El tejido de la historia tiene a veces recovecos oscuros. Reservorios de fuerzas y tendencias que rara vez salen a la luz. Eso ocurre por ejemplo con el espectro negro de la guerra civil en Mallorca. Es un episodio para olvidar. Lejos de las batallas y las gestas de guerra, constituyó un arbusto venenoso de represalias, sórdidas venganzas, episodios infamantes. La sociedad ha querido borrar muchos de estos sucesos, relegándolos al limbo umbrío de la no-historia. Y allí siguen, latentes, dormidos sólo en apariencia.

En la ciudad de Palma quedan pocos testimonios de aquellos años trágicos. Y desde luego nada preservados. Uno de ellos eran las señales que indicaban la existencia de un refugio antiaéreo. Corresponden a los momentos en que la aviación republicana bombardeó en represalia la ciudad. Algunos recuerdan todavía los lugares donde cayeron algunas bombas. Un edificio de las Avingudes, el convento de Sant Jeroni, un solar de Génova...

Pasado el conflicto y los años difíciles, las señales seguían pintadas en las paredes. Se parecen al signo científico para indicar a un individuo del sexo masculino: un círculo con una flecha tangente. En este caso, con un punto blanco en el centro. Gracias a esta pintura, los viandantes que fueran sorprendidos en plena calle por un bombardeo podían acudir al refugio más cercano. Recintos subterráneos más o menos preparados para evitar el efecto de los proyectiles. Muchos de ellos desaparecieron, otros siguen todavía. Como sótanos lóbregos llenos de malos recuerdos.

Pues bien, también estas señales que indicaban la existencia de un refugio están en trance de desaparecer. En la calle Sant Feliu se podía contemplar hasta hace poco una de ellas en muy buen estado. Hasta que la antigua vivienda donde se encontraba se reconvirtió en bar-restaurante. Y la fachada se pintó enteramente, sin parar mientes en la existencia de aquella señal.

Que uno recuerde, en el centro sólo queda otra mucho menos visible, casi borrada. Está en la esquina que forman la Via Roma con Baró de Pinopar. Un testimonio ya mudo que parece destinado a perderse.