El botellón puede genera algunos problemas y molestias a los vecinos, pero no es para tanto. Esta es la opinión de la mayoría de los jóvenes que suelen participar en ellos. ¿Deben las administraciones crear una normativa para regularlo? La respuesta es no, aunque algunos jóvenes afirman que un poco más de control en las grandes concentraciones no vendría mal

"sobre todo para regular el tráfico y mejorar la seguridad", dice un joven, porque los hay que beben sin control, aunque la mayoría dice que "controla". "Lo importante es que estamos con los amigos y hablamos de lo nuestro, bebiendo algo, pero sin pasarnos", apunta otro. Lo que los expertos llaman "socialización" es uno de los puntos fundamentales del botellón. Por eso, la idea de construir un gran espacio para que se pueda practicar el botellón, como propuso hace unos meses el Ayuntamiento de Palma y ya se ha instaurado en otras ciudades españolas, no parece que pueda tener futuro. "Si se creen que vamos a ir, lo tienen claro, ¿se creen que estamos enfermos y nos pueden internar?", se pregunta un joven universitario. Otro responde de manera contundente cuando se le menciona esta posibilidad: "A mi esto del botellódromo me parece una tontería. No le veo futuro".