En las aulas, el entusiasmo por enseñar se convierte en motivación por aprender. Todo se contagia. Ésta parece ser una de las claves del éxito de Celso Calviño (Llucmajor, 1948) y Jerònia Sampol (Lloret, 1951), dos profesores que este curso dicen adiós a las aulas del colegio Rafal Vell tras casi 40 años trabajando para “formar a personas”. A base de muchas horas extra (nunca pagadas), ilusión inagotable, renovación constante y pioneras iniciativas, estos dos docentes han logrado que varias generaciones de niños disfrutaran aprendiendo. Además, todo lo han hecho juntos, conformando un auténtico “matrimonio pedagógico” que ha recogido, junto a sus alumnos, numerosos premios por sus proyectos, además del reconocimiento de la comunidad educativa de la isla.

Trabajo conjunto y formación permanente

Coordinación y renovaciónTrabajo conjunto y formación permanente

Viendo el entusiasmo con que han desarrollado su labor hasta el final, la pregunta sale sola: ¿Cómo enfrentarse a una clase año tras año sin quemarse? ¿Cómo se mantiene la ilusión inicial? Para Calviño lo fundamental es “tener vocación”. Apunta que no hay que mirar las condiciones profesionales (esos tres meses de vacaciones que los demás trabajadores les envidian siempre), sino que “te guste enseñar”. Para mantener la ilusión, prosigue, “has de trabajar para que el alumno se implique y sea participativo, hay que salir de la enseñanza tradicional, ir más allá del libro de texto”. Y para eso, hay que innovar: “Leer muchos libros, hacer cursos, participar en todo lo que puedas....”.. Siempre han intentado estar muy al día, para lograr un círculo de motivación: “Hay que buscar que el alumno se motive, y eso te motiva a ti. Si el aula es rutinaria eso cansa al alumno y al profesor, cada mañana has de lograr que sea algo nuevo”.

Sampol asiente y respalda todo lo que dice su hasta ahora compañero de fatigas. Señala que precisamente esa coordinación que han mantenido estos años, esta relación de mucho “diálogo y también discusiones” ha sido fundamental para seguir tirando para adelante con las mismas ganas que al principio. Insiste además en la necesidad de renovarse continuamente y pone el ejemplo de las nuevas tecnologías: “Mira con las pizarras digitales [que han llegado este curso, a un año de su jubilación], nos hemos tenido que poner al día y hemos visto que es un recurso muy importante”.

“Hemos estado en la prehistoria hasta ahora”, añade Calviño, “las pizarras digitales tienen un potencial enorme, porque por ejemplo si estudias los accidentes geográficos puedes ir enseñando las fotografías, y el alumno lo ve, no sólo lo oye”.

Los cambios vividosLey tras ley y con alumnos diferentes

“Hemos vivido cambios muy grandes”, narra Calviño, “todo empezó a partir de 1973 con la ley de Villar Palasí, que quería modernizar la educación, luego vinieron los programas renovados, la LOGSE, la LOE, con todo lo bueno y lo malo.... En principio estábamos de acuerdo con la filosofía de la LOGSE, porque permitía que la educación se amoldara a los cambios”.

Sampol señala otro cambio fundamental: el de los alumnos. “Hay diversificacón, alumnos inmigrantes y llegados de otras comunidades”, relata, “en el Rafal Vall hemos tenido suerte porque el alumno es estable, empiezan con tres años y duran mucho, no hay tanta movilidad como en colegios de zonas costeras, donde a lo mejor llegan alumnos a mitad de curso y se van a los tres meses”.

Cultura del esfuerzoEnseñarles a estudiar y, sobre todo, a razonar

Los alumnos han cambiado. ¿Tienen razón aquellos que dicen ‘es que los jóvenes de ahora no se esfuerzan’? Calviño cree que en la sociedad actual “los chicos se han acostumbrado a que les den todo hecho” y ahí el profesor también tiene una responsabilidad importante: “Tiene que hacer todo lo posible para potenciar el esfuerzo, es indispensable”.

Sampol también considera un factor el hecho de que los dos padres trabajen y puedan estar “menos encima de los niños”. Por eso, señala, “hay que potenciar que ellos mismos sean capaces de organizarse y ser responsables”.

Para lograr esa autonomía, de organización y de pensamiento, Calviño explica que han trabajado mucho las asambleas de clase, en las que cada semana se hacía un debate para ver qué problemas había y cómo solucionarlos”. Además, han hecho mucho hincapié en enseñarles técnicas de estudio. “Al principio les cuesta razonar y resumir lo importante, pero luego al curso siguiente vives de rentas”, apunta ella.

“Formar a personas” y “enseñarles a razonar” han sido siempre sus dos objetivos básicos. “A veces en los insitutos incluso nos han criticado que envíamos alumnos demasiado críticos”, asegura Calviño.

Reconocimiento al docenteUna imagen social que se ha deteriorado

Sampol lamenta como en estos años “se ha deteriorado” la imagen del profesor y Calviño envidia el reconocimiento social que tienen los docentes en Finlandia (referente educativo mundial). Les gustaría que su opinión profesional tuviese el mismo peso en su campo que, por ejemplo, la de los médicos, “a los que se les escucha y respeta”. En el caso del Rafal Vell, ella considera que han tenido mucha suerte porque las familias “se han implicado y colaborado mucho”, algo “fundamental y que no sucede en todos los centros”.

¿Hace falta que se les nombre autoridad pública? Nunca han vivido situaciones de conflico, pero conocen a compañeros “que lo pasan mal”. Para ella el inicio del problema está en la educación que no reciben en casa: “Antes te enseñaban valores en casa y en la escuela seguías aprendiendo; ahora a la escuela le piden que haga demasiado, familia y escuela han de ir juntas”.

¿Cómo mejorar la educación?Bajar ratios, lograr un pacto y asentar la lecto-escritura

Para lograr unos mejores indicadores y resultados en el sistema educativo, el veterano profesor cree fundamental replantearse “el proceso de lecto-escritura”. “Cuando un alumno promociona de ciclo y no ha asumido los elementos básicos de lecto-escritura, tendrá problemas después, ahí comienzan todos los problemas, se ha de potenciar los fundamentos: que se sepan expresar, la compresión escrita... Si arreglamos esto, podríamos comenzar a mejorar”, sostiene Calviño que cree necesario elminar el “dogma de fe” que se ha hecho con las doctrinas de Piaget, que marcan de forma muy definida las etapas de aprendizaje.

Su compañera considera imprescindible además aumentar los recursos y bajar “la masificación en las aulas de Infantil y primer ciclo de Primaria”. Además, ambos ven de vital importancia que se logre de una vez el manido pacto por la educación, que los partidos consensúen “una ley educativa como Dios manda, que no cambie cada cuatro años”.

La lengua en la enseñanzaNo hacer un problema cuando no lo hay

El conocimiento del entorno y de la lengua y las fiestas propias es una de las líneas seguidas por el Rafal Vell y por estos profesores. Respecto al tema de la presencia del catalán en las escuelas ( puesto sobre la mesa por el nuevo Govern), Sampol cree si se plantea su enseñanza de forma natural “no hay ningún problema: los problemas los crean los adultos”.