Desde que depositó los tres millones de fianza que le libran por ahora de la cárcel, Jaume Matas es productivo para todos. No es que quiera, pero lo es. Justicia obliga: cada vez que una fianza entra en la Cuenta de Depósitos y Consignas que gestiona Banesto para el Ministerio de Justicia, el reloj de los intereses empieza a correr. No lo hace a velocidad de hipoteca de simple mortal, pero avanza inexorable incluso para el divino ex president del hágase. Su fianza de récord le concede el dudoso honor de ser el poliimputado más rentable de España: los tres millones de garantía con los que el Banco de Valencia le ayudó a eludir las rejas le reportan al bolsillo de todos más de 90.000 euros al año.

La cifra es gruesa si se compara con la de otros imputados célebres de la isla con más encausados por escaño cuadrado, pero se queda corta si se toma como referencia el agujero que dejó en las cuentas públicas el Palma Arena. A razón de 90.600 euros en intereses anuales, los mallorquines tardarían en recuperar los 62 millones extra que pagaron por un velódromo aún intransitable 688 años: casi una edad

geológica. La de Jaume Matas.

Y aún así el ex president del palacete y el Palma Arena nunca fue tan rentable para la cosa pública. Tampoco Maria Antònia Munar. Ni Nadal, Vicens, Buils, Ballester, Ayreflor o Flaquer, por citar solo a algunos de los políticos profesionales que durante lustros, presuntamente, se lucraron en cargos pagados con fondos públicos y hoy penan con patrimonio sus excesos en la gestión de los recursos ajenos. Entre unos y otros, han depositado fianzas penales por valor de 5,6 millones, una cifra que según los tipos de interés que confirma el ministerio de Justicia reporta a las arcas públicas 170.000 euros al año, que saben a poco por varias razones.

La primera y fundamental es que ese rendimiento está lejos de compensar el dinero público desaparecido, malversado o directamente robado. Los 688 años que se tardaría en pagar el desfase del Palma Arena con los intereses de la fianza Matas dejan clara la desproporción, que sería menor si no influyese un segundo factor: el euríbor. El índice que mantiene en vilo a todo hipotecado de bien rige también en el caso de las fianzas de los presuntos corruptos, que desde el 1 de enero rentan a la caja común un interés equivalente al euríbor más 1,8 puntos.

Y por ahí también sale perdiendo la hucha de todos. El índice está más encogido que nunca. Cotiza a un bajísimo 1,22% que da aire al presupuesto familiar pero hunde la rentabilidad de la cuenta de fianzas. Los tres millones de Matas que este año reportarán al Tesoro Público 90.600 euros en intereses habrían supuesto una tajada de casi 220.000 en tiempos no muy lejanos, allá por 2008, poco después de que el ex president se dejase el cargo en las urnas. Y lo mismo sucede con el resto de poliimputados que se asoman al gráfico que acompaña a esta página, en la que ninguno hace sombra a Matas en lo que a rentabilidad criminal se refiere.

Otra cosa es la responsabilidad civil. Ahí Matas cede el cetro de rey de las fianzas (aún no se le ha fijado cuantía de responsabilidad civil), aunque el liderazgo no va muy lejos. Queda en los dos mismos partidos: PP y UM, que colocan en lo más alto a tres de sus cargos de postín. El puesto de más fianza y menos lustre es para Miquel Ángel Flaquer, ex presidente de UM sobre el que pesa una caución de 38 millones de euros, tan gruesa que en el momento que se deposite generará más de un 1,1 millones de euros en intereses anuales. Después surge el nombre de un ilustre del PP, José Juan Cardona, al que su fianza de 4,8 millones no le impide mantener cargo y caché en el partido de Rajoy. Completa el podium la omnipresente Munar: como Matas, ha encontrado en las fianzas una forma de ser productiva para la sociedad, a la que agasaja con 86.000 euros al año en intereses no deseados. Munar, Nadal y Flaquer hacen de hecho de UM el partido más productivo en la industria de la corrupción política: los tres ex presidentes del partido generan sin quererlo casi 1,3 millones en intereses (bancarios, se entiende), la parte más generosa de las fianzas que revierten en la caja de todos.

Mallorca no ve un euro

O más que de todos, de algunos. Porque la Justicia mallorquina no se queda directamente ni un solo euro de los 1,66 millones que generan en intereses las fianzas de sus políticos más controvertidos. Ese dinero va al Tesoro Público y pasa a ser gestionado por el Gobierno, al que algunas autonomías han empezado a plantar batalla. Es el caso de Cataluña, que tras lograr la transferencia de competencias judiciales reclama beneficiarse de las fianzas de sus encausados. Peor lo tiene Balears, atascada en la fase más embrionaria de la reivindicación: la de reivindicar las competencias que otros ya ejercen.

La isla con más imputados por cargo electo queda así fuera del reparto de beneficios de la productiva industria local del presunto corrupto, que puede llegar a ser muy lucrativa. Sobre todo si a Matas y compañía se les ocurre darse a la fuga: en ese caso la fianza completa pasaría al Tesoro Público en menos tiempo del que tardan en inflarse las facturas del Palma Arena. Algo que con Matas podría llegar a ocurrir. O así lo cree el juez, que le aplicó la mayor fianza a su alcance ante el temor a que el ex president imputado por prevaricación, fraude, malversación y blanqueo desaparezca en busca del dorado que se le supone. Que Matas nunca fue tan rentable para lo público, pero según se teme el juez sí que se esforzó en serlo para sí mismo.