Un antiguo jefe de mantenimiento del Grupo Cursach declaró ayer ante el juez Manuel Penalva y el fiscal Miguel Ángel Subirán que el encarcelado empresario Bartolomé Cursach machacó al hotel Neptuno, que hace muchos años le denunció por el ruido que causaba la discoteca Megapark, lindante con el establecimiento hotelero. El testigo protegido también aseguró que Cursach tenía comprados a numerosos técnicos y funcionarios de los Ayuntamientos de Palma y Calvià y de varias consellerias que toleraban las múltiples irregularidades de sus locales o legalizaban a posteriori todos los abusos y obras sin licencia.

El testigo fue interrogado por el fiscal a lo largo de varias horas, declaración que hubo de suspenderse temporalmente por sufrir un mareo. Hacia las tres de la tarde la prueba se suspendió definitivamente por una indisposción del antiguo jefe de mantenimiento del holding, que, según algunas fuentes, tuvo que ser trasladado en ambulancia a un centro sanitario. El testigo aseveró que ha trabajado durante 20 años para el Grupo Cursach Ocio, pero fuentes de dicha empresa señalaron que solo estuvo en nómina unos siete años.

El exjefe de mantenimiento mantiene que conoce a fondo el funcionamiento del holding, dadas sus intervenciones en todos los negocios y las reuniones que mantenía periódicamente con el equipo directivo de la empresa.

Sobre las relaciones del Neptuno con Cursach, el exjefe indicó que se produjo una guerra entre las dos empresas y que a él le pidieron que buscara un líquido para teñir de rojo el agua de la piscina del hotel y que no se pudiera utilizar. Un amigo químico y él fabricaron una fórmula orgánica para contaminar la piscina, pero él se negó al sabotaje. Ayer explicó que no cree que el producto se lanzara al agua.

Otras de las armas contra el Neptuno fueron unas falsas obras en el Megapark, para las que se pidió licencia de trabajos menores y que consistieron en tres obreros haciendo todo el ruido posible con un martillo neumático y una viga para perturbar a los turistas del hotel. También trabajadores del Grupo Cursach contrataron noches en el hotel para luego presentar quejas y denunciarlo.

Derribar una caseta

El antiguo directivo explicó que Cursach tenía la política de ejecutar las obras y reformas con la máxima celeridad y sin esperar a los permisos y autorizaciones oficiales. Se hacía una política de hechos consumados y luego técnicos particulares y oficiales y funcionarios de los Ayuntamientos de Calvià y Palma y de varias consellerias del Govern se encargaban de legalizar las obras.

En ese sentido relató como el encarcelado empresario ordenó con ocasión de los Mundiales de Fútbol de 2006 colocar una pantalla gigante de televisión para los clientes en una plaza cerca de la discoteca BCM.

Una caseta de contadores, que abastecía de luz a una sucursal bancaria y a un local de la competencia, molestaba los planes y el empresario ordenó su inmediato derribo sin consultar a la compañía eléctrica. El cuarto fue destruido por una excavadora de manera fulminante y los dos afectados se quedaron sin suministro.

El testigo, que en unos días será interrogado por las defensas, quienes cuestionaron su credibilidad, afirmó que sabía que Cursach sufragaba fiestas en Tito's con drogas, alcohol y prostitutas para policías locales. Estos agentes, a cambio, daban un trato de favor al Grupo y machacaban a la competencia. El exresponsable ayer tener conocimiento de que en BCM u otros locales del Grupo se vendiese droga.

Por otro lado, el juez prorrogó ayer el secreto de sumario de parte de la causa por un mes.