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Deficiencias

La odisea de viajar en transporte público

La centralización del transporte público interurbano y las pocas líneas transversales que hay en Mallorca obligan a los usuarios a estar más tiempo del previsto en buses o trenes

Cola de pasajeros subiendo a uno de los buses del TIB que conectan la isla.

Dicen que todos los caminos conducen a Roma, pero en Mallorca llevan a Palma, Inca o Manacor. Todos los buses de la isla pasan o empiezan su ruta por estos tres municipios, los más importantes de la red del transporte público, incluyendo autobús y trenautobús y tren. Para llegar a Palma no suele existir mucho problema más allá de los transbordos o las esperas. ¿Pero qué pasa cuando se quiere ir de extremo a extremo de la isla? Una auténtica odisea. Es lo que vivió Cati Neus Nicolau.

Esta estudiante de Periodismo pasó un día en sa Ràpita con unas amigas, pero cuando todas quisieron volver a su casa, la cosa se complicó y tardaron casi tres horas en llegar a sa Pobla. Tuvo que coger un autobús para llegar a Palma para después subirse al tren. Cati Neus explica que las conexiones no están del todo mal, "pero el problema surge cuando quieres ir de punta a punta".

En Llevant la centralización encuentra en Manacor su punto neurálgico. Allí llegan el tren y los buses que van a Palma pasando por el Pla y también los que llegan a casi toda la costa de Llevant. Miquel Oliver, de 18 años, explica que el transporte público de Mallorca es incapaz de comunicar pueblos a pocos kilómetros de distancia de forma adecuada y, según el joven, tiene unas "frecuencias penosas". Además, añade: "Mira la distancia en el mapa y lo que el transporte público te obliga a hacer".

Es otra de las consecuencias de la centralización, la mala conexión entre pueblos que se encuentran a pocos kilómetro. Miquel Galmés, estudiante de Geografía, explica que para recorrer 24 kilómetros -que es la distancia entre Felanitx y Porto Cristo- puede estar dos horas si va en transporte público. ¿Por qué? Tiene que llegar a Manacor y allí esperar el autobús que llegue al Port. Además, explica que "hay malos horarios, el tren nunca llega pronto y el bus no lo tiene en cuenta". Esto se debe a que no todas las líneas tienen el servicio encadenado de bus y tren, por ello, cree que la planificación "es muy mala". Cuando va a la universidad combina cada día tren, metro y bus. Este estudiante opina que las tarifas "son abusivas" para el servicio que se da. Galmés considera que el servicio es caro para lo que ofrece, sobre todo a consecuencia del transbordo en el Enllaç al que se ven obligados todos los usuarios que procedan de Manacor o sa Pobla hasta que se acabe de electrificar la línea.

El caso de Felanitx y Porto Cristo no es único, hay otros pueblos cercanos entre ellos, pero mal conectados. Lloret y Sineu están a 4,4 kilómetros y la única forma que hay para ir de un pueblo a otro en transporte público es haciendo múltiples transbordos entre bus y tren. Otro ejemplo de esta mala conexión es Muro y la Platja de Muro. No hay una línea de bus que conecte el pueblo con su playa.

Turismo y transporte

Las consecuencias de esta centralización también la viven los turistas. Ewa Zapart, transfer y vendedora de paquetes para Europalia, explica que se venden muchas excursiones culturales con transporte incluido en Calas de Mallorca, porque los turistas tienen "dificultades con los autobuses de Mallorca".

Lucía García, asturiana, estuvo casi un mes en Palmanyola con su pareja. Para moverse no utilizó el transporte público, sino el coche, porque el núcleo de población "no está bien comunicado con las diferentes zonas de Mallorca, además es carísimo comparado con el de Asturias".

Julia Sánchez, una turista de Almería, pasó una semana en Cala Rajada con una amiga. Opina que el transporte público de Mallorca está "muy mal planificado" y no ve "normal" que para desplazarse desde pueblos como Cala Rajada a Palma tenga que estar casi dos horas en autobús, además de pagar 21 euros por un billete de ida y vuelta. Julia explica que le sale más barato ir de Almería a Granada que de Cala Rajada a Palma. También muestra su indignación con el precio del billete: "Me parece un robo al propio turista".

Además, apuesta por las nuevas plataformas: "No me sorprendería que compañías competidoras y tan polémicas hoy en día como Uber o BlaBlaCar se pusieran a funcionar cada vez más en la isla, porque lo más seguro sería que descendiera considerablemente el número de personas que usa el transporte público como única alternativa".

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