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Los hoteleros pidieron al PP que dejara gobernar a Armengol

Barceló hotelero y Barceló conseller son el mismo Barceló. El parecido razonable entre Simón Pedro Barceló y Biel Barceló, dos primos a ambos lados de la ecotasa y del Palacio de Congresos. Además del vínculo familiar, el padre del político trabajó siempre en el grupo turístico.

En Mallorca nos conocemos todos”, sentenciaba Gabriel Cañellas para justificar las sospechosas coincidencias entre los favorecidos por su reinado. Y se quedaba corto. Somos una gran familia. Lo confirmo cuando mi interlocutor especifica que “Barceló, el hotelero, está en contra de la ecotasa de Barceló, el conseller de Turismo”. Le reprendo con suavidad su voluntad de deslindarlos. “Son el mismo Barceló, vástagos de un tronco común de Felanitx”.

Simón Pedro Barceló, singular empresario y copresidente del Grupo Barceló, es el primo segundo de Biel Barceló, singular vicepresidente del Govern porque se negó a presidirlo. El padre del líder de Més es primo “bueno” de los hermanos Gabriel -87 años- y Sebastián -ya fallecido- Barceló, creadores del imperio y pioneros de la sucesión que Fluxá y Escarrer solo acometen a regañadientes.

La vinculación familiar del copresidente con el vicepresidente, a ambos lados de la ecotasa y del Palacio de Congresos, se refuerza con lazos laborales. El padre de Biel Barceló trabajó en la división de autocares del Grupo Barceló. Cuando la empresa de transportes fue vendida, se incorporó como ejecutivo a las agencias de viajes de la misma corporación. La estrecha relación despertó suspicacias sobre la gestión turística del líder de Més.

De momento, la ecotasa sigue su curso, más ambiguo sobre su destino que tortuoso en cuanto a su puesta en funcionamiento. En el segundo conflicto familiar, Barceló hotelero mantiene su relación esquizofrénica con un Palacio que primero infundió, luego desfondó y ahora quiere refundar. Ni lo derriban como siempre hemos defendido, ni lo acaban. El grupo turístico vuelve a estar en manos de Barceló político por partida doble, como propietario de la mitad del engendro en el Govern y como controlador de la política turística de Cort a través de Més.

Barceló pide una indemnización por el Palacio a Barceló, que Barceló podrá pagar con la ecotasa que rechaza Barceló. Nos liberamos de la anfisbena borgiana, para recordar que la hostilidad hotelera contra el Govern está muy impostada. Los empresarios turísticos solo tienen pánico de Podemos, porque ya han hecho excelentes negocios con PP -siempre- y con el PSOE, de 2007 a 2011.

La apuesta de los hoteleros por el bipartidismo llega al extremo de que, al comprobar que el PP quedaba descartado para gobernar Balears tras las elecciones de mayo, propusieron a los populares que apoyaran con su abstención un Govern en minoría de Francina Armengol. Es decir, una Gran Coalición invertida. Cualquier cosa antes de que la presidenta se arrojara en brazos de Podemos, donde cada cargo es una corriente. Este comportamiento es significativo más allá de su valor histórico, porque en Madrid se está jugando la misma baza. Rajoy y Pedro Sánchez no han de seducir a Ciudadanos o Podemos, sino a un empresariado dispuesto in extremis a doblegar a los conservadores para que protejan a los socialistas de los antisistema. Nadie dijo que la política fuera sencilla.

La Armengol investida con la abstención del PP estaría libre de ecotasas, pero no dramaticemos el impacto de la recaudación impositiva ni las quejas de los intermediarios. La semana pasada se personaron en Mallorca los responsables del tercer tour operador británico. Con todas las camas de la isla vendidas, venían a implorar acomodo para un millón adicional de turistas ingleses, que no desean arriesgarse al Mediterráneo sur.

Si no vas a desmantelar un Palacio sin postulantes ni quieres regalarlo a precio de saldo, siempre puedes alquilar el mamotreto de 130 millones a quien lo desea fervientemente, a cambio de un precio elevado y de la paz turística. Ojalá hubiera otro pretendiente loco para el Palma Arena. Y si cree que la diarquía Barceló es la única contradicción autóctona, recapacite sobre la ironía de que Balears haya enviado a Madrid a un diputado y un senador nacidos en Caracas, Ramon Socias y Francesc Antich respectivamente. Con el agravante incomprensible de que ninguno de ellos milita en el partido venezolano Podemos.

La soledad del poder solo es superada por la soledad de la pérdida del poder. No se me ha ocurrido a solas, sino mientras contemplo al micromegalómano José Ramón Bauzá, jugando en solitario al golf en son Termens. A propósito, Biel Company no lo tiene tan claro como presidente del PP balear. El problema no radica en sus rivales sin fuelle, sino en los partidarios que se le van descolgando porque les asusta. Un problema adicional para Marga Prohens, que siempre apuesta por el ganador.

Si tengo que enumerarles todos los acontecimientos aquí prefigurados y cumplidos, me quedo sin espacio. Recuerden sin embargo dónde leyeron antes el trazado de la descacharrante operación de Sa Nostra en Miami, y la predicción de que el propio Banco Mare Nostrum llevaría ante los tribunales a directivos de la caja como Pere Batle. El 11 de enero, mientras la Infanta se sentaba en el banquillo, el exdirector general de la entidad pasó la mañana en intenso conciliábulo, en el bar más próximo a la Escuela Balear de Administración Pública donde tiene lugar el proceso del siglo.

Y recuerde también dónde leyó por primera vez el nombre de Margarita Cardona Cardona, la ibicenca promocionada por Jordi Évole y contratada como la nueva killer de IB3 por Andreu Manresa. Por cierto, menos chufla con la chufa del canal. El juez José Castro ha visto esta semana Los odiosos 8, esperemos que no tomara nota. Vean El hijo de Saúl, si desean conocer la sensación de vivir en un campo de concentración. Pregúntense a continuación quién enviaría Loreak a fracasar en los Oscars.

Reflexión dominical palaciega: “La última esperanza del Palacio de Congresos es que caiga por su propio peso”.

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