipios, sus casas insignia pasan a titularidad extranjera. Después de los terrenos de Crestatx, ahora llega el turno de Cas Murero con unas intenciones de futuro que no han sido desveladas, pero con el lastre de los okupas, el reflejo de otra problemática que ya no es exclusiva de Palma o la costa porque el problema de la falta de vivienda también se ha instalado en los pueblos. Si quedan casas, son inhabitables y, para más inri, caras.

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