No es fácil explicarlo siguiendo una línea argumental de coherencia y sentido de la responsabilidad, porque los hechos, en sí mismos, no los tienen. Antoni Pastor, alcalde de Manacor, "en su condición de diputado al Parlament" se ha interesado por saber si el Govern está en condiciones de garantizar las inversiones ferroviarias estatales para Mallorca y a reglón seguido ha pedido que se retiren los 18 millones de euros destinados al tramo urbano del tren-tram en Manacor.

Es un cambio de vía absoluto, incluso más radical que la transformación del modelo de vehículos y sistema ferroviario que se producirá cuando el tren salga de la urbe en la que Pastor, a falta de gobernar, pretende reinar, en dirección a Artà. El alcalde que hasta ahora ha vivido del victimismo acusando a todo tipo de administraciones de cebarse con las ayudas que Manacor requiere en justicia, reniega ahora de la partida vital para la expansión del tren desde su ciudad. ¿Es un acto de altruismo y generosidad practicado desde la grandeza de miras institucionales o políticas? Radicalmente, no.

La vulnerable reacción de Pastor se produce el día después de ver como quienes se consideran perjudicados por el nuevo trazado han comparecido en formato de asociación para expresar su convicción de que el derecho de paso de SFM por el Passeig Ferrocarril, ha caducado. De ser así, resultaría un craso error que tanto el Ayuntamiento, presente en todas las polémicas, como la conselleria de Movilidad no se hubieran percatado de ello. Sería todo un descarrilamiento administrativo que en ningún supuesto minimiza el descarrilamiento personal del propio alcalde, dado que en esta última actuación de Pastor no hay nada más que un nuevo episodio de su permanente empeño en actuar como locomotora visual y casi virtual de todo cuanto ocurra o pase por Manacor. La estación de destino o los rodeos que no llevan a parte alguna son lo de menos. Lo importante es el protagonismo. A estas alturas, con crisis o sin ella, un alcalde de Manacor no puede tener una postura vacilante o cambiante sobre el entramado ferroviario de la ciudad. Pastor es víctima de un descarrilamiento reparable por frenazo brusco de protagonismo, pero de persistir en esta línea caerá en descarriamiento irreversible.