La fiscalía del Supremo no solo encuadra a Puigdemont como un terrorista a la altura de Bin Laden. Quince de los catorce fiscales del alto Tribunal también ven indicios de terrorismo en las reuniones del Consejo de Ministros. Dado que la amnistía protege a terroristas, y que el Gobierno ha deliberado sobre la amnistía, no se necesita el esplendor intelectual de un jurista para concluir que el gabinete funciona como una exaltación del terror.