Opinión

Patadón para arriba

Esto no va de un proyecto colectivo o no de uno en pie de igualdad, es la supervivencia y decisión de un líder

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. / Moncloa

Pedro Sánchez jugaba en el Estudiantes, pero bien pudiera parecer que le entrenaba Clemente en la selección nacional de fútbol. El parón en su agenda política, anunciado en X (Twitter) y con un alto contenido emocional, seguido de una movilización del partido, y horas y horas de tertulia y suposiciones sobre la importancia de la salud mental, de la fragilidad de los liderazgos en una polarización asfixiante, se retoma con un ¡hola, amigos!, he vuelto.

Un presidente roto emocionalmente, que ya había decidido dimitir, un amor que todo lo puede hasta el retiro, un encierro sin anunciar ni a su partido ni a sus aliados ha revivido cinco días después con pocas señales de decaimiento. Ya ha empezado a rodar la campaña catalana, el Comité Federal del PSOE trasladó la elección de sus listas europeas a mañana una vez que Sánchez haya explicado en dos entrevistas, una televisiva y otra radiofónica, lo que no ha contado en la comparecencia.

La campaña de las pasadas generales le ha enseñado que mejor hablar directamente a la ciudadanía, como nos enseñó la nueva política cuyos partidos están casi extintos pero sus modos apropiados por los tradicionales. De tú a tú, como aquel programa de Nieves Herrero, con su pizca de emotividad y su mucho de espectacularización del dolor, así se acerca el presidente a explicarnos a sus compatriotas cuál va a ser el punto y aparte de su gobierno, cuál la regeneración democrática que va a encabezar. Nos lo va a explicar a nosotros antes que a su partido, antes que a los aliados de la investidura, porque esto no va de un proyecto colectivo o no de uno en pie de igualdad, es la supervivencia y decisión de un líder. El que quiera que le acompañe, va con las decisiones tomadas como tantas veces le recriminaron el PNV, ERC o BNG en la aprobación de leyes en la anterior legislatura. La novedad de este giro es que ni escucha ni comunica a los suyos, cada vez hace de la soledad más su ámbito, o de su libertad personal su reino.

La duda es si va a poder seguir tensando la cuerda en esa dirección si no obtiene un buen resultado en las europeas, descontando que Salvador Illa lo va a obtener en las catalanas. Entre el buen resultado de las elecciones vascas para el PSOE y el previsible de las catalanas, Sánchez decidió este impás, justo entre el perfil más bajo del PP en Euskadi y probablemente el catalán, para dar un golpe de fuerza en una sensación de victoria que el PSOE no tenía desde las generales. Una vez comprobada que la estrategia pesaba más que el amor, y que la crispación también va a ir patadón hacia arriba queda por conocer las medidas de regeneración si encuentra quién las respalde.

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