­La división interna en la Lliga Regionalista de Pollença ha dejado de ser un secreto a voces para convertirse en realidad. Nueve de los trece componentes de la dirección del comité local de esta formación en Pollença, incluidos el presidente Tomás Galindo y la ex candidata a la alcaldía y actual teniente de alcalde municipal, Malena Estrany, comunicaron ayer su decisión de abandonar el partido para no ingresar en el Partit per les Illes (PI), el nuevo proyecto político nacido de la fusión de la Lliga Regionalista de Jaume Font y de la Convergència de Josep Melià.

La decisión podría tener consecuencias en la gobernabilidad municipal, ya que dos de los tres ediles de la Lliga que forman parte del equipo de gobierno con el PP, la propia Malena Estrany y Tomeu Fuster, dejarán de pertenecer al grupo municipal del partido regionalista para pasar a ejercer como miembros no adscritos en el pleno, si bien no tienen intención de abandonar las competencias que gestionan en el seno del equipo de gobierno. El tercer edil de la formación regionalista, Martí Roca, permanecerá en el partido porque su intención es formar parte del PI. En los últimos plenos, Roca ya se había desmarcado en varias ocasiones del voto de Estrany y Fuster.

Los disidentes justificaron ayer su decisión en el "respeto" a los 1.063 electores que apoyaron a la Lliga en los pasados comicios, quienes "optaron por este proyecto y castigaron claramente a los partidos que gobernaban en aquel momento", entre los que figuraba UM, antes de que esta formación se convirtiera en Convergència. Conviene recordar que, dos meses antes de las elecciones locales de 2011, Malena Estrany rechazó ser la candidata a la alcaldía del partido de Melià y acabó decantándose por la Lliga de Font, una decisión que molestó a la vieja guardia de UM en Pollença, que vio cómo su presencia en el pleno quedaba reducida a dos ediles, uno menos que la nueva Lliga.

Malena Estrany afirmó ayer que su decisión tiene el objetivo de "no obstaculizar el proyecto del PI ni a nivel balear ni a nivel local", ya que cree que el nuevo partido "es un espacio político necesario". Respecto a su futuro político, Estrany asegura que no descarta nada. "Ya veremos qué pasa al final de legislatura, no hemos tomado ninguna decisión", dijo. "De momento seguimos siendo regidores mientras el alcalde no diga lo contrario", apuntó antes de admitir que la situación actual "es un poco extraña", con dos ediles (ella y Fuster) que "siguen un camino" y otro (Roca) que "sigue otra ruta".

Por su parte, el alcalde Tomeu Cifre (PP), aseguró ayer que actuará con "prudencia" y que no tomará ninguna decisión antes de reunirse con el equipo de gobierno para "ver cuál es la perspectiva de los ediles". A nivel administrativo, el alcalde admitió que la situación "será complicada", ya que Estrany y Fuster dejarán de formar grupo municipal, lo que se traducirá en pérdida de influencia en organismos autónomos y de voto en las comisiones municipales.