El ambicioso estudio de la plataforma Numbeo en torno a quinientas metrópolis mundiales adjudica a Nueva York el índice arbitrario de 100 en coste de la vida, cesta de la compra, precio de restaurantes y de alquileres. La buena noticia es que Palma, incluida entre las ciudades más significativas del planeta, no supera en ninguna de las categorías citadas a la referencia neoyorquina. La mala noticia es que la capital de Mallorca milita entre los enclaves con una mayor exigencia económica hacia sus vecinos entre el medio millar de urbes examinadas, que ascienden en realidad a 563.

El apelativo de «la mejor ciudad del mundo para vivir», atribuido por el Sunday Times londinense, ha sido contraproducente para Palma. Ese título se ha convertido en la cita inevitable en centenares de reportajes, con el consiguiente efecto llamada para los nuevos residentes que definen la gentrificación. A cambio, y según refleja el estudio de Numbeo, la capital mallorquina también puede aspirar al calificativo de «una de las ciudades más caras del mundo para vivir», con un encogimiento progresivo de la relación calidad-precio. En el capítulo englobador del coste de la vida, se sitúa en la posición intermedia número 275, pero con un 63 por ciento de los precios disparatados de Nueva York. De hecho, solo es un poco más barata que su vecina Dubai, más cara que Madrid en décimas, a la altura de Barcelona, y por encima de casi todas las ciudades españolas consignadas. Solo Bilbao le ofrece un respiro en este apartado entre los enclaves estatales.