Muchas pancartas pero menos afluencia (unas 300 personas) y poco ruido. Y es que aunque la indignación sea la misma que hace más de tres meses, cuando se cerró el puente elevado del Riuet de Porto Cristo, ni los organizadores (la asociación de vecinos y los comerciantes locales), ni la clase política quieren echar más leña al fuego, ni pretenden que las manifestaciones sean vistas como una presión por el Tribunal Superior de Justicia de las Balears (TSJB).

"Sólo queremos hacer ver a la Justicia que si antes los perjudicados eran dos, ahora somo los 8.000 vecinos de Porto Cristo los que sufrimos", explicaba el presidente de los comerciantes, Dionisio Egidos, en plena plaza de l´Aljub, punto de encuentro de las protestas hasta ahora. "No es una manifestación, esta vez se trata de una concentración y recogida de firmas de un pueblo pequeño que lo único que quiere es no verse perjudicado a las puertas de la temporada turística".

Y es que lo que más preocupa ahora mismo a los porteños, son los perjuicios económicos que la permanencia en el cierre del puente supondrían sobre los 250 comercios de la localidad, "y los entre 1.500 y 2.000 trabajadores que dependen directamente de ellos, y que muchos no podrán ser contratados ante la incertidumbre".

El presidente de la Junta de distrito de Porto Cristo, Joan Gomila (AIPC), se mostró contrariado ante la situación y frente a una temporada turística "que en estos momentos y teniendo en cuenta las circunstancias internacionales, podría ser muy buena, pero no sabemos como se iniciará dentro de quince días y durante la Semana Santa".

Gomila subrayó de nuevo que la clave de la reapertura del puente está en la resolución del incidente planteado el julio pasado por el Parlament, que aprobó legalizar la infraestructura, y teniendo en cuenta que el ayuntamiento de Manacor llegó hace aproximadamente un mes a un acuerdo económico con los afectados (473.000 euros entre siete) para que retiraran su demanda.

Firmas y mucha vigilancia

Pero el punto más destacado de la concentración ciudadana de ayer a mediodía, fue la recogida de firmas en favor de la reapertura. Entre hace una semana y ayer, las asociaciones vecinales y de comerciantes ya han conseguido reunir entre 2.000 y 2.500, lo que para Egidos es "un verdadero éxito, y que seguro va a seguir durante los próximos días".

Otro foco de atención se centró precisamente en el puente elevado como tal. Varios furgones y media docena de agentes de la Policía Nacional, vigilaron en todo momento el sistema de vallado y la posible intromisión de manifestantes sobre la obra, cosa que no llegó a producirse.

"En realidad no nos importa si hay que esperar y después de la temporada turística tener que cerrar el puente de nuevo si así lo cree el juez, lo que sí que es urgente es el hecho de poder realizar pedidos con normalidad, contratar a la gente necesaria y que nuestros empresarios más jóvenes puedan pagar los elevados alquileres de hoy en día en una zona turística como esta", finiquitó Egidos.

De momento, el aspecto que presentaba ayer el paso por el viejo puente de madera, era de tranquilidad y sin atascos, si bien el hecho de que se haya habilitado el paso alternado sólo en un sentido, aunque haya ralentizado el tráfico desde el 15 de enero cuando se cerró el nuevo, sí que ayudaba al paso algo más holgado de los autobuses turísticos "que pese a todo van teniendo sus dificultades, y ya han dañado algunas señales y cables de Endesa", explicó Joan Gomila.

A falta de una nueva resolución del TSJB, tampoco hay una fecha definida para que puedan comenzar ni las obras de desvió de la electricidad, ni las que atañen a los servicios de agua corriente y alcantarillado, ya licitadas y concedidas a empresas de Mallorca, ni evidentemente pueden empezar los trabajos de demolición.